Uno de los ejes de nuestro modelo educativo es el “Enfoque práctico centrado en el aprendizaje activo”, el cual busca promover la reflexión, juicio racional y critico mediante experiencias que involucren el desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes. Nuestro desafío entonces no es solo entregar conocimientos, el desafío apunta a que nuestros estudiantes sean capaces de resolver problemáticas contextualizadas del mundo laboral bajo escenarios de simulaciones, aprendizajes basados en problemas y análisis de casos entre otras actividades.
Para que este enfoque sea basado en un aprendizaje activo, debemos realizar un cambio de papeles donde el actor principal es el estudiante, y el profesor es un facilitador del proceso de aprendizaje, estimulando el pensamiento de los estudiantes para que supere las dificultades y logren sus objetivos de aprendizaje.
La implementación de este enfoque es paulatina, ya que implica un cambio de paradigma tanto para los profesores como para los estudiantes. En las carreras del área Informática y Telecomunicaciones de la sede Padre Alonso de Ovalle, este proceso tiene dos aristas fundamentales:
-Primero el trabajo con nuestros docentes, para que comprendan el enfoque, en donde deben explorar e investigar situaciones de la vida real, relacionadas con los contenidos de los cursos para llevarlos a un contexto de aprendizajes basados en proyectos o casos de estudios. Crear una atmosfera de trabajo que permita la motivación de nuestros estudiantes. Realizar evaluaciones formativas sistemáticamente para identificar las oportunidades de mejoras y se efectúen planes de mejora. Crear equipos de trabajo y comunidades para el intercambio de conocimiento y mejores prácticas, son algunas de las acciones para potenciar el trabajo de nuestros profesores en el aula.
-Por otra parte, el trabajo con los estudiantes, para que comprendan que no son solo receptores de conocimiento, que deben aprender a ser responsables, a investigar y trabajar en forma autónoma. Que deben ser capaces de buscar, estudiar, analizar y aplicar conocimiento obtenido de distintas fuentes. Así como también de participar en procesos de reflexión y de autoevaluación para proponer soluciones de mejora en conjunto con sus profesores.
Lo anterior no son acciones aisladas. En nuestra Escuela ya se tienen evidencias exitosas de los procesos del Portafolio de Titulo y con las actualizaciones de planes de estudio, por ejemplo de Analista Programador Computacional, donde los programas de asignaturas contribuyen al trabajo colaborativo, casos y proyectos transversales entre asignaturas. Estas estrategias enmarcadas en aprendizajes basados en proyectos impulsan al estudiante a la integración de sus conocimientos.
Este enfoque no solo se aplica en asignaturas de los planes de estudios. Hoy en día el CITT, Centro de Innovación y Transferencia Tecnológica, abierto a todos los alumnos, se basa en el aprendizaje activo, participativo y colaborativo, donde los estudiantes pueden contextualizar y concretar sus ideas en proyectos de innovación tecnológica. El año 2016 la sede Padre Alonso de Ovalle inauguró las dependencias del CITT, que permitió incrementar la cantidad de interesados en participar y generó un sentido de pertenencia a los estudiantes que actualmente trabajan en proyectos del CITT.
En esta comunidad de aprendizaje los alumnos se organizan, forman sus grupos de trabajo, investigan en forma autónoma, y transfieren conocimiento entre ellos por medio de reuniones o workshop. Han llegado en algunos casos a generar vinculación con el medio, por medio de alguna empresa u organización interesada en las soluciones propuestas por nuestros estudiantes. En la etapa de madurez que se encuentra el CITT, se busca evidenciar por medio de una reflexión, que los estudiantes evalúen sus propias competencias de empleabilidad adquiridas en el proceso de aprendizaje. Finalmente el rol del Director de Carrera es fundamental para lograr orquestar todos los elementos involucrados: alumnos, profesores, recursos, actividades y vínculo con el medio.
En conclusión, podemos decir que estamos migrando de una educación orientada al traspaso de conocimientos, a una educación donde el alumno es el protagonista aplicando los aprendizajes en contextos similares a la vida real y que aportan a las habilidades de empleabilidad del siglo XXI.
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