En los años sesenta, la educación técnica tuvo su máximo apogeo en Estados Unidos, dada la fuerte preocupación por parte de las autoridades por el desempleo juvenil, la decadencia urbana y la disputa de hegemonía mundial con la ex Unión Soviética que crearon una crisis en la educación pública de dicho país. Antes, la educación vocacional había sido postergada, debido al escaso conocimiento que las autoridades federales y estatales tenían respecto de este tipo de educación, así como también a la falta de interés de la comunidad académica por abordar temas asociados a la educación vocacional.
Sin embargo, la gran reforma fue gracias a la promulgación de la Ley de Educación Vocacional del año 1963, la que expandió el alcance y la influencia de esta educación en las escuelas, al destinar fondos específicos para los sectores menos aventajados y la eliminación de la restricción para financiar programas integrales que combinaran la formación vocacional con la general. La ley obligaba a los Estados a impartir programas vocacionales especiales para jóvenes con alguna discapacidad o para aquellos que, producto de alguna desventaja académica o socioeconómica, no se encontraran en condiciones de cursar con éxito programas de educación vocacional regular. En consecuencia, esta nueva Ley, permitía el financiamiento con recursos federales de cualquier programa profesional de corta duración para mejorar las oportunidades de las personas menos favorecidas, pudiendo ser estos impartidos en las escuelas secundarias, de adultos, o bien, en los community colleges, generando nuevas oportunidades de educación e inserción laboral.
Así, mientras en Chile la educación técnica que nació considerablemente estratificada era acoplada al sistema escolar, pasando en definitiva a formar parte de la educación media, en Estados Unidos los programas vocacionales adquirían un matiz social a través de la reforma estructural de 1963.
En los años 80 tanto en Chile como en EEUU, prevaleció en la práctica el paradigma de la eficiencia social que concibió a la educación técnica como una formación especializada que culminaba con la inserción en el mercado laboral, mientras que la vía académica conducía a la universidad. Sin embargo, esta percepción culminó en EEUU en el año 1990, año en el que una nueva versión de la Ley Carl D, denominada Perkins II, provocó un gran vuelco para la educación vocacional norteamericana. La Ley Perkins II eliminó formalmente en la secundaria la distinción entre planes de estudios académicos y vocacionales. Así, la legislación de la educación técnica norteamericana se extendió a todos los segmentos de la población escolar, dejando de fraccionar fondos para estudiantes desfavorecidos, y otros para aumentar la calidad de cursos vocacionales regulares. Además, se promocionó la articulación de la educación vocacional secundaria con el nivel postsecundario. Se incentivó las experiencias formativas en los lugares de trabajo, y se estableció la rendición de cuenta como exigencia del financiamiento federal.
Las legislaciones posteriores a la de 1990, Perkins III (1998) y Perkins IV (2006) continuaron poniendo énfasis en mejorar la formación académica y la preparación de los jóvenes para la educación postsecundaria y el trabajo. Esto a través del financiamiento de una serie de manifestaciones de enseñanza y aprendizaje en las escuelas secundarias tales como los programas Tech prep, Career academies, Work-bases youth apprenticeship, entre otros (Rojewski, 2009).
De este modo, EEUU ha sustentado el mandato de sus programas técnicos escolares de proyectar a sus estudiantes al nivel postsecundario, en acciones legislativas sostenidas en el tiempo como el Programa Tech Prep y recientemente los Programs of Study (POS). Ambas instancias, basadas en la alineación de contenidos técnicos y el reforzamiento de la formación académica, buscan facilitar desde la secundaria la progresión coordinada y no duplicada de cursos conducentes a un certificado o título ocupacional de educación superior.
En particular, para la implementación de los POS, se ha recurrido a la creación de marcos referenciales de acción para los proveedores de educación vocacional a través de los National Career Clusters que proveen una estructura para la organización y provisión de ofertas formativas articuladas. Este dispositivo que contiene estándares de conocimientos y habilidades para 16 grupos de carrera y más de 70 itinerarios de formación, junto con ser una herramienta para el diseño curricular de los oferentes, es una guía para que los estudiantes planifiquen sus trayectorias formativas.
En Estados Unidos, la educación técnica sigue un recorrido marcado por reformas con énfasis en lo económico (Ley Smith-Hughes de 1917), lo económico y lo social (Ley Educación Vocacional de 1963), y lo académico, económico y social (Ley Carl Perkins de 1990 y sus versiones posteriores). Esto la lleva a evolucionar desde una formación curricularmente restringida y focalizada en responder a las necesidades de la industria, hasta una formación amplia que comprende cualquier experiencia o actividad de aprendizaje que pueda conducir a los alumnos a conseguir competencias válidas para el mercado laboral y la educación superior.
Son razones económicas, sociopolíticas e ideológicas las que se suman en el tiempo y hacen que la educación técnica en este país transite desde un enfoque técnico-funcionalista, hasta otro integracionista que aboga por la eliminación de barreras entre la educación vocacional y académica.
Por último, en EEUU, la educación técnica evoluciona desde una formación curricularmente restringida y focalizada en responder a las necesidades de la industria, hasta una formación amplia que comprende cualquier experiencia o actividad de aprendizaje que pueda conducir a los alumnos a conseguir competencias válidas para el mercado laboral y la educación superior. Si bien es cierto, este sistema educacional no ha estado exento de críticas, su reconocimiento a nivel mundial nos permite recoger la experiencia en materia legislativa que nos permita generar reformas sustanciales en la educación técnica profesional chilena.
0