La creciente necesidad de apoyar al profesorado en su desarrollo profesional hace necesario que las propuestas de formaciones se ajusten a los requerimientos actuales, y determinen principios y características que posibiliten la adquisición de conocimientos por parte del mundo docente. Estos ajustes o cambios deben ir acompañados de la importancia que tiene la formación como posibilitadora de cambiar o mejorar las creencias, ideas y capacidades del magisterio.
Algunos principios generales de procedimiento de la formación del profesorado, que expone Escudero (2006), son:
a) Una buena política de formación requerirá un currículum base de contenidos de aprendizajes docentes.
b) El currículum de la formación docente ha de integrar contenidos teóricos y prácticos para el desarrollo de ideas y capacidades que son necesarias para afrontar dilemas éticos, justificar decisiones y saber hacer.
c) A la hora de decidir formación es preciso atender y ponderar las perspectivas y necesidades docentes, pero, además, equilibrarlas con los aprendizajes de los estudiantes, la respuesta a sus necesidades y dificultades escolares.
d) La vinculación de la formación con niveles educativos y materias; qué conocimientos y capacidades proponerse en matemáticas, lengua o música, por ejemplo, y cómo facilitar su aprendizaje por determinados alumnos en contextos concretos.
e) La formación tiene las posibilidades de mejorar las ideas, creencias y capacidades del profesorado si facilita su acceso a conocimientos teóricos valiosos y a buenas prácticas de enseñanza y si, además, crea condiciones y procesos idóneos para que el profesorado construya conocimiento compartido realizando proyectos y reflexionando sobre sus procesos y resultados.
f) La formación docente debe entenderse en un sentido amplio, abarcando tiempos, lugares y modalidades diversas.
g) Finalmente, tiene que negociarse el lugar que le corresponda dentro del marco de derechos y deberes de la profesión docente.
Además de la importancia de considerar los principios anteriores, es importante revisar las características que requiere la formación permanente del profesorado que plantea Imbernón (2007) para conseguir una mejor adaptación a los cambios y una mayor innovación en las prácticas, estos son: un clima de colaboración sin grandes reticencias o resistencias entre el profesorado; una organización mínimamente estable en los centros que de apoyo a la formación; una aceptación de que existen una contextualización y una diversidad entre el profesorado que implican maneras de pensar y actuar diferentes.
Una exitosa formación docente considera los problemas con los que se encuentra el profesor en la práctica, la trayectoria profesional, el acompañamiento de expertos en la aplicación en el aula de nuevas prácticas educativas. Además, que sea prolongada en el tiempo, que considere la didáctica y permita que el docente desarrolle una postura crítica y de reflexión en torno a su práctica.
Llevado a nuestra realidad, ¿qué diferencia a un docente de escuela o universidad a un docente en educación técnica? La respuesta la encontramos al pensar en el rol que cumple la educación técnica y la formación profesional en el momento en que actualiza las competencias laborales según las ofertas de trabajo y las demandas del sistema productivo. Desde esta realidad es donde se hace patente el rol protagónico del docente formador que debe estar actualizado en los cambios y conocer de las necesidades que el mercado laboral está requiriendo en un momento determinado.
De conformidad al planteamiento de Barba, Billorou, Negrotto y Varela “el docente, (…) debe también promover el desarrollo de competencias clave de empleabilidad, o sea, competencias básicas, aptitudinales y transversales imprescindibles para el aprendizaje permanente y para enfrentar los cambios constantes en la manera de hacer y organizar el trabajo” y “distinto” en el mundo de la educación técnica si se piensa que, siguiendo a los mismo autores “(…) no son suficientes los conocimientos de pedagogía general sino que se requiere un conocimiento y una capacidad de contextualización con el mundo del trabajo y del aprendizaje permanente que hace de la pedagogía técnico profesional una disciplina diferente”.
Son ideas importantes de considerar, desarrollar y/o ejecutar si pensamos que los cambios realizados en la formación de los profesores van en directo beneficio en la entrega de calidad y pertinencia de la enseñanza que están recibiendo nuestros estudiantes, que debe sintonizar de manera precisa con las necesidades explícitas y actuales del mundo laboral.
EQUIPO EDITORIAL OBSERVATORIO Duoc UC
Lunes 23 de junio de 2014.
Referencia Bibliográfica
Barba, E., Billorou, N., Negrotto, A., & Varela, M. C. (2007). Enseñar a trabajar: las competencias de quienes forman para el trabajo. Montevideo: OIT/Cintefor.
Escudero Muñoz, J. M. (2006). La formación del profesorado y la garantía del derecho a una buena educación para todos. En J. M. Escudero Muñoz, & A. L. Gómez, La formación del profesorado y la mejora de la educación. (págs. 21-51). Barcelona: Octaedro.
Imbernón, F. (2007). 10 ideas clave. La formación permanente del profesorado. Nuevas ideas para formar en la innovación y el cambio. Barcelona: GRAÓ.
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