El año 2019 el Ministerio de Educación nos hace llegar a todos los liceos y colegios del país, el nuevo Decreto de Evaluación, Calificación y Promoción, Decreto N°67, cuyas características y focos centrales tienen que ver con el “Uso pedagógico de la evaluación”. El documento es innovador, equitativo e inclusivo, y que además promueve la diversidad, no solo en los instrumentos de evaluación, sino que también entrega orientaciones en cómo crear aulas más inclusivas y, por tanto, diversas. En este último punto, se nos desafía e impulsa a mejorar nuestras prácticas pedagógicas en la sala de clases o en cualquier ámbito educativo real; a preocuparnos de la equidad en todos los ámbitos del quehacer educativo y de aprender haciendo.
En este contexto, como Liceo politécnico, estamos abriendo caminos en experiencias más inclusivas, que nos permitan avanzar en metodologías pedagógicas que tomen en cuenta la diversidad cultural, social, de capacidades, de género que incluyan a todos los estudiantes, que los motiven y que sean activas. Generar oportunidades de desarrollo en todas las áreas en las que pueden intervenir nuestros estudiantes, sin distinción alguna, es una tarea que abordamos diariamente para que nuestro liceo sea percibido como un ambiente de inclusión y así generar también el sentido de pertenencia.
En esta búsqueda de metodologías, hemos ido ampliando las oportunidades de adquisición de competencias y encontramos, en las Metodologías Activas Colaborativas (MAC) que se trabajan cada semestre por nivel en el Liceo, una excelente herramienta que permite fortalecer la diversidad y por ende la inclusión.
Una actividad que reúne todas las características de equidad e inclusión ya que, a través de su aplicación y desarrollo, los estudiantes van aprendiendo a trabajar colaborativamente y en equipo; a escuchar opiniones diversas, a plantear distintas miradas para abordar un problema, a respetar las distintas capacidades de cada una/o, a resolver problemas y además buscar soluciones viables y plausibles.
Junto con lo anterior, también se desarrollan competencias cuyos focos centrales tienen que ver con generar ambientes democráticos y participativos donde se abordan temas de interés público (sociales, ambientales, tecnológicos), plantean conflictos, a través de la enseñanza de la participación e inclusión; ofreciendo de esta manera igualdad de oportunidades y reducción de las brechas y sesgos posibles existentes entre los estudiantes.
Estamos conscientes de que nuestra comunidad no es homogénea, ante esta característica, también entendemos que los estilos de aprendizajes son distintos, por lo tanto, que nuestros estudiantes vayan adquiriendo nuevas formas de adquirir conocimiento, que den cuenta del avance de los aprendizajes, que respetan los estilos particulares, donde se diversifica la evaluación, donde se crean estrategias multimodales, finalmente, terminan beneficiando a toda la comunidad y se convierten en aulas integrales.
Generar espacios inclusivos es concebir al Liceo, no solo como un lugar de aprendizajes, sino que también, como un punto de encuentro social que aborda la diversidad donde los estudiantes se desarrollan de manera integral como seres humanos creados por Dios. Práctica de deportes, talleres de reforzamiento en Matemática, Lenguaje e Inglés, participación en Campeonatos, en Olimpiadas, integrar la Pastoral del Liceo, Centro de estudiantes, semana de la cultura, entre muchas otras actividades que realizamos, son oportunidades de desarrollo que se ofrecen para todos los estudiantes que los ayudan a descubrir sus habilidades para el discernimiento de su vocación profesional.
En este ecosistema del Liceo, creemos que es fundamental también trabajar con la interculturalidad; no solo desde la aceptación, sino que también con el conocimiento e integración de nuestros estudiantes que provienen de una cultura diferente a la nuestra.
Entender la interculturalidad como la presencia e interacción equitativa de diversas culturas y a la posibilidad de generar expresiones culturales compartidas, a través del diálogo y del respeto mutuo.
Al contextualizar esta concepción con nuestros estudiantes, ampliamos el acervo cultural de los mismos y también les ayudamos a ampliar la mirada de la aceptación de otros, desde el respeto y la adaptación de nuevos elementos culturales que nos nutren y engrandecen el concepto de la identidad. Un Liceo más diverso es un Liceo mejor.
En otro aspecto, integrar y relacionar todos los objetivos de los programas desarrollados que se implementan en el Liceo -Formación Ciudadana, Plan Lector, Plan de contenidos actitudinales propios, ACLES, entre muchos otros-, es un proceso en constante revisión, pues para lograr una sociedad más democrática e integrada que valore las diferencias, en sus distintas dimensiones (personal, social, cultural), deben estar todos enfocados hacia la inclusión.
Sin embargo, sabemos que tenemos que seguir trabajando en esta nueva manera de ver el mundo; un mundo de acciones más conscientes de la inclusión; aquel que se construye eliminando las barreras de acceso, físicas, intelectuales, sociales, y muchas otras que vayan surgiendo para apoyar el desarrollo personal y la calidad de vida en todos los integrantes de nuestra comunidad.
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