El concurso de Buenas Prácticas en Docencia ubica su foco en el proceso de enseñanza-aprendizaje, el que entendemos en constante modificación y ajuste. Así, este concurso se ha visto inmerso en un proceso similar, evolucionando cada año y ajustándose a la realidad de nuestra comunidad docente y los desafíos de nuestra institución.
Es de esta forma que en 2012 se realiza la primera versión del concurso, llamado Buenas Prácticas en el Aula y que contó con la participación de 18 docentes, de los cuales 10 fueron reconocidos luego de la evaluación llevada a cabo por un jurado interdisciplinario compuesto por representantes de Escuelas, Sedes y Casa Central. En esta instancia pionera en nuestra institución se buscó hacer eco de lo que nuestro Modelo Educativo define como una buena práctica, siendo esta liderada por un docente facilitador del aprendizaje, que integra actividades contextualizadas, activas y significativas, y que se lleva a cabo en un ambiente formativo que facilita experiencias de aprendizaje enriquecidas y desafiantes para todos los estudiantes. Es este tremendo desafío al que se ven enfrentados los más de 4000 docentes de nuestra institución a diario, cuya mayoría lo realiza de forma discreta y desinteresada. Este concurso busca visibilizar estos esfuerzos y reconocer a quienes tienen la disposición y generosidad de compartir una muestra de su labor con la comunidad de Duoc UC.
Como se mencionó, el concurso ha ido aprendiendo y modificándose y es así como en 2014 fue renombrado como concurso de Buenas Prácticas en Docencia, cambio que si bien pudiera parecer mínimo, manifiesta inicialmente cómo los límites de una buena práctica ya no son las paredes del aula, sino que la exceden, la anteceden y sus efectos perduran y permean, difuminando cualquier barrera. Muchas de estas prácticas nacieron años atrás, se han ido perfeccionando e incorporando los elementos propios de los estudiantes, sus conocimientos previos, preconcepciones y los resultados de experiencias similares.
Es así como, probablemente sin necesariamente conocer la teoría pedagógica, nuestros docentes se aproximan a la enseñanza desde el modelo de las 3P planteado por inicialmente por Biggs (1987, 1993) y enriquecido por Prosser y Trigwell (2006). Este modelo releva la complejidad inherente al proceso de enseñanza-aprendizaje e invita a mirarlo desde el Presagio, Proceso y Producto, todos elementos integrantes de este proceso y que tienden -o deben tender- al equilibrio. Por lo tanto, la alteración de cualquiera afecta todo el sistema. De esta forma, el presagio incluye las características del estudiante, del contexto de aprendizaje y del propio docente. Dentro del proceso se consideran las percepciones que tanto los alumnos como docentes tienen del contexto, así como las formas en que los estudiantes abordan el aprendizaje y en la que los profesores abordan la enseñanza. Finalmente, el producto refiere tanto a los resultados del aprendizaje, es decir qué se aprende, y los resultados de la enseñanza, que en nuestra institución es el logro del perfil de egreso. Solo mediante la consideración de todos estos elementos es posible entender las relaciones complejas que integran la enseñanza y el aprendizaje; es esto lo que los docentes que decidieron compartir sus buenas prácticas, de manera más o menos consciente, entendieron. Comprendieron que lo estandarizado difícilmente generará aprendizajes significativos y que la enseñanza es un proceso vivo, porque las características de nuestros alumnos son siempre diferentes, porque sus percepciones (la de los estudiantes y las propias) varían clase a clase y la capacidad de adaptarse a estos cambios se vuelve clave para lograr una experiencia de aprendizaje significativa y duradera.
Es atendiendo a la complejidad del proceso de enseñanza-aprendizaje recién descrita que en esta, la cuarta versión del concurso de Buenas Prácticas en Docencia se modificó la forma en que las prácticas fueron evaluadas y seleccionadas. Si bien se mantuvo la etapa de revisión y filtro inicial realizada por las Jefaturas de la Unidad de Apoyo Pedagógico en Sede y las Direcciones de Carrera/Coordinaciones de Programas correspondientes, las prácticas preseleccionadas fueron derivadas a cada Escuela o Programa Transversal correspondiente, quienes las evaluaron desde los prismas metodológicos, pedagógicos y disciplinares, eligiendo una práctica destacada final. De esta forma, 13 prácticas fueron seleccionadas y 2 destacadas mediante una mención honrosa. Cada práctica postuló en una de tres modalidades, pudiendo ser Trabajo Colaborativo, Innovación Metodológica o Evaluación para el Aprendizaje. Esta nueva forma de evaluar las postulaciones buscó integrar de forma equilibrada a los diferentes actores que contribuyen en la gestión docente, desde las unidades que apoyan y dirigen diariamente su labor hasta quienes definen los lineamientos teóricos y prácticos de la disciplina que enseñan. De esta manera se buscó dar un cierre al ciclo de la enseñanza, permitiendo que las unidades que diseñaron en el papel pudieran observar la forma en que los programas instruccionales y didácticos cobran vida gracias a la labor de los docentes.
Esperamos que en las versiones del concurso que siguen, sean muchos más los docentes que se motiven a compartir sus experiencias, permitiendo a toda nuestra comunidad académica empaparse de sus conocimientos, pero por sobre todo, del espíritu de constante mejora que caracteriza a estas y tantas otras prácticas aún anónimas dentro de Duoc UC.
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