Durante la década del 2000, la mayoría de los CFT e IP en Chile comenzaron su trabajo exploratorio, de diseño y su implementación de modelos de formación por competencia para reorientar sus procesos de enseñanza-aprendizaje, dejando atrás el currículum por objetivos. Este fue un cambio sustancial y Duoc UC fue uno de los primeros en iniciar ese giro copernicano.
Desde la teoría, este enfoque pedagógico fue importado, inicialmente, desde el ámbito de la gestión y capacitación de recursos humanos en las empresas. Lo que a éstas les importaba era poder detectar cuándo, con qué capacidades y bajo qué condiciones se producían comportamientos individuales exitosos. Lo clave era poder detectar qué competencias se requerían y desde la perspectiva de una triple mirada copulativa: conocimientos, habilidades y actitudes. Toda competencia tendría los tres componentes, armonizados en vista a producir un efecto exitoso en la vida real, práctica.
El enfoque por competencias nos ayuda en distintos sentidos: lograr una fácil articulación de los niveles educativos; conecta fácilmente la formación académica con un inestable mundo laboral; potencia trabajos inter y transdisciplinarios al operar con módulos en vez de asignaturas compartimentadas; produce una renovación amplia de las metodologías docentes; perfecciona la evaluación de los aprendizajes al medir lo efectivamente aprendido; permite una fácil homologación de títulos dictados por distintas instituciones, ya que se verificarán la similitud de competencias de los perfiles de egreso.
Una competencia es la suma de esquemas de acción, conocimientos, del saber hacer, del saber ser y de los resultados favorables que representan el desempeño eficaz de una tarea concreta. Estas se demuestran en la acción. Por tanto, estas son sistemáticas, secuenciales, funcionales, contextuales, auténticas, con proyección social e innovativas.
Por otro lado, el modelo de formación por competencias representa, a juicio de los expertos, un verdadero giro copernicano en la educación superior porque se avanza de una enseñanza centrada en el profesor y de tipo academicista, a una enseñanza centrada en los estudiantes y su tarea de adquisición de competencias específicas, genéricas y básicas.
Uno de sus desafíos centrales es la profunda renovación de las metodologías de enseñanza y logro de aprendizaje. De un docente transmisor de conocimientos, pasa a uno que es tutor, guía, que supervisa y facilita; de un estudiante que es mero receptor de conocimientos con una actitud pasiva, memorística, pasamos a un estudiante que es más activo, demuestra lo que sabe, es participativo e investigativo.
Uno de sus mayores méritos lo constituye que permite medir con claridad y con gran certeza lo efectivamente aprendido. Tanto el docente como el estudiante pueden darse cuenta si la competencia está o no dominada eficazmente. Para el mundo laboral y de las empresas, otorga tranquilidad al contratante que el contratado efectivamente domina la competencia. Las instituciones educativas se juegan su prestigio si afirman que entregan determinadas competencias y éstas no son demostradas en las empresas por sus egresados. Por tanto, es de suma relevancia que todos los docentes se perfeccionen en el modelo y así puedan utilizarlo en aula con todas las potencialidades que éste posee.
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