Comenzamos el año con capacitaciones sobre el nuevo PAD (Programa de Acompañamiento Docente) 2017, el que venía a cubrir necesidades concretas de crecimiento, de la mano de una claridad en relación a su importancia (también porcentual) en el proceso de la evaluación docente. La mirada en 360º vino a satisfacer la necesidad de transparencia que requería el proceso. Somos nosotros, los asesores, quienes hemos puesto el pie en la partida de esta carrera, saltando obstáculos que se nos iban presentando en el camino.
Nuestras primeras reuniones como equipo fueron de guía y soporte, donde se entrelazaban la experiencia de algunos asesores y el nerviosismo de los nuevos integrantes de la UAP (Unidad de Apoyo Pedagógico). Así iniciamos el envío de los correos de presentación e invitación a los docentes que debíamos acompañar en el proceso y ya comprometíamos en ellos la responsabilidad de hacernos llegar el primer documento, la autoevaluación. Al mismo tiempo esperábamos la confirmación de la reunión de inicio. Espera y esperanza de no tener que mover nuestras agendas y tiempos. Esto ya que debemos cumplir con una planificación, cuyas etapas estaban bien definidas (Carta Gantt), con fechas reales. Después de unos días comenzaron las confirmaciones tanto positivas como negativas a las fechas de la citación y los envíos de documentos. Mientras tanto, mirando la cantidad de docentes, más de alguno de los asesores pensó en voz alta no lo lograré. Fueron semanas intensas para todos; valor agregado es que cada paso en falso significaba un escalón de crecimiento para el equipo. Primera prueba superada.
No podemos negar la ayuda tanto de nuestra Jefatura como la de los Jefes de Carrera. Estos últimos como segundo respaldo y mecanismo de gestión para que nos respondieran; lo hicieron y comenzaron las reuniones de inicio. Aquí es cuando, aparte de presentarnos, debíamos entregar un dossier con documentos importantes, como por ejemplo el Modelo Educativo y, a pesar de que las Escuelas lo hicieron, la composición de los porcentajes de la Evaluación de Desempeño Docente (durante el desarrollo del Programa se facilitan más documentos). Nos encontramos con docentes comprometidos, participando activamente, como también con algunos casos en que veríamos mermado nuestro ímpetu debido a los horarios y tiempos mínimos de que disponían algunos docentes que debían ser acompañados y que permanecían pocas horas en la institución. Estas barreras externas escapaban a nuestro control; solo debíamos acomodarnos e intentar superarlas.
Después de coordinar con los docentes la fecha de la visita, comienzan las primeras observaciones en aula. En esta actividad había que permanecer atentos a las consideraciones de la pauta de observación entregada para el proceso, de las dimensiones, subdimensiones y sus descriptores. Hay que mencionar que evidenciamos en ellos nervios y, en algunos casos, excusas por la llegaba tardía de los estudiantes a la sesión. A considerar: es muy necesario trabajar en los docentes las habilidades blandas y, los más importante, disponer de las reglas en aula al comienzo del semestre, ya que después del primer mes es tarde. Las retroalimentaciones fueron instancias propicias para conocer y reconocer las oportunidades de mejora y el fortalecimiento de acciones y actitudes correctas que tal vez muchos docentes hacen por inercia y que hoy se validan. El plan de mejora comienza a tener sentido y hoy más que ayer vemos compromisos reales.
El proceso con cada docente se convierte en una instancia de crecimiento profesional y personal; hablamos de pedagogía, metodologías, dimensiones, descriptores, soporte, herramientas tecnológicas y del DUA (Diseño Universal de Aprendizaje). Es importante mencionar también que crecen significativamente las confianzas durante un café, dando tiempo a una broma, hablando de la familia, hijos y proyectos, logrando ver a la persona más allá del docente.
Llegamos a la segunda observación. Esta, los docentes lo saben, entrega los porcentajes finales para la consolidación de la Pauta de Evaluación de Pares. Aquí se debe hacer presente el plan de mejora, nuestras conversaciones y el material entregado en busca del cumplimiento del plan de acción. Muchos al terminar la clase, buscan un ademán positivo o simplemente un intercambio de a lo menos unas pocas palabras que le den una respuesta a esa pregunta que expresan sus ojos ¿Cómo me fue? Ahí es donde vemos a nuestros docentes convertirse en alumnos inquietos en busca de aprobación.
Todo está listo para llegar a la meta y concluir con una última sesión de entrega de toda la documentación y el esperado porcentaje final. Recién ahí damos por finalizada la carrera. Ahora viene el recuperarnos del desgaste, tomar un respiro y comenzar la nueva carrera ¡llegó el segundo semestre!
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