Quiero saludar a las autoridades de Duoc UC, a los invitados nacionales y extranjeros, a nuestros profesores, alumnos, y muy especialmente a todos quienes, en medio de la vorágine de los últimos meses, del desafío de construir un país más inclusivo, con mayor paz social, de gran cuestionamiento, han mantenido su entusiasmo y dedicación para culminar en esta entrega a la comunidad de este edificio.
La restauración de un edificio, particularmente por parte de Duoc UC puede ser, desde alguna perspectiva, incomprensible. Cuando el pasado no se valora, cuando la destrucción de edificios patrimoniales no deja de sorprender, y cuando la mera idea de recordar a nuestros héroes es para algunos discutible, inauguramos una obra que manifiesta justamente lo contrario. La convicción que las instituciones no son obras individuales, sino producto del trabajo, de la construcción, ladrillo a ladrillo, de generaciones que, con sus aciertos y errores, aportaron lo mejor de sí. La convicción también que Duoc UC es permanente, que se mira en el desarrollo. Aprovechando de saludar a don Carlos Díaz Vergara, futuro rector de Duoc UC que asumirá prontamente, quiero remarcar la importancia que le damos a una transición que valora una institución permanente.
Reconocer el trabajo de los maestros es esencia de la educación y requiere modestia. La relación alumno maestro es la que reconocemos de alguna manera declarando nuestro aprecio a lo que hoy somos. Y lo hacemos desde Duoc UC también porque remarcamos así el valor de la calidad en una institución de la Iglesia Católica, una calidad que debe ser integral. Esta integralidad la expresamos en este edificio con el aprecio a la historia, pero también cuando ubicamos aquí, en el centro de Santiago, un centro de confluencia en innovación y de cultura. Estamos invitando así a ampliar la perspectiva que históricamente se le dio a la educación Técnico Profesional. La cultura, la innovación, la adquisición de competencias genéricas son desafíos para la interacción en el trabajo, en el día a día y a ello debe abocarse nuestro trabajo.
Para este logro debimos trabajar duro. Los más de 3 kilómetros de cornisas y molduras de yeso estopa de alta complejidad, restaurados en tiempo record, sugieren tamaño y esfuerzo; pero lo que realmente distingue a este proyecto desde nuestra perspectiva, es la profundidad y el cariño: se trata de una obra hecha y dirigida por ex alumnos de Duoc UC; del trabajo de 41 exalumnos, con un equipo directivo de egresados de las carreras de Restauración Patrimonial, Prevención de Riesgos e Ingeniería en Construcción.
Quiero extender el agradecimiento a todos quienes han hecho posible esto; Directivos, Arquitectos, Municipalidad, trabajadores, equipos de comunicación. Y extenderlo a través de cuatro nombres, lo que sin dudas es mezquino: Daniela Pecchenino, Francisco Gouet, y Francisca Correa. Francisca se multiplicó por varias. El cuarto nombre es el de Kiyoshi Fukushi, quien muy al principio de esta idea, nos hizo ver lo significativo que sería para la sociedad regalar esta obra, una muestra desinteresada de Duoc UC por aportar a la sociedad.
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