Son más de 150 días los que han pasado desde que producto del COVID-19 nos vimos en la necesidad de volver a nuestros hogares e iniciar un periodo de confinamiento y cuidado junto a nuestras familias, y modificar la habitual rutina laboral y social.
El escenario era totalmente desconocido y como institución tuvimos que reaccionar rápidamente, tomando una serie de medidas para enfrentar este nuevo desafío y desarrollar el primer semestre del 2020 de la mejor forma para cumplir con todos los objetivos propuestos con nuestros alumnos, colaboradores y docentes. Fue un periodo de gran aprendizaje y crecimiento que nos deja en un nuevo estado frente a la formación de nuestros alumnos. Ahora, enfrentamos un nuevo semestre, aún en formato de clases remotas, con más información y experiencia que al principio de esta pandemia, pero con el desafío de descubrir cómo conectarnos e influir en la motivación necesaria para el aprendizaje del estudiante, para que se sienta parte de nuestra comunidad, para que logre encender la cámara y tener un rol activo en su aprendizaje.
Nos enfrentamos a una realidad muy difícil para todos. Un contexto que nos afecta tanto a nosotros como a nuestros estudiantes y con distintas particularidades. Tenemos miedo por los efectos de esta pandemia: extrañamos a nuestros familiares que no vemos hace tiempo, la nueva organización de los tiempos y roles en el hogar, las responsabilidades con los hijos, los colegios a distancia, el cuidado de familiares, la perdida de trabajo de los padres o familiares, el trabajo remoto, dificultades de conectividad, gestión del tiempo, y muchos otros factores se presentan cómo un desafío para todos, y debemos considerar los efectos emocionales que ocasionan en nuestros estudiantes al momento de conectarse a una clase en forma remota.
Estas dificultades generan incertidumbre y un alto nivel de estrés que ocasiona emociones negativas y estados de ánimo que se manifiestan como cansancio, pena, problemas para dormir, impaciencia, aburrimiento, desinterés, entre otros. Y en nuestros estudiantes el estrés prolongado va disminuyendo la motivación y empatía para enfrentar un proceso de aprendizaje donde él tiene un rol protagonista.
La motivación es el gran objetivo para este segundo semestre. La motivación activa lo que para cada uno es importante, genera cambios, es soporte para el aprendizaje, permite crecer. Sin lugar a duda que el contexto familiar que vive cada estudiante es determinante, y debemos seguir apoyándolos en la medida que nuestra labor lo permite. Pero también debemos descubrir cuáles son los otros factores que más influyen en la motivación de nuestros estudiantes. A continuación presento algunos factores que me parecen relevantes en un contexto de clases remotas.
1-El distanciamiento y no socializar presencialmente con sus docentes y compañeros, y la sensación de aislamiento son muy importante en la motivación y aprendizaje de los estudiantes. El desafío es el aprendizaje colaborativo y fomentar la interacción con los compañeros en actividades y desafíos grupales, para buscar aumentar los niveles de relaciones y de esta forma el estudiante sienta que es parte de un grupo con los mismos objetivos. Los niveles de motivación y autoestima son mayores cuando los estudiantes participan en un trabajo colaborativo a diferencia de un trabajo individual. Es clave cultivar relaciones afectuosas, amables y de colaboración en este ámbito.
2-La comunicación, la retroalimentación y las respuestas a las consultas que tengan los estudiantes también forman parte de las variables que afectan la motivación. Los canales de comunicación más efectivos, los tiempos de respuesta, el tipo de respuesta, entre otros, son aspectos relevantes para considerar en la comunicación con nuestros estudiantes. Gran parte de esta comunicación se desarrolla por correos electrónicos, y esto puede presentar un problema para los estudiantes en dos ámbitos: primero la habilidad para expresarse por escrito y segundo, la incertidumbre de cuando darán respuesta a su consulta o requerimiento. La retroalimentación, o más bien la falta de esta, genera una sensación de incertidumbre que conduce a un sentimiento de ansiedad mayor, por lo tanto afecta directamente la motivación de los estudiantes y su aprendizaje. Son numerosos los estudios de cómo las emociones afectan a la motivación. Afectan negativamente a la motivación emociones como: la ansiedad, la tristeza, el enojo, la depresión, la frustración, y afectan positivamente a la motivación las emociones: como la felicidad, la alegría, el reconocimiento y la satisfacción, entre otros. El desafío en este ámbito es establecer canales efectivos de comunicación con nuestros estudiantes, y establecer tiempos de respuesta adecuado a los requerimientos; en clases se deben generar acuerdos en torno a los aspectos comunicacionales, además del desarrollo de la empatía y contención por parte de los docentes y colaboradores administrativos que interactúan con los alumnos.
3-La sensación o necesidad de sentir que el estudiante puede lograrlo, que es capaz. Se debe poner mucha atención respecto a las expectativas que se generan en nuestros estudiantes, y el riesgo de la sensación que no puede, que no avanza y que esto finalmente lo inmovilice. Muchas veces los resultados de los alumnos no son los esperados, a pesar de un gran esfuerzo y mucho estudio, lo que los llena de inseguridades y emociones negativas, y finalmente los frustra y desmotiva. Debemos orientar el desarrollo de nuestras clases, monitoreando cuan competentes se están sintiendo nuestros estudiantes. Para lograr esto, debemos estructurar cada clase con un objetivo (uno máximo dos, no más que esos) muy claro y definido al comienzo, y reforzar el logro del objetivo al finalizar esa clase. El objetivo debe ser interesante y pertinente, y se debe acompañar de actividades que les permita darse cuenta de que avanza durante la clase, fomentando la participación y valorándola por sobre la respuesta. En este aspecto es fundamental la necesidad de retroalimentación a los estudiantes. De esta forma, al sentir que mejoramos y que avanzamos, nos sentimos más motivados.
4-Los requerimientos tecnológicos y la autonomía son otros factores que afecta la motivación de nuestros estudiantes. El estudiante necesita tener un dispositivo adecuado y una conexión a internet que le permita acceder a las actividades sincrónicas u asincrónicas, que pueda acceder a los materiales del curso, a enviar y recibir correos electrónicos, que pueda navegar por internet, entre otros. Además, el estudiante debe aprender a utilizar los recursos de aprendizaje de manera adecuada, debe saber conectarse a una clase sincrónica, saber dónde se encuentra el material de estudio, etc. En este ámbito debemos fortalecer la necesidad de autonomía de nuestros alumnos. Debe sentir que tiene cierto control, que hay decisiones en las que puede influir, pero para que esto sea efectivo necesitamos desarrollar un mayor grado de flexibilidad. Por ejemplo, flexibilidad en dos fechas o formatos de entrega de un trabajo, el alumno decide cual prefiere, o permitir en algún momento de la clase que un alumno modere o guíe una actividad. La metodología de clase invertida es una buena alternativa también para desarrollar la autonomía. De acuerdo con la teoría de la motivación, permitiendo a los estudiantes elegir y cierto grado de control en sus actividades de aprendizaje mejora su motivación.
5-Otro factor que afecta la motivación de los estudiantes es el acceso a los servicios de apoyo. Los servicios de apoyo académico, de desarrollo estudiantil, de pastoral, de espacios de estudio, biblioteca, entre otros, que en presencialidad dan un contexto de “vida estudiantil”. Debemos seguir desarrollando y acercando estos servicios para que el estudiante se sienta apoyado. Debemos ser creativos y potenciar la difusión y desarrollo de todas las actividades e instancias en formato remoto. Ya hemos desarrollado muchas iniciativas muy valoradas por los estudiante y debemos seguir implementándolas.
Entendemos que el proceso de aprendizaje se desarrolla en un contexto donde influyen las emociones, donde se valora indudablemente las experiencias que se viven asociadas a emociones que las afectan positivamente. Debido a esto, el aprendizaje colaborativo y la interacción con los compañeros; cultivar relaciones afectuosas y amables; una buena comunicación, retroalimentación constante y dar respuestas a las consultas de los alumnos; el sentir que se mejora y que se avanza por parte del estudiante; contar con requerimientos tecnológicos adecuados; desarrollar la autonomía en el alumno; y desarrollar los servicios de apoyo, favorece la motivación y promover un ambiente de clases remotas basada en la confianza, permitirá al alumno conectarse a la clase, encender su cámara y ser protagonista de su proceso de aprendizaje.
Quiero aprovechar esta oportunidad, para agradecer enormemente el trabajo realizado por todo el equipo de docentes y administrativos de la sede San Bernardo y motivarlos a seguir trabajando para mejorar la experiencia de nuestros estudiantes en estos tiempos difíciles.
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