Solemos decir “no queremos profesores profesionales sino profesionales que se dediquen parcialmente a la educación” … Esto equivale a decir “no queremos mecánicos profesionales sino profesionales que se dediquen a la mecánica” … La pregunta es: ¿qué herramientas educativas le entregamos a esos profesionales para que puedan hacer una mejor gestión como docentes?
Es simple ver que no basta con una definición que asume a priori la adquisición de competencias pedagógicas, cuando lo que en realidad ocurre es que los docentes transfieren natural y mecánicamente a sus estudiantes, los modos pedagógicos en que fueron enseñados, lo que, a mi juicio, los desconecta de la trascendencia que tiene el formar a otros, por carecer de herramientas técnico-pedagógicas de lo que significa enseñar con nuestro Modelo Educativo curricular.
Para graficar la necesidad de incentivar y facilitar el desarrollo de competencias en nuestros docentes, cito un correo electrónico recibido de una alumna, quien comparte sus percepciones y emociones a partir de una práctica evaluativa de su profesor: “… la situación fue que a comienzo del taller él partió su clase diciendo que había tomado las quejas de los alumnos antiguos y que sería más aprensivo y no tan pesado. En fin, yo en ese momento me di cuenta que él era más exigente de lo que pensé.
Bueno el día de una entrega nos hizo colgar las respectivas láminas y antes de hacernos salir de la sala nos dice que va a poner un número a cada lámina, serán 5, las 5 peores, y yo estuve entre esos 5 y cuando me tocó el momento de defender mi lámina el caminaba alrededor de la sala con cara de extrañeza porque ¿cómo podía hablar semejante defensa? y me reiteraba lo que tenía que decirle pero llegó un momento en el que me sentí avergonzada de partida por ser una de las 5 peores y, además, por no entender que era lo que él me pedía que dijera y bueno después tuvimos dos entregas más de lo mismo y yo mejoré mis láminas pero nunca hubo algo que de verdad me dijera que estaba bien o si iba por buen camino. Yo sé que debe ser exigente y nos está acostumbrando a lo que veremos cuando egresemos, pero aquí no estábamos en una obra y la humillación la sentí yo, a lo mejor no todos lo vieron así pero me sentí de alguna manera un poco ridiculizada”.
Tal como se expresa en el párrafo anterior, todos nuestros docentes se ven enfrentados a emitir juicios respecto de los aprendizajes que logran sus estudiantes. Juicios, que pueden afectarlos positiva o negativamente. En este sentido, la ausencia de validez, confiabilidad y objetividad de una evaluación puede provocar desmotivación y sentido de injusticia en los estudiantes, no contribuyendo a un ambiente de aprendizaje significativo para ellos (Föster Marin y Rojas – Barahona, 2008). Trabajar el concepto de feedback efectivo y evaluación progresiva con los alumnos. La retroalimentación tiene el potencial de apoyar el rendimiento académico, promover la motivación, la autorregulación, permitiendo a los estudiantes acortar la brecha entre su desempeño actual y deseado (Black P. y William D., 1998).
Por otra parte, se hace necesario e indispensable trabajar también con estos profesionales dedicados a la docencia el modelo constructivista, que concibe la enseñanza como la organización de métodos de apoyo que permite a los alumnos construir su propio saber e incentiva al docente como un profesional autónomo que investigue reflexionando sobre su práctica. En su dimensión pedagógica, el modelo constructivista, concibe el aprendizaje como resultado de un proceso de construcción personal-colectiva de los nuevos conocimientos, actitudes y vida, a partir de los ya existentes y en cooperación con los compañeros y el facilitador (http://modelospedagogicos.webnode.com.co/modelo-constructivista)
El desarrollo de competencias docentes como las expuestas en los párrafos anteriores no se produce de manera espontánea, sino que requieren necesariamente de un proceso formal que involucre activamente a los docentes y que cuente con altos estándares de calidad. ¿Cómo abordan este importante desafío los países con los mejores sistemas educativos en el mundo? Al estudiar buenos modelos educativos, como por ejemplo el finlandés, podemos apreciar que, en general, han optado por el camino de la certificación de competencias, donde prácticamente el 100% de sus docentes están “certificados”, una suerte de garantía de habilitación, calidad y seriedad de lo que se imparte hacia quienes confían en las distintas instituciones o sistemas.
Considerando lo mencionado en el párrafo anterior, creo que, en nuestro caso, debiéramos modificar la frase inicial por esta: “no queremos profesores profesionales sino profesionales que se dediquen parcialmente a la educación, a quienes certificamos respecto de las herramientas pedagógicas necesarias para asegurar una adecuada implementación del modelo de enseñanza constructivista, basado en competencias y centrado en el alumno y sus potencialidades”.
Para esto, tenemos que desarrollar un plan modular de certificación (40-50 hrs.) para nuestros docentes, en temas claves como:
– Modelo Constructivista
– Dar Feedback positivo
– Cómo Evaluar objetivamente
Apoyarlos con la entrega de herramientas que les permitan de mejor manera realizar el proceso de enseñanza y aprendizaje, nos puede reportar importantes resultados en la adquisición de competencias de especialidad y de empleabilidad. Debemos asumir que hoy todos están de acuerdo en que las instituciones deben ser capaces de demostrar su eficacia educativa con indicadores objetivos como retención, empleabilidad, colocación laboral y con aportes significativos como profesionales destacados al país. Por último y especialmente relevante para nuestra institución; formar personas con una escala de valores sólida.
Al menos para mí y mis docentes, este será un “desde” a contar del 2015.
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