Paz y bien a todos y todas. Hoy abrimos el año académico. Nos toca un año distinto y, probablemente difícil, ¡Ánimo!
Aún sigo sorprendido cuando voy al mall y veo que han puesto ya la temporada escolar. Y es que para el curso hay que entrenar, traer nuevo el uniforme, libros, cuadernos y la mochila. No crítico, pero les diré que cuando yo iba a la escuela y, especialmente los pobres, no teníamos estos utensilios nuevos. Aprendí a leer en el mismo libro en que había aprendido a leer mi madre, siendo el quinto de los hermanos. Tenía la enciclopedia que habían usado mis hermanos mayores y los pantalones remendados de estos. Nadie debe avergonzarse por no tener todas las cosas nuevas.
Lo que necesitamos es venir con el corazón renovado, con la ilusión en pie. Quiero estudiar un año más y estoy dispuesto y estaré con los ojos y oídos abiertos, porque aprendemos mucho de los libros y de las clases; pero aprendemos mucho más de los compañeros y de los educadores.
Que gente más maravillosa existe a nuestro lado. Si yo les pregunto quién conoce a Antoine Kambanda[2], posiblemente ninguno de ustedes lo conoce, y este fue nombrado Cardenal conmigo. No le pregunté mucho por su vida, pero sabía que nació en Rwanda y que su familia tuvo que huir a Burundi y después atravesar de nuevo a su país e ir a Uganda, y luego a Kenia para volver finalmente a Rwanda. Los Utus tomaron el gobierno en Rwanda y quisieron exterminar a los Tutsi. Entre el 7 de abril y el 15 de julio de 1994 más de 800.000 Tutsi fueron asesinados cruelmente a machetazos. Casi todos los Tutsi, pero también algunos Utus, que eran moderados y reclamaban contra estas atrocidades. Ese año sus padres y cinco de sus hermanos, parientes y amigos fueron asesinados porque eran Tutsi. Ni en sus ojos ni sus palabras hay odio. Si, tristeza a veces. Al ser nombrado Cardenal él dijo: “Doy gracias al Señor porque es el autor de la historia, de la historia general y de la personal”.
Nosotros tenemos que mirar bien hacia arriba, aun en los momentos más difíciles, aun cuando no entendamos nada, aun en estos momentos de pandemia e incertidumbre. Mirar a Dios. Qué importante que la sede del Duoc UC de Puerto Montt haya inaugurado una capilla. Desde ahí reafirmamos nuestros valores. Nuestro empeño es caminar con fe, amor e integridad. Mirar a los demás, caminando, construyendo, enseñando e integrando, buscando siempre el bien. Motivos para no hacerlo los flojos y cobardes encuentran muchos: Motivos para hacer el mal es de canallas.
Cuánto más se puede hacer, cuántas motivaciones, cuántos intereses llevaron a Jesús a la muerte en una cruz. Sufrió atroces tormentos; pasó haciendo el bien a todos y no le dieron premios ni medallas. La Semana Santa nos enseña que Jesús murió por su amor a toda la humanidad.
Tengan ustedes proyectos grandes: Qué quiero hacer como meta de mis estudios y también para este año qué quiero aprender, crecer cómo persona. Abrir un curso sin un proyecto es un mal comienzo. Si no sabes para que te estás esforzando es difícil que te esfuerces. Mira a los deportistas que hacen sacrificios, se esfuerzan y ganan los que ponen empeño. Y si estás en disposición podrás aceptar cuando la vida te ofrezca o te exija otras cosas.
San José a quien honramos como patrono, tiene tanto que enseñarnos. Calladamente trabaja, ve los problemas y busca soluciones. Está comprometido para cuidar y proteger la vida, también a su esposa la Virgen María, a la que respetó siempre y a la de Jesús que él no había engendrado. No espera que le hagan las cosas los demás o los ángeles.
Me permito darles algunos consejos:
Primero estudiar todos los días, tener un tiempo de estudio o de lectura. He tenido muchos compañeros en los seminarios y la universidad y no han triunfado los más inteligentes y capaces, han triunfado aquellos que han sido constantes. Estudien dos o una hora al día.
Ayudar a los demás: Quien ayuda ahora será un buen profesional, un buen trabajador. Ya hay muchos, demasiados egoístas e insolidarios.
Pedir ayuda: No tengan vergüenza ni miedo, pedir ayuda no rebaja a nadie sino que nos enriquece a nosotros y a quien nos ayuda. Pedir ayuda a los compañeros, a los profesores y a Dios.
Vivir la alegría de aprender. Un libro no se aprende de golpe sino página a página, lección a lección. Aprendamos de estos, de la vida de los demás. Cuántas personas admirables hay a nuestro lado; cuántos compañeros y compañeras que se sacrifican, que son nobles, que cuidan de sus mayores. Buenos ejemplos no nos faltan, pero también hay algunos que miran los malos ejemplos. No sean ustedes estos últimos.
A todos les deseo un buen año académico, paz y bien.
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