24 de Abril, 2017

La retroalimentación para el aprendizaje: ¿Cómo la implementamos en el aula?

Alison Bottinelli Thomassen

Alison Bottinelli Thomassen

Docente Asesor del Centro Tecnológico de la Escuela de Informática y Telecomunicaciones de la sede Viña del Mar de Duoc UC

5 minutos de lectura

En la búsqueda de lograr una mejora en la calidad de la docencia y los aprendizajes de los estudiantes es que Duoc UC, a través de la Unidad de Apoyo Pedagógico (UAP), ha implementado una serie de acciones orientadas a entregar herramientas que permitan avanzar y fortalecer los procesos de enseñanza y aprendizaje. Es en este contexto que quienes tenemos el rol de profesor, a diario debiésemos reflexionar acerca de cuáles serán los mejores métodos de enseñanza y estrategias que posibilitan el logro de los aprendizajes profundos en nuestros estudiantes. A partir de ello, y también desde la experiencia como asesora, es que quisiera compartir algunas ideas que están a la base para alcanzar aprendizajes profundos en el proceso de la formación técnico y profesional.

En relación con lo anterior, la retroalimentación ocupa una ubicación fundamental en los procesos de construcción de aprendizajes, pues se posiciona como un proceso de carácter dialógico que ayuda a proporcionar información respecto del nivel de logro de las competencias a los estudiantes; es decir, informarles acerca de lo que saben, de lo que hacen y de cómo podrían actuar para mejorarlo. Es por ello que la retroalimentación puede ser considerada como un espejo que devuelve a la persona la imagen de lo que está haciendo o cómo se está comportando.  Por lo tanto, permite proporcionarle información al estudiante en relación a determinadas conductas, posibilitando modelar las mismas de manera progresiva.

En consonancia con lo expuesto, ¿será necesario que la retroalimentación sea constante? Es una de las preguntas que muchas veces nos hemos realizado, sobre todo en relación a la gran cantidad de metas que debemos lograr y que, por lo mismo, nos hacen priorizar la dimensión de la enseñanza por sobre el aprendizaje. En este sentido, es necesario recalcar y no perder de vista que debemos aprovechar cada una de las instancias para implementar espacios de retroalimentación, dado que esto permitirá que la evaluación se transforme en una oportunidad de aprendizaje y no sea considerada únicamente como una instancia asociada a una calificación. Asimismo, es importante destacar que retroalimentar implica utilizar el error como un espacio para la mejora, es decir, que el alumno a partir del error realice una reflexión acerca de cómo mejorar. Esto quiere decir que nosotros, los docentes, debemos dejar espacio a la autoevaluación del desempeño, el feedback personal y no siempre entregarlo desde el docente al alumno.

¿Cómo puedo retroalimentar?

Fundamentalmente de dos formas:

Visualmente: Mostrando, por ejemplo, un video que permita a los estudiantes observar la conducta de un sujeto, pues así ellos pueden aprender de lo que ven. Es importante que esto siempre esté acompañado de comentarios.

Verbalmente: Ya sea de manera oral, como, por ejemplo, después de una exposición, o por escrito, comentando las evaluaciones de los estudiantes y explicándoles en qué se equivocaron.

Además, es importante que la retroalimentación sea personalizada, pues así será mucho más significativa para los estudiantes. Es importante considerar el objetivo de esta, ya que podemos distinguir dos modelos:

Retroalimentación constructiva: Dirigida a enfatizar áreas de oportunidad y estrategias para mejorar el comportamiento.

Retroalimentación apreciativa: Enfocada en destacar los aspectos positivos de la conducta de la persona, motivarla y reconocerla.

Consideraciones para la realización de una buena retroalimentación:

Resaltar lo positivo, no solo lo negativo. Así los estudiantes recibirán con mejor disposición la retroalimentación.

Iniciar siempre con un comentario positivo. Pues, comenzar con lo negativo puede generar el rechazo sobre el resto de la retroalimentación.

1. Presentar lo negativo como algo que se puede mejorar. Esto podrá ser interpretado por ellos como una señal de confianza en sus capacidades.

2. Evaluar el proceso o el producto, nunca la persona. De este modo el estudiante tendrá claridad sobre lo que tiene que hacer para mejorar su desempeño y no sentirá que su identidad está en riesgo.

3. Evitar burlas y vergüenzas. Ya que estas generan rechazo, frustración, desmotivación y, en algunos casos, reacciones violentas.

4. Hacer preguntas: En el proceso de retroalimentación se suele indagar para aclarar algunas inquietudes, expresándolas a través de preguntas como: “¿Has considerado…?”, “¿Me pregunto si lo que quieres decir es…?”, la idea es que se perciban como una indagación y no como una acusación o amenaza.

5. Hacer sugerencias. Las sugerencias se convierten en un apoyo y los estudiantes las reciben de buena manera si estas surgen a partir de lo conversado.

Referencias Bibliográficas
1)Ávila, P. (2009). La importancia de la retroalimentación en los procesos de evaluación. Una revisión del estado de arte. Obtenido de http://es.scribd.com/doc/28275647/La-importancia-de-la-retroalimentacion.
2)Chaux, E. (2008). Retroalimentar y crecer. Altablero.
3)Wilson, D. (2002). La Retroalimentación a través de la Pirámide y la Escalera de Retroalimentación. Obtenido de http://fundacies.org/site/wp-content/uploads/2019/08/Retroalimentacion-EdR.pdf

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