Nació en Iquique el 13 de junio de 1916, estudió en el Liceo de Hombres de Iquique y en el Colegio Patrocinio San José de Santiago. Posteriormente se tituló de ingeniero civil en la Universidad Católica de Chile y obtuvo una beca a Inglaterra, para especializarse en electricidad, primero en la Universidad de Cambridge y posteriormente en la Universidad de Londres, permaneciendo en ese país entre los años 1944 y 1946.
De vuelta a Chile ingresó a la Dirección de Servicios Eléctricos. A partir de 1951 se incorpora a Endesa siendo su primera destinación Angol, para organizar y dirigir la Empresa Eléctrica de la Frontera, con la misión de electrificar la zona de la Araucanía. Posteriormente el año 1956 fue trasladado a Antofagasta, ciudad en la cual cobraba importancia la demanda eléctrica y que carecía de la capacidad operativa y técnica necesarias para responder a ella. Luego el año 1959 llega a Ovalle para ofrecer los servicios eléctricos de generación y trasmisión a la cuarta región, para finalmente culminar en Concepción, donde fue Gerente Administrador de esa zona eléctrica entre los años 1961 y 1975.
Terminada su larga trayectoria en Endesa, fue contratado por el Servicio de Planificación (Serplac) de Valparaíso y el año 1976 ingresa a la Universidad de Chile, donde asumió como Vicerrector de Administración y Finanzas hasta el año 1979.
Fue invitado por el Rector de la Universidad Católica don Jorge Swett, para asumir el cargo de Contralor y luego el de Director Ejecutivo y Rector de Duoc, perteneciendo a esta institución hasta el año 1985. Culmina su carrera profesional como Gerente del Colegio de Ingenieros de Chile, responsabilidad que mantuvo hasta el año 1993.
Por haber nacido y vivido muchos años en “provincia”, era amante de nuestro país, cuya geografía conocía detalladamente, admirando su belleza en cada rincón que observaba. En innumerables oportunidades quedaba extasiado por el hermoso del paisaje que lo envolvía. Asimismo, sentía un entrañable cariño hacia las manifestaciones culturales chilenas, su comida, bailes y arquitectura; pero sobre todo por la idiosincrasia de sus habitantes. Ello le sirvió para formar equipos de trabajo, pues lograba comprender a las personas y obtener de cada uno lo mejor de sus capacidades.
Su trabajo profesional no habría sido posible sin el apoyo de la familia que constituyó con Adriana de la Maza Bascuñán, quién le brindó un hogar acogedor y la compañía de seis hijos a quienes formaron con profundos valores.
Fue un hombre culto que gustaba de la música, se deleitaba con el arte y la literatura y esa cualidad le permitía ser un ameno conversador así como escribir sus discursos y presentaciones en las que plasmaba su pensamiento sobre distintos tópicos. Para su elaboración los dictaba, sin perder el hilo conductor del mensaje, lo que era notable dado que algunos eran bastante extensos y de gran profundidad.
Sobre la tarea educativa de la Fundación Duoc, destacaba la importancia de ofrecer una formación integral. En una oportunidad se dirige a los alumnos y les señala… “ustedes han ingresado a esta institución educativa en búsqueda de una formación técnica o profesional y saldrán de nuestras aulas con un conjunto de conocimientos habilidades y destrezas que les capacitarán para ocupar un puesto de trabajo en la tarea del desarrollo nacional y de vosotros mismos. Pero eso no basta, lo más importante y esencial de todo hombre es su dimensión espiritual y la búsqueda incesante de su destino en la vida “.
En otra ocasión, al expresarse sobre la misión de Duoc señala: “En la Fundación Duoc, la enseñanza es personalizada y trata de preparar para la vida de forma que el alumno aprenda a vivir, aprenda a aprender y pueda ir adquiriendo nuevos conocimientos a lo largo de toda su vida, aprenda a pensar en forma libre y crítica, aprenda a amar al mundo y hacerlo más humano, a realizarse en y mediante el trabajo creador.”
En otro ámbito, se caracterizó por ser extremadamente escrupuloso en el manejo de los dineros que debió gestionar. Respecto a Duoc señaló en un seminario internacional: “debemos cobrar la enseñanza que impartimos directamente a aquellos que la reciben. Somos administradores y no dueños de esos recursos, por ello somos también una entidad sin fines de lucro y debemos revertir las posibles utilidades y excedentes económicos en esos mismos programas de formación profesional…” El año 1982 ahonda en este aspecto y señala: “En Duoc nos preocupa sobremanera que la educación sea explotada comercialmente, con ansias desmedidas de lucro. Esos equivocados objetivos no constituyen los propósitos de la reforma educacional de 1980…”.
Las virtudes que le inculcaron sus padres junto a la cercanía que tuvo con el Padre Hurtado durante su permanencia en la universidad, hizo que tuviese una especial sensibilidad religiosa que le permitía expresarse con fundamento acerca de la doctrina católica, y además poseía un profundo espíritu social que se manifestaba en el trato respetuoso, la preocupación por el otro, la dedicación a su trabajo y la participación desinteresada en múltiples asociaciones como en USEC (Unión de Empresarios Católicos), ICARE, CIDERE (Corporación Industrial de Desarrollo Industrial del Biobío) y la Quinta Compañía de Bomberos, entre otras.
Ocupó cargos relevantes desde muy joven y en todos ellos siempre primó el sentido del deber, la lealtad a su institución, la honradez a toda prueba, la capacidad para enfrentar desafíos, el respeto hacia las personas y una mirada proactiva del futuro institucional.
Falleció el 22 de julio de 2003 a los 87 años, dejando un legado en las entidades en las que sirvió y en su familia que lo recuerda con un inmenso cariño.
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