Estamos en presencia de una economía del conocimiento (Knowledge Economy) que se ha instalado y continúa creciendo e influyendo en toda la sociedad. Esto significa nuevas maneras de abordar y solucionar problemas, con herramientas que pueden crear más conocimientos o servicios y que dan más valor y benefician con sus utilidades a los distintos países. Su expresión material más visible es la computadora electrónica y digital, y esta ha transformado la manera de producir, de trabajar, las relaciones sociales y, en general, ha transformado algunos aspectos permanentes de la cultura vigente hasta fines del siglo XX.
Las nuevas industrias de los programas (software) que permiten hacer distintas tareas a las computadoras, hoy son y serán de las más importantes para la humanidad. Para los países estas ya son consideradas estratégicas y de un crecimiento inimaginable. Asimismo, tarea esencial para toda institución educativa será capacitar en estos nuevos instrumentos tecnológicos para ayudar al uso eficaz, potencial y con sentido ético de estos.
La globalización ha sido posible porque se ha creado la tecnología que lo ha permitido y potenciado. El surgimiento de las herramientas tecnológicas y la existencia de internet nos ha ayudado a una conectividad global con todo su impacto en la generación de una aldea global y que ha permitido no solo conocer nuestra realidad local sino también la de cualquier lugar que deseemos conocer. Esto implica acceder a la cultura de todo espacio geográfico y de sus habitantes sin intermediarios, solo utilizando nuestro celular o computador. Es decir, el mundo está a nuestro alcance en los dispositivos electrónicos y su uso creciente por las personas.
Por tanto, hoy ha pasado a ser estratégico el definir cómo deseas aparecer y qué debes poner en tu propia web personal o institucional. Las personas te encuentran en este lugar y su formación de opinión o de convicción va a depender de lo que observan en este espacio digital. Esto significa que los espacios físicos como generadores relevantes de imagen disminuyen y crece la importancia de tu presencia y un inteligente contenido digital.
En este escenario tan estimulante la tendencia marcada es a invertir más en investigación y desarrollo tecnológico, fomentar la innovación como una tarea esencial, potenciar los aprendizajes y la actualización de todo aquello que necesitamos aprender para poder continuar de manera exitosa con nuestra misión institucional.
Hasta hoy y desde hace dos siglos los gobiernos y las empresas necesitaron a sus instituciones educativas con sus espacios físicos e infraestructura para educar de manera presencial a la ciudadanía, y a través de estas organizaciones educativas transmitir la cultura, así como los valores vigentes y deseables para poder mantener la identidad cultural. El paradigma se construía con instituciones educativas autorizadas legalmente, con una infraestructura física conocida, con asistencia presencial de los estudiantes, docentes y administrativos, con la generación de currículos en que se establecía la ruta que se debía transitar para lograr el perfil de egreso deseado y no hubo cambios de envergadura en estos dos siglos.
Hoy existe la convicción que estamos en el inicio del surgimiento de un nuevo paradigma que transformará nuestra manera de entender y de concebir a las instituciones educativas, así como de la manera y de las estrategias adecuadas para obtener aprendizajes en los estudiantes. Es tal el dinamismo de las nuevas tecnologías, el pronto dominio e instalación de 5G, de la rapidez de las empresas para adaptarse a este nuevo escenario para poder sobrevivir, el que las instituciones educativas o se modernizan a la misma velocidad de los avances innovadores o pueden ser desplazadas por aquellas nuevas opciones o plataformas que sirvan mejor a los requerimientos de los gobiernos y de las empresas.
La infraestructura requerida para el encuentro entre estudiantes, docentes y administrativos se estima que será híbrida: física y digital. Los currículos de estudios y las rutas de aprendizaje tendrán transformaciones dinámicas, con una fijación y estabilidad de lo que se desea como identidad a transmitir armonizadas con un saber de la especialidad en constante actualización y, finalmente, un énfasis en el trabajo colaborativo e interdisciplinario como también en lograr como aprendizaje decisivo la capacidad y habilidad de aprender a aprender.
Las empresas necesitan egresados actualizados y modernizados para este nuevo paradigma. Su sobrevivencia depende de que las instituciones educativas estén un paso más adelante para poder formar con eficacia para el nuevo mundo que está en construcción.
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