En el mundo entero, desde tiempos muy remotos, hombres y mujeres, familiares y amigos, líderes y discípulos han imaginado el futuro. Sus sueños fueron diversos; algunos nunca dejaron de ser una fantasía, pero otros se convirtieron en realidad y cambiaron el curso de la historia.
Cada cambio generó nuevos cambios, nuevas tendencias e innovaciones, que han impactado de manera significativa el futuro que vislumbraban.
Muchas personas sienten gran frustración al ver estos cambios, porque precisamente cuando se han amoldado al cambio más reciente, se precipita el próximo y luego otro.
Es tan fácil decir no a una nueva idea, después de todo las nuevas ideas provocan cambios o rompen el status quo, crean incertidumbre y hasta es menos problemático hacerlo de la misma manera que lo hemos hecho siempre.
Las nuevas ideas son resistidas en todo el mundo, incluso en las reuniones de directorio, las buenas ideas son descartadas, por personas que asumen que el futuro es simplemente una mera extensión del pasado.
Es válido preguntarse, entonces: ¿Qué nos impide aceptar nuevas ideas?
Pioneros y Colonos.
Entonces, ¿dónde está la clave? ¿cuál debe ser nuestro comportamiento? Fíjese que es el colono el que siempre pregunta ¿hay algún peligro?, en cambio el pionero responde ¡No, adelante! Es porque no teme a los peligros. Los pioneros van siempre al frente del riesgo. El colono necesita un mapa detallado. Los mapas de los pioneros son siempre rudimentarios, están llenos de incógnitas. El pionero los construye, a partir de muy pocos datos.
El pionero utiliza un tipo muy especial de conocimiento, una capacidad especial de tomar decisiones correctas y acertadas con muy poca información. Si tienes que justificar una decisión con datos, éstos nunca serán los suficientes. Tendrás que usar la intuición. Porque nunca dispondrás de la información necesaria.
La intuición es el único camino que te llevará al éxito, si te pones a esperar contar con todos los datos necesarios, éstos nunca llegarán porque te pasarás la vida reuniéndolos. ¿Con cuántas observaciones el científico puede concluir algo que se ajuste a la realidad? Nunca serán las suficientes, siempre tendrá que verse acotado por algún límite.
Pero la intuición por sí sola no basta para tener una actitud de pionero, hay que tener valentía, coraje. La valentía y el coraje son la fuerza que nos permite llevar adelante nuestra intuición. Aquello que nos impulsa a hacerlo, que nos permite dar un paso sin temor a mirar hacia atrás, porque estás seguro de que el camino que abres te brindará nuevas satisfacciones, horizontes y sueños.
A la intuición y al coraje hay que agregarle un tercer ingrediente: la perseverancia, es decir, la capacidad de levantarse y seguir buscando, la intención de no detenerse, de continuar porque al final llegarás y encontrarás lo que estabas buscando. El que persevera encuentra.
Como cita James Hunter en su libro “La Paradoja”: “Si no cambias de dirección, acabarás en el lugar exacto al que te diriges”. La idea no es llegar a ese lugar, la idea es descubrir nuevos lugares, hacer realidad los sueños, supone convertirse en un pionero de paradigmas.
Para los pioneros de paradigmas no hay sueños que no se puedan cumplir, lo que hay, es un amplio horizonte al que conquistar, el lema de los pioneros será siempre ¡adelante!
Los que hicieron el camino.
En los primeros años de la última década, la impresión que se observaba de nuestro país, correspondía perfectamente con la de un emprendedor de paradigmas, un caso poco común para una nación de este lado del mundo, de las denominadas economías latinas, era la única que sobresalía por su equilibrio, por su austeridad en el gasto público, por su pujanza, en fin, por su capacidad innovadora, y por el empeño en sus empresarios para proponerle al país y al mundo una nueva cara, una nueva imagen.
En pocas palabras, nuevos negocios, nuevas ideas, nuevos paradigmas.
En el estado se vislumbraban programas eficientes de desarrollo social y una prometedora visión del porvenir económico para una gran masa de familias, que verían en un futuro no muy lejano consolidar una posición más confiable o segura para sus hijos.
En efecto, las tendencias de la empresa a fines de los ochenta y comienzos de los noventa, reflejaban una realidad sin parangón para el resto de las economías de la época.
El comportamiento inusual o innovador en materia de negocios no siempre es comprendido por el resto que ve con asombro la aparición de nuevas tendencias o la proposición de productos para nuevos mercados que permitan abrir caminos inexplorados.
El comportamiento pionero de algunos pocos fue como el de los soñadores que permitieron cambiar al mundo, sueños que fueron y que ya no son. Sueños que se hicieron realidad, patrones de conducta que jamás se pensaron, comportamientos tan diferentes que cambiaron hasta el modo de pensar, o de enfrentar un problema.
Cambiar un paradigma significa cambiar la forma de hacer las cosas, modificar el mecanismo que te ha permitido resolver un problema, cuestionar tu propio sistema. Aquí subyace la esencia de esta cuestión.
¿Cuántos somos capaces de afirmar después de analizar con un mínimo de rigurosidad o de experiencia, que lo que hemos estado haciendo, se puede hacer mejor, o más aún, que se puede hacer definitivamente de otra forma?
¿Estamos preparados o dispuestos a dejar el antiguo paradigma para proponer uno nuevo? Si sabemos que el antiguo nos da resultado ¿para qué seguir aferrándonos al mismo? ¿Es acaso el peso de éste, eterno o definitivo?
La respuesta es sin dudas un rotundo no.
Lo que buscamos es romper la inercia, proponer algo totalmente nuevo. Supondrá ser capaz de llevar adelante un nuevo paradigma, dejar de creer en aquello que nos resultó por tanto tiempo, para reemplazarlo por otro y luego vendrá otro…
Cualquiera se cansa, con tanto avance; pero si hay algunos que ni siquiera los ven, creen poder seguir en el mundo sin considerarlos o simplemente con ignorarlos.
Resulta increíble la capacidad de algunas personas para sobrellevar los cambios, para pasar de uno a otro con facilidad y hasta con gracia.
¿Qué es lo que les permite aceptar los cambios, antes que usted y yo? y ¿cuál sería el impacto para usted y su empresa si usted tuviera la capacidad de anticipar el futuro al igual que ellos?
¿Cuántos casos?
Siempre hay pioneros, en todos las áreas del saber , Gaudí, Picasso, Rugendas o Subercaseaux; en el campo de las artes, o Cervantes, García Márquez, Mistral, y Blest Gana, en las letras ; Newton, Pascal, Lavoisier o Darwin; en las ciencias; Aristóteles, Kant , Descartes, o Santo Tomás en la filosofía; todos han construido paradigmas que se han transformado en el referente o la coordenada que sostiene a una gran cantidad de conocimientos, han transformado la forma de ver al mundo, la forma de vivir para muchas personas, países y hasta épocas.
En el campo de las tecnologías, Marconi, Graham Bell, Pasteur y Ford, constituyen casos concretos de pioneros que abrieron nuevos senderos.
El estándar existente se ha vuelto obsoleto; lo que le hizo el reloj de cuarzo al reloj de cuerda, la calidad total a la cantidad total; el transistor al tubo de vacío; el computador a la máquina de escribir o a los archivadores; el PVC a los metales, la fibra óptica al cable de cobre, la fotocopiadora al papel de calco, y tantos otros casos.
Pero no lo dude por ningún momento. Usted también puede ser un pionero de paradigmas.
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