Para el 2018 la sede Melipilla elaboró un plan de trabajo alineado a la estrategia institucional, definida a partir del Plan de Desarrollo 2016-2020. Es así como se definieron diversas iniciativas que permitieran mejorar el aprendizaje y la experiencia del estudiante, aumentar su empleabilidad, asegurar la sustentabilidad de la Sede y relevar nuestro aporte dentro de la comunidad. Dicho plan de trabajo se ha ido cumpliendo durante el año, haciendo énfasis en la gestión de excelencia, la innovación académica, la gestión de personas, y el posicionamiento local.
En estos últimos años, la sede Melipilla ha experimentado un crecimiento sostenido. Si el 2014 la matricula fue de 1300 alumnos, este año alcanzó cerca de 2200. Como consecuencia, la oferta académica se ha incrementado significativamente, y con la Sede actual la infraestructura disponible proporciona a nuestros estudiantes espacios de gran versatilidad para el desarrollo de sus actividades académicas.
En esta columna, más allá de comentar sobre algún foco de trabajo específico del año, me gustaría plantear algunos de los desafíos, de corto y mediano plazo, que hoy visualizamos para esta etapa.
El contexto actual en el cual nos encontramos es bastante auspicioso. Por un lado, la sede Melipilla presenta un buen desempeño sostenido en diferentes frentes: resultados académicos, permanencia, gestión docente, nivel de servicio y engagement. Por otro lado, nuestra nueva casa nos ofrece una infraestructura de primer nivel para implementar exitosamente nuestra estrategia.
Ante este escenario favorable, se plantean importantes desafíos:
Primero, los buenos resultados obtenidos durante estos últimos periodos nos plantean la necesidad de determinar cuáles han sido los procesos e iniciativas que han favorecido una gestión exitosa. En este sentido, en la medida que seamos capaces de discriminar las acciones efectivas de las de menor impacto, podremos ir canalizando los esfuerzos en la dirección correcta. Sumado a esto, la documentación de los procesos será clave para sistematizar la evidencia y favorecer la mejora continua.
Un segundo desafío se asocia a cómo abordar la expectativa de crecimiento de la Sede, tanto en términos de proyección de alumnos, de estructura y recursos internos e infraestructura. Para el primer caso, será necesario seguir levantando y analizando información que nos permita ir complementando nuestra oferta académica, la cual debe ser consecuencia de la necesidad de formación de nuestro entorno y nuestra competencia como Centro de Formación, asegurando pertinencia y favoreciendo empleabilidad. En cuanto a la estructura interna, tenemos el desafío de transitar audazmente por el proceso de transformación y ajuste de una Subsede o Campus a una Sede. En paralelo a estos aspectos, debemos hacernos cargo de la continuidad del proyecto inicial de infraestructura de esta.
Por último, un tercer desafío que nos permite abordar el contexto actual, influenciado por los buenos resultados en términos de aprendizaje y experiencia del estudiante, se asocia a la oportunidad de trabajar con mayor esfuerzo y foco en la empleabilidad de nuestros alumnos. Actualmente, el conocimiento que tenemos de nuestros alumnos respecto a esta variable es parcial y creemos que es necesario entender con mayor profundidad el nivel de empleabilidad y su grado de pertinencia. Contar con esta información nos permitirá ajustar los esfuerzos internos, desde las iniciativas de apoyo a los estudiantes diseñados para este objetivo hasta la forma en que nos vinculamos con nuestro entorno empresarial.
En suma, en la medida que logremos ir avanzando en la sistematización de las buenas prácticas, en la transformación armónica de nuestra estructura física y organizacional y en abordar con mayor fuerza funciones estratégicas como la empleabilidad, seguiremos potenciando el rol y posicionamiento que la sede de Melipilla ha desarrollado como un actor clave dentro de su comunidad.
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