Desde sus orígenes Duoc UC fue concebido como un proyecto educativo de carácter social, para brindar oportunidades de formación para el trabajo a miles de jóvenes chilenos pertenecientes a las familias más desfavorecidas de la sociedad.
Lo anterior permitió que muchas familias pudieran ver concretados sus sueños de poder contar con el primero de sus integrantes en ingresar a la educación superior y con ello modificar el paradigma que por años habían soñado cambiar.
En efecto, en esos años para muchos jóvenes que ingresaban a Duoc UC, les significó modificar importantes aspectos de sus vidas para acceder a estudiar un oficio o a una carrera técnica – profesional, que los habilitaría para trabajar en un campo laboral que se estaba reinventando y modernizando y que les brindaría inmejorables oportunidades de crecimiento y bienestar para ellos y para sus familias.
Duoc UC fue la respuesta de la Pontificia Universidad Católica de Chile, para una sociedad que se comenzaba a profesionalizar y a sintonizar cada vez más con el mundo externo, con la modernidad de los tiempos, con las exigencias de la industria, con los aires de cambio social y con los cambios que a nivel mundial modificarían para siempre la forma de trabajar y con ello la forma de prepararse para el trabajo.
El exitoso modelo de crecimiento y desarrollo propuesto por Duoc UC para enfrentar tiempos complejos y desafiantes, con grandes cambios sociales, culturales, políticos y económicos se deben a que en su alma subyace un principio fundamental que le permitió nacer, transformarse, consolidarse y expandirse exitosamente en sus ya largos y maduros 55 años. Ese principio tiene que ver con la “concepción del hombre”, porque en el seno de su proyecto siempre hubo claridad, nitidez y convicción en que el hombre es un ser trascendente, que fue amado antes de nacer y que es esperado desde la vida eterna por su padre Dios y que la razón por la que estamos en este camino no es otro que el de servir a Dios, adherir a la misión evangelizadora de la Iglesia Católica y al desarrollo de la sociedad para formar personas, buscar la verdad y el bien común.
Es por ello que en la impronta de nuestra identidad y por añadidura en el sello de nuestros estudiantes está el hacer el bien al prójimo, porque es un encargo que está en el origen de nuestro quehacer, que se actualiza hoy en el propósito institucional de “ Formar personas para una sociedad mejor”, porque viene desde el mandato original del creador “id y enseñad a todos los pueblos” o mejor aún en mateo 28, 19 “vayan pues y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”, que nos quiere decir “anda y enseña la verdad” o “anda y hace el bien” porque hacer el bien es enseñar y enseñar es educar, es mostrar todo lo bueno que significa saber y aprender para con ello formar a ser mejor persona, amar al prójimo y ser caritativo o mejor aún, sacar lo mejor que está dentro de tí para hacer cosas buenas, no para ti , para los demás. En palabras simples “servir y amar al prójimo”.
Esa es la identidad que subyace en nuestro ideario, en nuestros propósitos y en nuestro Plan de Desarrollo Institucional. Es por eso que es tan importante hacer todos los esfuerzos posibles para “fortalecer y evolucionar la cultura organizacional” para hacer que nuestras comunidades sientan un mayor compromiso con sus principios y valores y para que desde ese lugar la cultura organizacional de Duoc UC evolucione hasta ser reconocida como innovadora, participativa e inclusiva y comprometida con el desarrollo humano integral.
Es por ello que nace el Programa VALORA, para inspirar, incentivar y motivar a los miembros de las comunidades de nuestras sedes, para ser mejores personas, para reconocernos en los valores y principios que Duoc UC promueve y que nos identifican y nos representan.
Así, sus objetivos son promover acciones y comportamientos asociados a los valores institucionales y fortalecer la identidad y el compromiso con la misión y el propósito institucional. Por lo tanto, según estos objetivos, el reconocimiento se debe centrar en las acciones y actitudes que se asocien a los valores institucionales:
-INTEGRIDAD: Actuación honesta, coherente y consecuente a los principios que nos inspiran con disposición al bien y a la verdad.
-RESPETO Y TOLERANCIA: Reconocimiento de la dignidad y la originalidad de cada persona, aceptando sus diferencias.
-CALIDAD: Trabajo dedicado y riguroso que busca alcanzar estándares de excelencia, satisfaciendo las necesidades y expectativas tanto de nuestros estudiantes como de la comunidad.
-COLABORACIÓN Y COMPROMISO: Trabajar en equipo, poniendo lo mejor de cada uno al servicio de la institución, con vocación y convicción.
-ESPÍRITU DE SERVICIO: Tener una disposición permanente a colaborar y a ponernos al servicio de los demás, procurando el bien del prójimo.
En términos prácticos, el reconocimiento debe ser auténtico, personalizado y simple, enfocándose en las conductas de los colaboradores que reflejen de modo relevante alguno de nuestros valores, teniendo a la vista que tanto el desempeño como las opiniones de un colaborador no entran en los criterios del reconocimiento.
Finalmente, debemos destacar que los procesos de reconocimiento traen una serie de beneficios. De manera personal nos ayudan a sentirnos respetados y valorados, mejorando nuestra autoestima y autoconfianza, ayudándonos a desarrollar nuestras potencialidades, en definitiva, a vivir mejor. En lo que concierne a los equipos de trabajo, colabora a mejorar el ambiente laboral, promueve la creatividad y la innovación, tiene efectos positivos en la productividad y nos ayuda a valorar la diversidad. Finalmente, desde el punto de vista de la institución, mejora los niveles de compromiso fortaleciendo el sentido de pertenencia, de identificación con los valores de la comunidad y la motivación por desarrollar un trabajo de excelencia y con sentido de servicio.
La invitación está hecha. Hagamos la parte que nos corresponde para seguir creciendo como una comunidad educativa que se ha propuesto formar personas para una sociedad mejor.
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