Los jóvenes de hoy son personas hiper contectadas pero, aunque parezca incongruente, mucho más desvinculados de la vida diaria tal como la conocíamos hace 20 años. Hoy, nuestras necesidades de comunicación son infinitas y, especialmente la de estos jóvenes, y es una realidad que no diferencia entre el mundo real y el mundo digital. ¿Cuál realidad es mejor o peor? ¿Podemos elegir una por sobre otra? Quizás solo es algo distinto que debemos empezar a conocer.
Por ejemplo, hace unos días dio vuelta al mundo por la red una foto de futbolistas argentinos que luego del triunfo del partido de cuartos de final de la Copa América Centenario, contra Estados Unidos, figuraban con sus celulares describiendo el momento vivido. Ahí es donde uno se da cuenta que simplemente es una forma de comunicación distinta, inmediata y con un relato de uno a uno, sin interlocutores, de primera fuente. Ahí es donde uno se da cuenta que esto es un cambio radical en la forma de entender la realidad, una que hoy es global.
Las nuevas necesidades de comunicación inmediata han transformado al mundo. Han llevado a una revolución sin precedentes, donde lo establecido ya no lo es tan así y lo innovador pasa rápidamente a no serlo. Los adolescentes son los pioneros e impulsadores de esta nueva forma de comunicación, absorben las tecnologías rápidamente, las entienden, las transforman y se transforman a ellos mismos. Cambian al mundo y a las personas a su alrededor sin darse cuenta de lo que pasa en lo más profundo de los “otros seres humanos”, quienes nos perdemos muchas veces de toda esta historia.
Lo fascinante de esto es la diversidad de mundos que se van creando y cómo esos contenidos influyen en la sociedad en su contexto mundial. ¿Es tanta la influencia de las redes sociales en los jóvenes o es tanto nuestro desconocimiento sobre ellas? Las generaciones adultas, de más de 30 años piensan que lo nuevo no es una necesidad, tal como dice el investigador Manuel Castells (2001:15), “las redes son formas muy antiguas de la actividad humana, pero actualmente dichas redes han cobrado nueva vida, al convertirse en redes de información impulsadas por Internet”. Pero a su vez, están siendo bombardeados por esta forma rápida y certera, y muchas veces efímera, de comunicación con aplicaciones que suben y bajan contenidos masivos, con miles de referentes y que permiten denunciar, influir o cambiar tendencias a las cuales instituciones, empresas e industrias deben estar preparados.
Hoy por hoy, hay suficiente información que nos hace pensar que las nuevas generaciones son los co-constructores de este cambio, de la mano de las redes sociales, y son ellos quienes nos han dado estos cambios radicales en nuestras formas de vida, el cómo consumir y como vivir esta nueva forma de relación y comunicación.
Los tiempos han cambiado, la revolución del cómo nos comunicamos cambió y cada uno es dueño de elegir sus propios contenidos. Pero algo sin duda es un hecho: las redes sociales no han cambiado a la juventud, ellos crecen en estos nuevos ecosistemas, coexisten con las tecnologías, estudian y socializan con y para ellas. Buscan información como nadie, la biblioteca es virtual, estudian en comunidad desde sus casas, no necesitan trasladarse o salir a la calle.
Esto no es ni bueno ni malo, es una nueva forma de vivir el mundo que les tocó, uno que está en constante transformación y que es muy distinto al de las generaciones contiguas con menos de diez años de diferencia.
0