La educación técnica se distingue de la propiamente universitaria desde varias perspectivas como, por ejemplo, en que aquella se centra en el aprendizaje de habilidades y conocimientos prácticos necesarios para el desempeño de un trabajo o una profesión específica. En cambio, la educación universitaria, suele ser más extensa y teórica, y se enfoca en la adquisición de conocimientos generales y habilidades analíticas y de investigación.
Hay varios intelectuales que han contribuido a la formación conceptual de la educación técnica. Entre estos tenemos a John Dewey[1] que sostenía que el aprendizaje debía estar orientado a la solución de problemas prácticos y que los estudiantes debían aprender haciendo. También a Lev Vygotsky[2] que sostenía que el aprendizaje es un proceso social y cultural en el que los estudiantes adquieren conocimientos y habilidades a través de la interacción con otros y con su entorno. Y en el caso de Jean Piaget [3]que aportó su teoría del desarrollo cognitivo que ha influido en la educación técnica y vocacional al enfatizar la importancia del desarrollo de habilidades cognitivas como la capacidad de razonamiento lógico y la resolución de problemas en el proceso de aprendizaje. Destaca también el pedagogo suizo Johann H. Pestalozzi[4] quien consideraba que el aprendizaje debía estar basado en la experiencia directa, la observación y la experimentación.
Desde fines del siglo XIX La escuela activa como corriente pedagógica pasó a ser sustancial para la Educación Técnico Profesional. Esta se enfocaba en el desarrollo integral de la persona basada en el aprendizaje a través de la experiencia, el trabajo en grupo y la participación activa del estudiante en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Esta corriente se opuso al modelo de enseñanza tradicional, ya que esta se enfocaba mayormente en la transmisión de conocimientos y en la autoridad del profesor como poseedor del saber universal en la disciplina.
En cuanto a su relación con la educación técnica y vocacional, la escuela activa defendió la idea de que el aprendizaje debía estar vinculado con la vida real y con las necesidades del entorno social y productivo. Por tanto, la educación técnica y vocacional fue un ámbito natural para la aplicación de los principios de la escuela activa, ya que se enfocaba en la formación de habilidades y competencias prácticas que están directamente relacionadas con el mundo laboral.
Desde la segunda mitad del siglo XX crece el enfoque de la educación STEM[5] que se ha convertido en una tendencia en la educación en todo el mundo, y se ha popularizado en los últimos años como una respuesta a la creciente demanda de habilidades técnicas y científicas en la sociedad moderna.
Este enfoque pone un mayor énfasis en la enseñanza de habilidades prácticas y en la aplicación práctica del conocimiento científico y técnico. Se trata de un enfoque interdisciplinario que busca integrar el aprendizaje de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas de manera práctica y aplicada en la solución de problemas reales.
Busca fomentar habilidades como la resolución de problemas, el pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración y la comunicación, con el objetivo de preparar a los estudiantes para los trabajos del futuro, que cada vez más requieren conocimientos técnicos y científicos. Por tanto, la educación técnica y vocacional es a menudo más práctica y aplicada que la educación universitaria tradicional, lo que la hace especialmente adecuada para el enfoque STEM.
Finalmente, en el siglo XXI, es posible visualizar en la Educación Técnico Profesional varias estrategias pedagógicas y descubrimientos tecnológicos que están introduciendo novedades al tradicional concepto del aprender haciendo que ha sido sustancial para la naturaleza y trayectoria en el pasado de la Educación Técnico Profesional. Entre estas están:
–El aprendizaje basado en proyectos (PBL): Se centra en la resolución de problemas y en la realización de proyectos prácticos como forma de aprendizaje. Los estudiantes trabajan en proyectos reales o simulados, lo que les permite desarrollar habilidades técnicas y prácticas mientras aprenden de manera más profunda y significativa.
–El aprendizaje cooperativo: Enfatiza el trabajo en equipo y la colaboración entre los estudiantes. Los estudiantes trabajan juntos para lograr objetivos comunes y comparten conocimientos y habilidades entre ellos.
–El aprendizaje personalizado: Se adapta al ritmo y estilo de aprendizaje de cada estudiante. Los estudiantes tienen mayor control sobre su propio proceso de aprendizaje y pueden elegir el contenido y el método de aprendizaje que mejor se adapte a sus necesidades. La utilización de la inteligencia artificial pasa a ser un medio esencial para lograrlo.
–La tecnología educativa: La tecnología está transformando la educación técnica, y las herramientas digitales se están utilizando cada vez más para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. La realidad virtual y aumentada, la robótica y la inteligencia artificial son solo algunas de las tecnologías que están revolucionando la educación técnica.
–El aprendizaje social y emocional (SEL): Se centra en el desarrollo de habilidades socioemocionales en los estudiantes como la empatía, la resolución de conflictos y la autorregulación emocional. Estas habilidades son fundamentales para el éxito en el lugar de trabajo y en la vida en general, y son cada vez más importantes en la educación técnica.
Ya no existen dudas que la tecnología educativa tendrá un impacto cada día más revolucionario en la naturaleza de la Educación Técnico Profesional y sobre todo en el aprender haciendo. Todas las instituciones se encuentran asombradas de los avances y existe conciencia asumida que estos medios deben ser conocidos, estudiados e implementados rápidamente, porque estamos en los inicios de nuevos paradigmas educativos que son provocadores en intensidad, contenido y extensión. Corremos aceleradamente hacia una vida humana digitalizada, una oferta laboral y una economía con creciente tecnología aplicada e infinitas posibilidades.
[1] El aprender haciendo, también conocido como aprendizaje basado en proyectos o aprendizaje práctico, tiene sus raíces en la filosofía educativa de John Dewey (1859-1952), un filósofo y educador estadounidense del siglo XIX y principios del siglo XX. Dewey creía que el aprendizaje no podía ser separado de la experiencia práctica y que el conocimiento se adquiría mejor cuando se aplicaba a situaciones reales y significativas.
[2] Nacido en Bielorrusia en 1896 y fallecido en 1934. Es uno de los representantes de la teoría del constructivismo que sostiene que los estudiantes construyen su propio conocimiento a partir de sus experiencias y conocimientos previos. El constructivismo también enfatiza la importancia del aprendizaje autónomo y la colaboración entre estudiantes.
[3] Nacido en Ginebra 1896 y fallecido en 1980.
[4] Nacido en Zurich en 1746 y fallecido en 1827.
[5] Acrónimo en inglés para Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas.
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