Si observamos los resultados del efecto COVID-19 en el número de casos positivos y de fallecidos en el Este de Asia, verificamos que al 26 de septiembre los siguientes países poseen las siguientes cifras:
País | Casos positivos | Fallecidos |
China | 90.442 | 4.739 |
Corea del Sur | 23.516 | 399 |
Japón | 81.696 | 1.547 |
Malasia | 10.769 | 133 |
Singapur | 57.685 | 27 |
Taiwan | 510 | 7 |
Fuente: https://coronavirus.jhu.edu/map.html
Son cifras muy distintas a las producidas en los demás continentes. Pese a que el origen del coronavirus lo encontramos en China (provincia de Hubei), estos países han probado que saben qué hacer para frenar o al menos regular el avance de una pandemia. Evidentemente su cultura, experiencia ante desastres de la naturaleza y tradiciones los ayuda a tener éxito ante los ataques de diversos virus o ante reacciones inusitadas de su geografía física.
Respecto a la educación superior de Asia oriental y sudoriental, esta se ha regulado de manera centralizada en lo relativo a sus cierres y apertura, siendo el Estado quien decide cuándo y cómo. En el momento que se detecta la pandemia en Malasia[1], las instituciones educativas presentaron problemas por carecer de protocolos de cómo actuar; sin embargo, con gran rapidez se reestructuraron para organizar el aprendizaje en línea, establecer cambios en la higiene de los recintos, el fortalecer sus equipos técnicos y el equipamiento para robustecer internet; asimismo, impusieron cuarentenas estrictas de 14 días a los estudiantes extranjeros e impidieron cualquier viaje hacia el exterior de cualquier miembro de las instituciones educativas ( escasas excepciones y a la vuelta cuarentena obligatoria para el autorizado a viajar). El Gobierno de Malasia apoyó con dotar de conexión y equipamiento a los estudiantes vulnerables. En junio, las universidades de Malasia habían entrado en “una nueva normalidad”. Actualmente, el aprendizaje se realiza en línea, excepto para investigadores de posgrado, estudiantes de último año que requieren acceso clínico o de laboratorio y estudiantes que carecen de acceso digital o tienen otras necesidades especiales. Los campus están programados para reabrir en octubre por etapas.
En el caso de Japón Akiyoshi Yonezawa, subdirector de la Oficina de Estrategia Internacional de la Universidad de Tohoku, ha sostenido que Japón adoptó un enfoque relativamente “más suave” para enfrentar COVID-19 en comparación con otros estados del este de Asia, ya que el país intentaba equilibrar las vidas humanas y la economía. Aun así, la nación de 126 millones ha tenido menos de 1,600 muertes por Covid-19. Desde el comienzo de la pandemia las instituciones japonesas ofrecieron educación remota no solo para la enseñanza y el aprendizaje, sino también para ayudar a los nuevos graduados a buscar trabajo. El 92 por ciento de los estudiantes de último año tenían entrevistas de trabajo en línea, mientras que más del 80 por ciento tenían pasantías o seminarios de trabajo, ya sea en línea o en un modelo híbrido. Sin duda, como excepción, el estudiante de cualquier otro país no está siendo ayudado y les está resultando complejo reintegrarse al sistema educativo si viene desde el extranjero.
Se estima que en Japón el 80 por ciento de las universidades y colegios universitarios japoneses impartirán clases tanto en línea como presenciales en el período de otoño, según una encuesta del gobierno realizada a más de 1.000 instituciones[2]. Entre las instituciones que optaron por el aprendizaje combinado, la mayoría dijo que la instrucción presencial, como el trabajo de laboratorio o pequeños seminarios, representaría apenas el 30 al 50 por ciento de toda la enseñanza y el aprendizaje. Por tanto, solo el 20 por ciento de las instituciones volverían a una instrucción presencial completa, según la encuesta del Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología (MEXT)[3].
En el caso de China, el aprendizaje en línea es una realidad y hubo un enorme crecimiento de ofertas digitales para ayudar a la educación remota. Algunos webinars de prestigiosas universidades atrajeron a millones de interesados y se fomentó que estudiantes de distintas instituciones pudieran asistir a las mismas clases en líneas. Se fortaleció la educación remota con capacitaciones masivas, dado que la mayoría de los docentes no tenía experiencia de educar en línea. Las instituciones de educación superior se las convirtió en entes de bien público para fortalecer la asistencia médica como también para crear material digital para estudiantes más vulnerables.
Desde el 18 de septiembre, 242 millones de estudiantes en China regresaron a sus centros de estudios. “El regreso a las aulas inaugura el comienzo de un semestre de otoño seguro, normal y completo”, afirmó Xu Mei, portavoz del Ministerio de Educación, durante una conferencia de prensa ofrecida el martes 15 de septiembre. Ocho meses después de que la pandemia se iniciara, los estudiantes chinos han retornado a la escuela en diferentes grupos, aunque bajo medidas de control como cierres parciales de los campus, conferencias en línea y una reducción sustancial de actividades masivas. Las universidades de Beijing han exigido a los estudiantes de primer año que informen sobre su salud 14 días antes al inicio de las clases y que, además, presenten resultados negativos de las pruebas de ácido nucleico y obtengan el código verde (QR) para entrar al campus.
Las instituciones educativas chinas mantienen precisas medidas de control bajo una gestión regular que prevenga las infecciones en racimos. Estiman que una persona infectada en el campus escolar, si no se detecta de inmediato, en una o dos semanas podría generar infecciones en racimos. Por tanto insisten con rigurosidad en el respeto a las reglas de distanciamiento social y el salir de los estudiantes a clubes y bares [4]. Ejercen el mando de manera estricta para que se cumplan las normas.
El último comunicado de prensa de la autoridad gubernamental, previo a la vuelta de clases en China, enfatiza en la necesidad de garantizar una administración estricta del campus en medio de la pandemia de COVID-19: a) Antes de la reapertura, las escuelas deben establecer mecanismos de prevención y control, mantener un stock adecuado de suministros de cuidado higiénico, mejorar el saneamiento del campus y mantener un registro de los estudiantes: historias de viajes cuando regresan al Campus; b) Una vez iniciado el nuevo semestre, los establecimientos deben reforzar la gestión de las áreas de alto riesgo como aulas, comedores, dormitorios y laboratorios, y poner en marcha mecanismos de respuesta a emergencias para casos sospechosos (especialmente de personas de países extranjeros más afectados, casos asintomáticos, y aquellos con un historial de viajes en ciudades de alto riesgo en China), y prepararse para un posible aumento de casos de diversas enfermedades infecciosas en el próximo otoño e invierno[5].
En el caso de Singapur, aumentará progresivamente el número de estudiantes a los cuales se les permitirá retornar al campus para el aprendizaje presencial. Los estudiantes continuarán regresando para las sesiones prácticas y de laboratorio, con no más de 50 personas por clase (sus aulas son muy espaciosas y con gran cantidad de estudiantes cuando las clases eran presenciales). Del mismo modo, otras clases o consultas que antes se realizaban en línea ahora pueden reanudarse gradualmente en el campus con no más de 50 personas por clase. Todas las clases y conferencias a gran escala se seguirán impartiendo en línea.
Las Medidas en Singapur de gestión segura en los Campus son las siguientes:
-Todos los estudiantes, personal, proveedores y visitantes deberán registrarse y salir usando SafeEntry[6], al entrar o salir del campus. También se realizarán exámenes de temperatura y control de síntomas COVID-19 en las entradas.
-Se requerirá que todos los estudiantes y el personal usen mascarillas faciales en todo momento, aunque el personal docente tiene la opción de usar protectores faciales en lugar de máscaras en entornos de enseñanza específicos.
-Asientos fijos y distancia segura en los lugares de enseñanza cuando corresponda.
-Para reducir la mezcla de estudiantes en el campus, la institución escalonará los horarios de inicio y finalización de las lecciones[7].
No ofrecen detalles en los protocolos los países mencionados ni son muy casuistas, sus reglas son pocas, pero su disciplina individual y social y el acatamiento de la normativa es estricta con fuertes sanciones ante su incumplimiento. Quizás en esta peculiaridad cultural está la explicación del por qué hasta ahora tienen más éxito que el occidente.
28 de septiembre de 2020
EQUIPO EDITORIAL OBSERVATORIO
[1] Población de 32.385.000.
[2] Solo 173 volverán a la presencialidad.
[3] Informe completo de Japón respecto a COVID-19 e instituciones educativas al mes de septiembre 2020: https://www.mext.go.jp/en/content/20200904_mxt_kouhou01-000008961_1.pdf
[4] https://spanish.peopledaily.com.cn/n3/2020/0923/c31614-9763579.html.
[5] El Ministerio de Educación emitió un aviso sobre la reanudación escolar y la prevención de COVID-19 para el semestre de otoño de 2020 : www.moe.gov.cn
[6] https://www.safeentry.gov.sg/
[7] https://www.moe.gov.sg/news/press-releases/arrangements-for-schools-and-institutes-of-higher-learning-in-phase-two Medidas COVID-19: https://www.moe.gov.sg/faqs-covid-19-infection
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