El sedentarismo es considerado el cuarto factor de riesgo de mortalidad en el mundo, sólo es superado por la hipertensión, consumo de tabaco y niveles de azúcares elevados en sangre (OMS, 2013). Según los últimos datos estadísticos reportados por el MINSAL en la Encuesta Nacional de Salud ENS (2016-2017), el 39,8% de la población chilena padece de sobrepeso y el 31,2% obesidad, y un 3,2 % obesidad mórbida. En definitiva, solo uno de cada cuatro chilenos presenta normo peso, ya que el estado de desnutrición apenas supera el 1% de las cifras totales.
Si a lo anteriormente señalado sumamos que el 86,7% de la población chilena es sedentaria, o sea no cumple con la recomendación mínima de realizar 150 minutos de ejercicio moderado o 75 minutos de actividad física vigorosa a la semana, la marcada tendencia a la ausencia de movimiento se ha acentuado desde el año 2000 a la fecha, donde los avances tecnológicos, largas y extenuantes jornadas laborales, los malos hábitos nutricionales, el hacinamiento y la poca disponibilidad de áreas verdes, junto a la delincuencia y polución, son algunas variables sociodemográficas que pueden influir en los niveles de actividad física espontánea que tenemos a diario.
Muchas investigaciones han demostrado que existe una relación inversa entre los niveles de actividad física y la morbilidad asociada a enfermedades crónicas tales como la obesidad, diabetes tipo 2, cáncer de mama, cáncer de colon y enfermedades cardiovasculares (Perdersen, et al. 2011; 2015). Las conductas sedentarias, tales como las horas destinadas a ver televisión, utilización de computadoras o permanecer muchas horas sentado, no solo se asocian a un incremento del riesgo cardiovascular, sino también a una disminución del gasto energético diario de los nutrientes que proviene de la dieta, estudios prospectivos han demostrado que esta interacción, incrementa las probabilidades de mortalidad (Bouchard, et al. 2015).
Cuando miramos la historia evolutiva y nos remontamos a los orígenes de la especie humana, miramos con asombro como de una posición cuadrúpeda paulatinamente fuimos adquiriendo la bipedestación. Ahora la reflexión es la siguiente: ¿No estaremos involucionando como especie humana? ¿Por qué hemos perdido la capacidad de movimiento? ¿Por qué nos estamos enfermando? ¿Será que nuestros genes se adaptaron por millones de años a una forma de vivir más activa que la que tenemos en la actualidad? ¿Evolucionamos para movernos o para estar sentados? Son quizás algunas interrogantes que nos deberíamos plantear.
Los resultados del metaanálisis publicado por Chau, et al.2013, señaló que permanecer mucho tiempo sentado incrementaba las probabilidades de mortalidad por cualquier causa. Como medida remedial se propone que la actividad física de moderada y vigorosa intensidad podía contrarrestar los efectos deletreos que provoca estar mucho tiempo sentado. Sumado a la medida anterior, se recomienda no permanecer más de 9 horas sentado en el día, ya que existe una relación directa entre las horas de tiempo sentado y la prevalencia de enfermedades crónicas.
El deterioro cardiovascular es inminente producto de permanecer mucho tiempo sentado. Por cada hora que se permanece en esta posición se incrementa en un 14% la posibilidad de padecer afecciones cardiovasculares. Romper este círculo vicioso es fundamental. Agregar pequeños breaks en las jornadas laborales o en ambientes educativos, puede ser utilizado como una medida preventiva eficaz. Un estudio publicado recientemente por Chen et al, 2018, en su investigación señalaron que caminar dos minutos cada 20 minutos por un periodo de 5,5 horas, reduce las concentraciones de insulina y los niveles de glucosa después de que ingerimos algún alimento, disminuyendo las probabilidades de incrementar el perímetro abdominal y a padecer diabetes al largo plazo (Khan & Flier, 2000).
No solo repercusiones en nuestro sistema cardio metabólico se les atribuyen a la cantidad de tiempo que se permanece en posición sedente; otra investigación recientemente publicada en una prestigiosa revista americana mostró que el permanecer mucho tiempo sentado, reduce el tamaño de algunas áreas cerebrales asociadas a la cognición y memoria (Siddarth et al. 2018).
El Ministerio de Deporte (MINDEP) preocupado por las alarmantes cifras de sedentarismo en nuestro país, propone la Política Nacional de Deportes y Actividad Física (2016- 2025) cuyo objetivo es promover la práctica de la actividad física y el deporte, no solo en el contexto escolar y en clubes deportivos. Este alcance es más amplio, la cual busca que la actividad física sea parte también de las jornadas laborales en el ámbito público y privado.
Como escuela de Salud de la sede Maipú y en representación del núcleo creativo de investigación “Nuclear Salud” no solo estamos preocupados de la calidad de vida de nuestros estudiantes; creemos que nuestros profesores están sometidos a un sinfín de agentes estresógenos que pueden influir en su calidad de vida y productividad laboral. Estamos convencidos que el ejercicio físico es medicina, creemos en el movimiento humano como herramienta preventiva y de tratamiento de trastornos cardio metabólicos y como un método eficaz y de bajo costo, capaz de mantener la funcionalidad de la especie humana.
Referencias Bibliográficas
Bouchard, C., Blair, S. N., & Katzmarzyk, P. T. (2015, November). Less sitting, more physical activity, or higher fitness? In Mayo Clinic Proceedings (Vol. 90, No. 11, pp. 1533-1540). Elsevier.
Chau, J. Y., Grunseit, A. C., Chey, T., Stamatakis, E., Brown, W. J., Matthews, C. E., … & van der Ploeg, H. P. (2013). Daily sitting time and all-cause mortality: a meta-analysis. PloS one, 8(11), e80000.
Chen, Y. C., Betts, J. A., Walhin, J. P., & Thompson, D. (2018). Adipose Tissue Responses to Breaking Sitting in Men and Women with Central Adiposity. Medicine & Science in Sports & Exercise.
Kahn, B. B., & Flier, J. S. (2000). Obesity and insulin resistance. The Journal of clinical investigation, 106(4), 473-481.
Pedersen BK, Saltin B. Exercise as medicine – evidence for prescribing exercise as therapy in 26 different chronic diseases. Scand J Med Sci Sports, 2015; 25(Suppl 3): 1-72, 10.1111/sms.12581.
Pedersen BK. Exercise-induced myokines and their role in chronic diseases. Brain Behav Immun; 2011;25(5): 811-816, 10.1016/j.bbi.2011.02.010.
Siddarth, P., Burggren, A. C., Eyre, H. A., Small, G. W., & Merrill, D. A. (2018). Sedentary behavior associated with reduced medial temporal lobe thickness in middle-aged and older adults. PloS one, 13(4), e0195549.
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