Desde la década de los setenta del siglo pasado, algunas instituciones de educación superior del hemisferio norte[1] comenzaron a realizar estudios que desencadenaron propuestas de políticas institucionales que apuntaron a mejorar la retención estudiantil y a disminuir el retiro de estudiantes del sistema. De tal modo que hoy tenemos insumos teóricos y ciertos modelos explicativos que nos permiten sustentar y creer en ciertas “buenas prácticas” que nos orientarían a disminuir la deserción.
Si observamos experiencias internacionales sobre el tema de retención podemos sintetizar que las instituciones que trabajan con estudiantes vulnerables y que tienen los mejores resultados en el mundo, enfatizan como acciones y actitudes recomendables las siguientes:
1) Toda su actividad institucional pone al estudiante como el centro de su quehacer.
2) Los líderes de las instituciones siempre están pendientes del comportamiento académico y de los problemas económicos que presentan sus estudiantes más vulnerables.
3) Poseen administrativos y profesionales capacitados y actualizados para enfrentar los problemas que presentan los estudiantes.
4) La retención de los estudiantes y lograr su titulación son objetivos prioritarios y los indicadores de éxito para medir la eficacia y la calidad de la institución educativa.
5) Mantienen algún tipo de relación estable con las instituciones secundarias de donde provienen sus estudiantes vulnerables. Saben de qué instituciones vienen y del estado académico en que llegan sus estudiantes.
6) Registran por unidad y luego centralmente toda la información que informa cada estudiante al momento de retirarse de la institución. Luego de eso la analizan, obtiene conclusiones y diseñan políticas para enfrentar hacia el futuro el problema de la deserción. Valoran mucho tanto la evidencia cualitativa como cuantitativa para la toma de decisiones.
7) Saben que lo sustancial para la implementación de una estrategia efectiva de prevención de la deserción es informar a la comunidad educativa sobre este problema, de cuál es su magnitud y a quienes está afectando.
8) La deserción es un fenómeno que mayoritariamente se produce durante el primer año y disminuye porcentualmente en los siguientes años.
9) Preocuparse por la retención no es poner el acento solo en el grupo que está en vías de desertar, significa también y sobre todo, el cuidar a todos los estudiantes. Por lo tanto, toda la institución es la que se moviliza para aumentar y estabilizar la retención de estudiantes.
Es importante detectar que las iniciativas internacionales de retención más exitosas son aquellas estrategias que son más flexibles para una población crecientemente diversa. Además, que las iniciativas son focalizadas y fruto de investigaciones internas respecto de sus estudiantes. También que las iniciativas con mejores resultados contemplan esfuerzos en varias dimensiones y un mayor compromiso de los responsables directos de la docencia. En definitiva, se enfrentan causas académicas, económicas, culturales y sicológicas de manera armónica y simultánea y se hace un seguimiento de los estudiantes más vulnerables para la detección e implementación de protocolos denominados “alertas tempranas”.
EQUIPO EDITORIAL OBSERVATORIO
Lunes 25 de septiembre de 2017.
[1] Syracuse University, Boston College, University of Florida, UCLA, UCDAVIS, Texas A&M, Southwest Texas Junior College y Trinity Valley Community College, entre otras.
0