El 12 de diciembre de 2015 se alcanzó un importante acuerdo mundial para combatir los efectos del cambio climático. Me refiero a la convención internacional COP21 de París, en la cual participaron representantes de 195 países, incluido Chile[1].
El cambio climático constituye el principal desafío de la humanidad en este momento, y aunque se han tomado medidas y acuerdos internacionales –como el Protocolo de Kioto y otros–, la situación atmosférica actual y las tendencias de desarrollo de las economías, están generando una amenaza potencialmente irreversible. La comunidad científica concluyó que, en cuanto se alcancen los 2° Celsius de aumento de temperatura promedio de la atmósfera respecto de la época preindustrial, se gatillará un proceso de cambios en cadena: los hielos de los polos acelerarán su derretimiento, disminuyendo progresivamente la reflexión de la radiación solar, y el aumento de temperatura promedio de los océanos los hará aumentar de volumen y acidez, dificultando la vida de algunos organismos marinos y generando nuevos procesos físicos, químicos y biológicos[2]. En el fondo, en su consumo desenfrenado de recursos naturales, especialmente combustibles fósiles, la humanidad está realizando un experimento a escala global de consecuencias difíciles de prever.
Por ello, la comunidad internacional decidió tomar medidas más ambiciosas de reducción de emisiones de carbono a la atmósfera, además de ayudar económicamente a los países más vulnerables –aquéllos que, al igual que Chile, cuentan con grandes poblaciones, ecosistemas e infraestructura en zonas expuestas a eventos climáticos extremos– en la mitigación (cambio de tecnologías para la reducción de emisiones) y adaptación (por ejemplo mover poblaciones, construir nuevas obras de infraestructura preventiva ante desastres climáticos, etc.).
¿En qué puede afectar esto a nuestro trabajo en Duoc UC? Este acuerdo nos afecta y también nos obliga, por dos razones fundamentales:
1. Como institución de educación que promueve en sus estudiantes la responsabilidad con la sociedad, haríamos mal si nuestros estudiantes no se enteran de los principales problemas y desafíos que afectan a la humanidad hoy, y de cómo ellos pueden hacer una contribución a la solución de esos problemas.
2. Nuestra pertenencia a la Iglesia y fidelidad al Papa, nos obliga a la acción. La reciente encíclica Laudato Si’[3] es un llamado potente a hacerse cargo en forma decidida por generar cambios en cuanto a la generación y uso de la energía, manejo de residuos, transporte, cuidado de los ecosistemas, etc. que no podemos desoír.
No es posible hacer una descripción completa en este artículo sobre todas las acciones que podemos y debemos implementar, sino que me enfocaré en lo principal para Duoc UC: debemos incorporar contenidos de formación básica sobre sustentabilidad en los programas académicos. No sólo porque lo dice el Papa Francisco, sino porque consideramos fundamental desarrollar en nuestros egresados un sentido de responsabilidad con la sociedad.
En segundo lugar, debemos tomar medidas concretas de reducción de emisiones, más profundas que las que hemos desarrollado hasta el momento. Existe para ello un mecanismo de financiamiento internacional[4] disponible para implementar proyectos que tengan el potencial de cambiar el paradigma actual basado en el uso de combustibles fósiles, hacia una economía baja en emisiones atmosféricas. Esto implica un desafío tecnológico importante, lo cual abre también una puerta para preparar y potenciar a nuestros alumnos en la búsqueda de soluciones innovadoras.
Busquemos el momento propicio para reflexionar con calma sobre cómo, tanto los alumnos como nosotros, llegaremos a ser gestores de una humanidad renovada que deja atrás la avidez de recursos –la valoración del poseer bienes materiales por sobre los valores humanos–, y descubramos cómo promover la motivación de nuestros estudiantes por su propio desarrollo integral, comprometido y atento a los desafíos del tiempo presente.
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