La pasada Semana Santa 40 misioneros de distintas Sedes de Duoc UC, fueron a tener una experiencia distinta a las que habían vivido otros años en la misma fecha. Muchos renunciaron a actividades que tenían con sus amigos; algunos no fueron a las celebraciones que iban a vivir en sus parroquias y otros dejaron lo que para ellos era un fin de semana largo más. Buscaban “un tiempo distinto”, algo que fuera diferente en esta fiesta tan importante para nosotros los miembros de la Iglesia Católica, para el mundo cristiano y para la humanidad.
¿Qué es lo que buscaban vivir? ¿Qué querían compartir en estas misiones?
Cristo fracasó en nuestros parámetros, Jesús el hijo de Dios es asesinado por los hombres y el que tenía que ser el Rey salvador del pueblo de Israel, ha muerto asesinado y ha sido humillado públicamente. Los apóstoles y seguidores no pueden entender, quedan desconcertados y se llenan de miedo.
Pero el mensaje y el sacrificio de Cristo cambia nuestra realidad: hay otro mundo que Él abre a la humanidad y a cada uno de nosotros en particular y es ¡LA ETERNIDAD!, que nos llena de esperanza y da sentido a nuestras vidas. Por esto Jesús resucitado le pregunta a Maria Magdalena: Mujer, ¿Por qué lloras?, el dolor humano ya se hace llevadero y lo podemos entender de una manera distinta. Con la resurrección se abre un nuevo horizonte ¿Qué mayor sentido y alegría que vivir en el amor de Dios hoy y en la otra vida?
Los misioneros de la Misión San Juan querían vivir este momento de recogimiento y a la vez de alegría para la humanidad y compartirlo en las misiones. Esto fue lo que experimentaron nuestros alumnos durante estos días de misión. Pudieron vivir la Semana Santa junto a la comunidad de Pupuya en la comuna de Navidad, y compartir con ellos en las visitas, celebraciones y otras instancias.
Hubo momentos de oración y reflexión en la capilla, en las visitas a las casas de las familias, en los momentos de formación. Acompañando cómo el apóstol Juan a Jesús y María en el sufrimiento. Los misioneros caminaron largas distancias para visitar las casas o celebrando los cuatro Vía Crucis en donde la parroquia necesitó de compañía para animar, acompañar y cantar.
Misioneros de distintas Sedes se conocieron, y compartieron las instancias de oración, formación, tiempos libres o de servicio cocinando y limpiando. Esto fue especial y enriquecedor para todos ya que compartieron en la Misión San Juan con alumnos de otras Sedes, otras ciudades y hasta de otros países (alumnos intercambio).
El sábado santo realizaron visitas a las casas, taller de niños y por último prepararon con el diácono y la comunidad la celebración de la Liturgia Pascual. En la noche celebramos con churrascas con pebre y con chocolate caliente la alegría más grande que tenemos: ¡Cristo ha resucitado, nos ha salvado y se queda en medio de nosotros!
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