En el portentoso Sermón de la Montaña, Jesús, nos dice, haciéndose eco de la antigua tradición judía, “amarás a tu prójimo como a ti mismo…Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos”. Constituye esta una fórmula nítida de lo que es ser un buen ciudadano, no obstante sigue siendo un objetivo pendiente.
Existe consenso de lo importante que es formar buenos ciudadanos; es decir, habitantes de un Estado, que hagan buen uso de sus derechos y obligaciones. Esta es una tarea compartida por muchas instituciones que participan activamente en la formación de personas: familias, colegios, institutos, universidades, medios de comunicación de distinta índole, instituciones políticas y el Gobierno de turno.
En la ceremonia en la que se lanzó oficialmente la actualización del Proyecto Educativo de Duoc UC, varios de los expositores, directa o indirectamente, aludieron a que era necesario como parte de los esfuerzos de formación en la institución el formar buenos ciudadanos. Alguien se podría preguntar y qué tiene que ver esto con la formación para el mundo laboral. La respuesta es que debemos formar buenos ciudadanos porque lo manda nuestro Proyecto Educativo, en cuanto este nos impele a educar integralmente a nuestros estudiantes. Nuestros alumnos no solo vienen a clases a capacitarse en competencias duras, también les queremos formar para que puedan vivir con armonía y complementariedad en la ciudad, en la poli.
Un buen ciudadano se preocupa de la “cosa pública” y le importa la evolución histórica de su país. Para generar ese interés, mucho se puede hacer incentivando la necesidad de estar informados de lo que sucede en distintas materias a nivel local, regional, del país y del mundo. Por supuesto también promover buenas prácticas democráticas, ya que ello genera mejores instituciones y forma personas más comprometidas con el resto y así también, más competentes para la vida laboral. Para provocar ese interés, el docente es esencial ya que él es clave en determinar y reflejar los valores a transferir como aprendizaje a sus estudiantes.
Todo ciudadano posee derechos que naturalmente tienen la contracara de los deberes; es como mirar una moneda con sus dos caras. Debemos sufragar y también respetar al vencedor, aunque no haya sido nuestra elección. Entre los derechos civiles debemos tener consciencia del derecho y respeto a la vida, a la integridad física y síquica, a tener un justo proceso y la igualdad ante la ley, inviolabilidad del hogar y a la correspondencia, libertad de conciencia y creencia, libertad de opinión y de circulación, entre otros derechos esenciales. Pero estos mismos derechos son deberes de respeto sobre cada uno de los otros ciudadanos. También tenemos derechos económicos, sociales y culturales como a educarse, libertad de enseñanza, propiedad, protección a la salud, autoría y respeto a los derechos intelectuales, por mencionar solo algunos que tienen como contrapartida el deber de contribuir a cuidar la infraestructura, a ayudar al financiamiento.
Distintos organismos internacionales han insistido en promover que se eduque en ciudadanía, por la importancia que tiene adquirir conocimientos y actitudes que haga a los estudiantes conscientes de lo que significa vivir en sociedad. No somos ciudadanos “islas” o anacoretas: somos seres esencialmente gregarios que para vivir humanamente y crecer como personas necesitamos vivir con y para otros. Esto nos hace defensores del bien común y plenamente participantes de la cultura del país en el cual habitamos.
Es importante que ciertos cursos transmitan conocimientos indispensables, con definiciones conceptuales. Pero mucho más importante es el rol que cumple cada profesor en sus aulas y cada colaborador con sus acciones. Ser ejemplos de buenos ciudadanos sí sabemos que enseñan, que transmiten, que impregnan lo que es vivir en sociedad, con generosidad uno a uno, y también hacia el conjunto social, con actitudes y acciones democráticas.
Ese ejemplo parte por saber escuchar y reconocer parte de la verdad en el otro, particularmente en los estudiantes, que siempre nos pueden enseñar. Enfrentar la injusticia es esencial, lo que muchas veces nada tiene que ver con enfrentar a la autoridad. Ser crítico, puede ir de la mano con cuestionar de manera respetuosa y colaborar en la búsqueda del bien común y la verdad, tal como lo manda nuestro Proyecto Educativo.
Titánica tarea y desafiante tiene en el horizonte presente Duoc UC. Si logramos avanzar, estaremos aportando al país no solo especialistas en diseño, en la ingeniería, construcción, administración, salud, turismo, recursos naturales, informática y comunicaciones, sino también en personas que viven y aportan positivamente a la vida democrática de Chile y el mundo.
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