Existe un video muy difundido donde una pequeña con una revista de papel intenta ampliar una imagen, haciendo pinzas con sus dedos, provocándole una gran frustración. Los “nativos digitales” tienen incorporados gestos tales como tocar un ícono para abrir una aplicación, deslizar los dedos para pasar imágenes o hacer scroll en una web de forma natural.
El mundo ha cambiado rápidamente, la tecnología y las redes sociales han transformado nuestras vidas y la manera de comunicarnos. Las generaciones de jóvenes que ingresan a las aulas de nuestra institución también son parte de este cambio, ellos son la instantaneidad y la movilidad.
Esta velocidad hizo que algunos objetos y lugares perdieran vigencia. Sin embargo nuestras bibliotecas se han ido transformando para hacer frente a las demandas actuales, innovando y creando servicios acorde a los intereses de nuestros estudiantes, como digitalización de información, acceso a redes, acceso a documentos en distintos soportes, por nombrar solo algunos.
La sociedad de la información no solo trae consigo la velocidad, sino que otros desafíos como el crecimiento explosivo de la información disponible en las redes. “Google puede devolverte 100.000 respuestas. Un bibliotecario puede devolverte la correcta”. Esta frase de Neil Gaiman traduce otra problemática actual, que no es solo de las bibliotecas sino que de la sociedad en general; cómo escoger la respuesta correcta o la requerida en este infinito mar de zettabyte. Nuestros estudiantes no solo deben manejar las materias de su área de estudio, sino que las nuevas competencias en el manejo de herramientas informáticas, búsqueda, selección y análisis de información son indispensables para ellos y para los ciudadanos en general. Para hacer frente a esta demanda, hay variadas iniciativas en curso, visitas de expertos extranjeros, talleres, comunidades docentes, entre muchas.
También ha sido foco de cambio la infraestructura bibliotecaria, que debe hacer frente a los nuevos requerimientos de los estudiantes, en cuanto a la conectividad como wi fi, enchufes para sus dispositivos, entre otros, y fundamentalmente adecuar los espacios a una forma de estudio colaborativo. Nuestras bibliotecas no son de silencio, son de aprender con otros.
En resumen, las bibliotecas han adoptado las nuevas tecnologías y se han ajustado a los cambios en que nuestros estudiantes obtienen información. Se han diseñado servicios para acceder fuera de la biblioteca, desde un PC o dispositivos móviles, veinticuatro horas al día y siete días a la semana, y se han ido modificando los espacios para responder a nuevas demandas. Todo esto con una capacitación permanente de sus equipos de trabajo.
Qué esperar del futuro… En mi opinión, la biblioteca debe afianzar su papel clave en la sociedad de la información y el conocimiento. Adaptarse al ritmo de los cambios tecnológicos, incluso anticipándose a ellos y ser un recurso fundamental en el avance de la alfabetización digital como un lugar que ayude a la transformación de la información en conocimiento, asegurando hacerla utilizable para todos los que la necesiten.
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