Cada año ingresan miles de jóvenes a Duoc UC, con la esperanza de ver transformadas sus vidas como técnicos y profesionales. Conocer a estas nuevas generaciones es fundamental para poder ponerlos al centro de nuestra labor formativa y ponernos a su servicio. El 2017, por ejemplo, el promedio de edad es de 22 años, siendo de 20 años en el diurno y 25 años en la jornada vespertina. El 91,6% de los Estudiantes de Inicio en la jornada diurna, tienen menos de 24 años y de la jornada vespertina es el 58,8%. En nuestra sede Plaza Vespucio, los Alumnos de Inicio menores de 25 años representan cerca del 93% en la jornada diurna y en la vespertina un 69% en modalidad presencial y 52% de la semi presencial. Los Estudiantes de Inicio representan sobre el 27% del total de los estudiantes de la Sede.
Lo anterior significa que esta muestra de estudiantes han nacido entre 1999 y 1992, dato de gran relevancia ya que los fija en una nueva generación, la generación de los nativos digitales, la denominada generación Z. Esta información debe ser relevante para nosotros como docentes, dado que permite acercarnos a las características de nuestros educandos, desde nuestra realidad etaria (Generación X, Baby Boomers), haciéndonos cargo del desafío de conectar con ellos, formarlos y propiciar el aprendizaje.
Algunas características de los estudiantes Z destacables es que están hiper conectados, utilizando distintas herramientas digitales desde aparatos celulares, tablets, computadoras hasta videojuegos, entre otros. También son impacientes, multifocales (pueden tener más de dos pantallas abiertas a la vez), constantemente validan la información a través de la internet, fundamentalmente “googleando” y comunicándose a través de medios de comunicación. Por otra parte, tienen pocas habilidades interpersonales, sobre todo presencial. Lo auditivo no es su único foco, hacen zapping, prefieren el trabajo individual y demuestran autosuficiencia. Suelen ser más ciudadanos de una sociedad virtual que presencial, en la cual son capaces de opinar con más seguridad y fluidez.
Como indicaba, lo anterior constituye un gran desafío para la docencia. Pensemos en un docente de la generación X, que hoy tienen entre 32 y 45 años, que adscriben a una generación de transición en permanente tensión con las generaciones posteriores, ya que provienen de un mundo analógico, aceptan las reglas y normas de un mundo con internet, los beneficios de la conectividad, pero no como un valor en sí ni como parte de la realidad, sino que como una parte de una vida y cultura tradicional y presencial.
Estas características etarias que conviven normalmente y cada vez más en el aula, nos permite meditar respecto de cuáles son los desafíos actuales, las mejores estrategias docentes, para poder conseguir los aprendizajes necesarios para que nuestros estudiantes logren el perfil de egreso. Para que las competencias, la información seleccionada para la enseñanza, alcancen un necesario umbral de significación, debemos aprovechar de utilizar los mecanismos y herramientas más cercanas a nuestros educandos de esta nueva generación. Para que un aprendizaje sea significativo, es muy importante, por una parte, hacer todos los esfuerzos en que estas competencias puedan generar vivencias, emociones. Debemos definir estratégicamente las instrucciones simbólicas que elaboraremos, lo que permitirá dejar huellas mucho más potentes en nuestros alumnos, para que la memoria de largo plazo las disponga en los momentos que sea necesario recurrir a estas, ya que el aprendizaje es un proceso por el cual modificamos nuestra conducta para adaptarnos a las condiciones del ámbito en que vivimos. Esto significa, que la información se asentará en la memoria, siempre que tenga un real valor para nuestra vida, tanto en el ámbito disciplinar, como en el social y personal. Para que lo anterior ocurra, es necesario que la docencia realice esfuerzos reales por romper con el viejo paradigma y generemos los cambios que necesitamos para ser mejores formadores.
¿Cómo acercarnos a este cambio? Comprender que el aprendizaje depende de dos factores relevantes: la atención, que está íntimamente ligado al entorno emocional y segundo, la memoria.
En relación a lo anterior, frente a las nuevas generaciones ¿Qué estrategia podría seguir un docente para generar aprendizajes significativos? Me atrevo a sugerir:
Reflexionar cómo estoy entregando la información explicitada en el programa instruccional de una asignatura. Con esto me refiero al lenguaje, el sistema simbólico con el que transmito las competencias requeridas y las herramientas que utilizo para hacerlo. El aprendizaje explícito es un activo estratégico que debe incluir, necesariamente, el aprender a aprender.
Incorporar experiencias y retroalimentaciones de las mismas, para sustentar y apoyar competencias no conscientes o implícitas.
Incorporar los retos y objetivos a la clase. Que el estudiante como protagonista de su aprendizaje sea desafiado, influido y motivado a adquirir hábitos que les permitan alcanzar objetivos y desarrollar proyectos de una forma colaborativa, por medio de diversas actividades.
Es necesario despertar en el alumno la razón y voluntad de aprender. Para esto es necesario que esté motivado. Para motivarlo, necesitamos que el alumno perciba la utilidad del aprendizaje y que conecte los aprendizajes nuevos con los previos. Con lo anterior, podemos hablar de aprendizajes significativos y del inicio en la construcción del aprender a aprender.
La generación Z, nos está obligando a repasar y modificar nuestros modos de funcionamiento educativo, de manera que podamos atraer, motivar y retener a nuestros estudiantes. No obstante, los desafíos cruciales se mantienen en la práctica docente y en las experiencias y actividades formativas que generamos al interior nuestras aulas.
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