Un concepto y paradigma que se ha popularizado en estos últimos años ha sido el “aprendizaje a lo largo de la vida”[1]. En dicha frase se encuentran dos palabras que son esenciales: aprendizaje y vida ¿Qué se ha intentado decir? Algo muy simple pero a la vez muy profundo: que los seres humano no solo aprendemos en los ambientes formales sino en y al interior de nuestra existencia con todo lo que nos rodea, desde antes de nacer y hasta que fallecemos.
Dado lo anterior y asumida como nuestra actual verdad cultural y educativa, entonces todo lo que nos rodea y lo que hacemos constituiría una oportunidad y a su vez un mecanismo de aprendizaje. De tal modo que nuestra formación técnica y la educación que adquirimos, van a depender de nuestro entorno formal, no formal e informal. Cada día con sus circunstancias se convertirían así en un espacio valioso y único para adquirir competencias, habilidades, actitudes. Por tanto, nosotros aprenderíamos a ser, a conocer, a hacer y a convivir en el mundo.
En este escenario y dado que las instituciones técnicas y profesionales pertenecen al ámbito de la educación formal, cabría preguntarse ¿cómo podemos aportar de manera eficaz en el aprendizaje formal e integral de nuestros estudiantes?, teniendo plena consciencia que no los educamos en exclusividad y que solo los tenemos por un breve período de tiempo de sus vidas. Las respuestas vienen dadas y sugeridas por nuestro actual Proyecto Educativo y los ejes de gobierno de la actual Dirección Ejecutiva.
Primero, nosotros no somos toda y la única educación técnica y profesional existente en Chile. Somos una institución única que se inserta en estas modalidades y nivel de estudios desde su propia identidad. Cuando nos preguntamos por el aprender a ser, lo hacemos desde una perspectiva católica que valora y respeta de manera prioritaria la dignidad y la libertad humana. Propiciamos una educación integral respetuosa de los derechos y los deberes inalienables a la persona humana. Por tanto, intentamos colaborar en el aprendizaje a lo largo de la vida de toda persona, entregando nuestra visión antropológica cristiana sobre el ser humano, que ofrece respuestas, nunca impositivas, a las tres preguntas básicas y existenciales de la humanidad: de dónde venimos, qué hacemos y hacia donde vamos.
Cuando nos preguntamos por el aprender a conocer, lo hacemos plenamente conscientes de que aportamos transfiriendo conocimientos, habilidades y actitudes a nuestros estudiantes, competencias que son indispensables para obtener una buena empleabilidad. Intentamos estar actualizados respecto a las demandas específicas y genéricas del mercado laboral. Los perfiles de egreso los levantamos reuniendo información variada y completa sobre las necesidades técnicas y profesionales. Enseñamos y deseamos que aprendan aquello que les será requerido como competencias a nuestros estudiantes en sus particulares y propios espacios laborales futuros. Asimismo, queremos acompañar a nuestros egresados en sus planes de actualización permanente de sus competencias laborales, siendo una institución formal que se hace cargo de ofrecer aprendizajes a lo largo de la vida de sus estudiantes y de otros que libremente así lo deseen.
En donde más intentamos destacar es en el aprender a hacer. No puede ser de otra manera, dado nuestro énfasis en el saber práctico y en la aplicación de los conocimientos. Dicho de otro modo, aprendemos teoría y sabemos cómo aplicarla con eficiencia y eficacia a los distintos contextos laborales. Si algo destaca a la ETP es su mandato vocacional de colaborar con el desarrollo de la sociedad, aportando trabajadores competentes y prácticos para desempeñarse con excelencia en diversas actividades técnicas y profesionales. Nuestros egresados son profesionales y técnicos calificados, con un desarrollo actualizados de sus saberes concretos.
Cuando abordamos el aprender a convivir, también lo hacemos desde nuestra visión de hombre. En tal sentido, nuestra oferta de Formación General y de cada una de las Escuelas, colaboran con su perfil de egreso transfiriendo competencias genéricas que son importantes para el saber vivir en comunidad. Formamos personas para vivir en sociedad, asumiendo que crecemos como personas con otros y no sin otros. Asimismo, valoramos la participación y la democracia como valores cívicos esenciales para la formación de ciudadanos responsables y republicanos. Nos interesa la vida cívica y deseamos que nuestros estudiantes y egresados participen informadamente de la vida política, siendo capaces de elegir o de ser elegidos en los procesos democráticos del país.
Como institución es mucho lo que todavía podemos continuar haciendo no solo para formar trabajadores para el mundo de las empresas, sino también y lo que es más importante, educando personas integrales que entiendan que la vida humana no es solo un exclusivo desarrollo laboral, sino el de ser seres plenos integrados armoniosamente a la evolución histórica de la sociedad mundial.
Equipo editorial Observatorio Duoc UC
Lunes 26 de octubre de 2015
[1] La UNESCO en 1996 diseñó una propuesta de aprendizajes basados en cuatro pilares y dio origen al texto de Delors, Jacques et al. (1996). La educación encierra un tesoro. Madrid, editorial Santillana, ediciones UNESCO. Hoy los expertos coinciden en que la traducción de este título debió haber sido “El aprendizaje encierra un tesoro”. Esto significa que no puede haber educación sino se producen aprendizajes y, por tanto, no basta con el acto de enseñar. El aprendizaje en este texto se sintetiza en el aprender a ser, aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a convivir
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