Si un profesor de la edad media viajara en el tiempo y entrara a cualquier aula de hoy, instalada en cualquier institución de educación superior, se sentiría como en su época y podría pedir hacer una clase como las que hacía 500 años atrás. Nada de lo que observe lo va a contrariar; la disposición de alumnos frente al maestro es la misma, los colores son similares y, además, los alumnos encontrarían que habla parecido a los de nuestra propia época (habla mucho…).
Con este ejemplo quiero ilustrar la distancia que ha pasado entre cómo se hacían las clases del medioevo y lo poco que hemos avanzado en modificar esa práctica docente. Pero, si quisiera contrariar a este maestro viajero del tiempo, cabe preguntarse, ¿Qué importancia tiene el “ambiente” para la adquisición de aprendizajes? Si lo respondemos desde la mirada clásica, se puede decir, sin culpa, que ninguna. Si lo que se quiere conseguir es transmisión de conocimiento, bastan las salas de hoy, las mismas de ayer y hace siglos. El tema es que, si queremos cambiar el paradigma educativo, de traspaso de conocimiento a construcción de experiencias educativas, la respuesta cambia radicalmente. Es imprescindible para la construcción de experiencias significativas el poder aunar: buena información, didácticas, elementos pedagógicos, tecnologías y la construcción de un ambiente propicio para desarrollar esta experiencia.
Por tanto, el ambiente es el espacio o lugar único y distintivo donde se presentan y desarrollan las condiciones necesarias para el aprendizaje, incluyendo un clima que acompaña a los estudiantes que están aprendiendo, tanto en la relación maestro – alumno o alumno – alumno, considerándose los espacios físicos o virtuales como condiciones que estimularán las actividades del pensamiento de los estudiantes. Podríamos decir entonces: a buen clima: aprendizaje eficaz.
¿Qué debería tener este ambiente?
Todo ambiente de aprendizaje al menos tiene cuatro espacios característicos y fundamentales que se relacionan entre sí, con los alumnos y el maestro, estos son: espacios de información, espacios de exhibición, espacios de interacción y de producción.
Estos espacios, generalmente, se encuentran de manera aislada, lejos de la integración hilvanada por una lógica pedagógica. Un pasillo puede ser un lugar correcto para exponer, lo mismo un patio. Los profesores sacan provecho de los distintos espacios o lugares que ofrece una institución, así se multiplican los recursos instalados, y por la especificidad de algunas materias, el laboratorio puede seguir siendo el mejor espacio para aquello. Sin embargo, es necesario comprender la cantidad de relaciones positivas que se pueden originar en una clase si estos espacios se integraran en un solo gran ambiente.
Varios teóricos han diseñado requerimientos de estos espacios, como Ma. L. Casalrrey (2000), que propone tres características para organizar el espacio:
- Pensado para los jóvenes (perfiles de usuario)
- Estimulantes, accesibles, flexibles y funcionales
- Estéticos, agradables para los sentidos
Por su parte, Lledó y Cano (1994) proponen cinco principios para desarrollar un nuevo ambiente en las salas, estas son:
- El aula debe ser el lugar de encuentro entre unos y otros
- Deben sugerir gran cantidad de acciones
- Debe estar abiertas al mundo que le rodea
- Debe ser un espacio acogedor
- Nuestra clase tiene que ser un lugar vivo, un lugar distinto, con personalidad propia.
Por tanto, la distribución en el espacio no es un trabajo meramente estético o decorativo, sino una manera de facilitar el logro de los objetivos a los estudiantes y ser capaz de incorporar de modo flexible la metodología que el profesor intente llevar a cabo. Entonces, la organización del aula siempre está relacionada con opciones metodológicas concretas que pueden ser estimulantes o inhibidoras de la actividad. Como indican Moll y Pujol (1992), los criterios metodológicos que prevalezcan en el proyecto educativo quedarán reflejados en el ambiente y en la organización de la actividad dentro del aula.
La organización espacial:
Esta influye de forma especial en el desarrollo de las actividades de aprendizaje de los alumnos, ya que contribuye a las relaciones interpersonales que se dan dentro del aula, favorecen la construcción de conocimiento y las relaciones sociales. Respecto de esto último, es imposible abstraerse de la cantidad de situaciones donde hemos desarrollado conocimiento, aprendido, generado experiencias memorables y ampliado nuestras conexiones sociales, pero fuera de la sala de clases. Espacios de ocio como una cafetería, la plaza, la playa, el paseo de fin de año, etc., son ejemplos de lo vívido que permanecen en nuestra memoria eventos significativos.
Un común denominador de todos estos últimos espacios es el ambiente de libertad que contienen para que las personas desarrollen su potencial creativo. Desarrollamos nuestros propios juegos, discusiones, mundos, y construimos colectivamente un aprendizaje basado en la experiencia compartida.
Teniendo en cuenta estos parámetros podríamos hacer una rápida evaluación de cómo estamos en Duoc UC para afrontar la educación del siglo XXI. Nuestra institución dio un paso gigantesco hace 4 años cuando incorporó Design Factory, una metodología de trabajo interdisciplinar que tiene como característica diferenciadora sus materiales de trabajo, mobiliario, construcción de espacios cálidos y elementos que dinamizan las clases. Son clases diferentes que promueven pensamientos distintos, y por tanto resultados disímiles. Es otra forma totalmente distinta de aprender, y para que eso funcione no solo es necesario tener lo físico, materiales e infraestructura, además hemos de contar con maestros que entiendan que no se pueden seguir haciendo lo mismo durante 500 años.
El desafío de enseñar a las nuevas cohortes viene amarrado a una nueva generación de espacios educativos, donde el diseño y la tecnología confluyen a caracterizar con lo mejor de sí para extraer el máximo de nuestros estudiantes. ¡Se vienen espacios y tiempos mejores! Sí, se vienen, solo en la medida que estos espacios crezcan, se multipliquen y desafíen a los maestros a proponer la próxima clase en la cafetería de la sede.
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