Como geóloga y docente de la carrera Técnico en Geología y Control de sondaje, he escuchado en diversas ocasiones las preguntas ¿Por qué tienen que ir a un terreno?, ¿no pueden hacer lo mismo en el laboratorio? Y la verdad es que NO. Pero ¿cómo explicas que la experiencia del trabajo en terreno es fundamental e irremplazable para nuestra carrera? La respuesta que se cruza por mi cabeza, utilizando todo lo aprendido como alumna en la universidad, como profesional del área y docente, es que es ahí donde los alumnos ponen en práctica e integran todos los conocimientos recibidos en las aulas, además de ser la vivencia más cercana a su futuro laboral. Estas experiencias son, para el aprendizaje de nociones geológicas, las que reciben una valoración más alta, tanto por el cuerpo docente como por los estudiantes que las realizan, porque es la instancia donde se logra entender la importancia del analizar la realidad de todo lo que nos rodea mediante un proceso de observación y reflexión dando así un toque de realidad a todo lo visto en los libros.
Pese a que muchas de las actividades de laboratorio pretenden, a veces con bastante éxito, acercar una porción pequeña de la realidad (trabajamos con muestras de rocas, de suelo, sondajes y equipos), es difícil negar que esa realidad es considerablemente más rica, variada y compleja. El trabajo de campo es tan enriquecedor ya que no solo favorece el tratamiento y desarrollo de contenidos conceptuales (estrato, falla, discordancia, entre otros), de procedimientos geológicos específicos (uso de los principios de superposición, horizontalidad, sucesión de acontecimientos, medidas de direcciones y manteos, uso de mapas, entre otros) y si no también de actitudes (cooperación y trabajo en equipo, creatividad, solucionar problemas, entre otros).
Sin embargo, en el contexto actual por el que estamos viviendo, docentes y alumnos, nos hemos visto obligados a cambiar rápidamente poniendo en práctica y adquiriendo nuevas habilidades tecnológicas en términos de su creación, uso y programación. Adicionalmente, la creciente necesidad de esta habilidad en el mercado laboral ha potenciado la sinergia requerida para potenciar las soluciones tecnológicas.
Considerando lo antes expuesto sumando la imposibilidad de realizar salidas de terreno, en estos tiempos, se presenta la oportunidad de buscar cómo podemos acercar a los alumnos a una experiencia similar.
El proyecto nace en la sede Puente Alto bajo el decidido impulso del director de carrera Técnico en Geología y Control de Sondaje, Don Cristian Zavaleta quien, con el apoyo de la dirección de la Escuela y la Sede revisan las distintas opciones disponibles para aminorar o suplir esta carencia.
Se observaron los avances en las metodologías de enseñanzas desarrolladas e implementadas en instituciones de educación superior, tanto internacionales como nacionales, destacando dos soluciones que permiten abordar de forma satisfactoria el problema planteado. Uno de ellos es una visita a terreno virtual utilizando tecnología 3D de inmersión en la realidad y la otra es generar modelos 3D de realidad aumentada para visualizar muestras en detalle.
Por limitaciones de tiempo se decide avanzar en la salida a terreno virtual, que tiene por objetivo lograr alentar a los alumnos a realizar las mismas observaciones que harían en terreno y a desarrollar sus habilidades de trabajo de campo.
Se compraron los equipos necesarios para que el equipo docente sea quien ejecute las salidas a terreno a los distintos sitios programados, lugares con alto contenido de información geológica. Se procede a fotografiarlos con cámaras 360° y mediante esa información nutrir el software que permite generar un tour virtual para nuestros alumnos.
Es fundamental detectar áreas de particular interés a las que se añadirán “puntos destacados” (“hot spots” en el argot técnico), insertos con mayor profundidad informativa que brindan una experiencia interactiva para el alumno cuando se seleccionan. Pueden ser imágenes de detalle de muestras o registros de datos, modelos de depósito, ilustraciones de estructuras sedimentarias o anotaciones del afloramiento. Sabemos que la gama de información que se puede mostrar en los puntos de acceso es enorme y es posible incluir desde secuencias de video o animaciones a cuestionarios de retroalimentación (evaluaciones formativas) que ayudan al alumno avanzar en su autoaprendizaje. Potenciando, en nuestros alumnos, las habilidades requeridas para hacer observaciones y conclusiones apropiadas, destacando que los diversos datos que estamos usando en otros lugares se relacionan con rocas reales y que las interpretaciones deben cumplir con nuestra comprensión de los procesos geológicos.
Visualizando los posibles alcances de este proyecto, que se encuentra en fase de piloto, vemos que la tecnología actual con respecto a imágenes y el uso de drones nos pueden proporcionar una mayor resolución y profundidad para captar la información necesaria a distintas escalas, y generar a futuro experiencias mucho más inmersivas, añadiendo mayor variedad sensorial que se relacione con la forma de aprender del alumno. Permitiéndonos, además, pensar en un trabajo en conjunto con otras carreras. Cabe destacar, que Chile es uno de los países que sobresale en términos de geología, ya que nos proporciona un paisaje y elementos naturales únicos para enseñar y aprender.
Si bien, este tipo de actividades virtuales no pueden reproducir todas las oportunidades de aprendizaje y transferencia de habilidades que brindan los viajes físicos, una cuota de pragmatismo nos lleva a pensar que es mejor poder experimentar muchos de los beneficios de un viaje de campo, aunque de manera virtual, que no experimentarlos. Así mismo, es posible asegurar que: las visitas a terreno de modo virtual son una experiencia positiva y un gran complemento a las técnicas utilizadas en las distintas instancias de aprendizaje en la Sede sumando autonomía e independencia del aprendizaje para el estudiante; permite además visitar lugares que por logística no son accesibles, generar experiencias de alto riesgo (desprendimientos, caídas de taludes, terremotos) y, por último, la oportunidad de entregar nuestros conocimientos y experiencias no tan solo a los profesionales de nuestra área, sino también a quien esté dispuesto a saber un poco más de los elementos que nos rodean, su origen e historia.
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