George Washington Carver fue un científico, botánico, inventor y educador que nació como esclavo en Missouri, Estados Unidos, y cuyos padres adoptivos fueron quienes eran inicialmente sus dueños; los Carver promovieron que estudiara, aunque, por su color, le costó mucho ser aceptado en una escuela y después en una universidad.
Ya titulado, enseñó a los esclavos libertos técnicas de cultivo para que fueran autosustentables y mejoraran su calidad de vida, enfocándose en las múltiples propiedades y derivados del maní, aunque probablemente su mayor logro haya sido el debilitamiento – gracias a la fama que obtuvo tras sus logros y talentos – del estereotipo de inferioridad intelectual de la raza negra. Además de los cientos de recetas de comida que utilizan maní, creó o difundió una cifra similar de productos desarrollados en base a este como cosméticos, tintes, pinturas, plásticos, gasolina y nitroglicerina. Hoy vincularíamos su trabajo al desarrollo práctico, educación técnica agrícola, o la investigación aplicada, entre otros ámbitos. Para él, su trabajo fue un modo de retribuir la posibilidad que le fue otorgada de contar con una educación que le permitió abrir la puerta dorada de la libertad.
De tal modo que expresó: “No concibo una educación que no busque como último fin la libertad. La educación, como la verdad, te hace libre. Así que cuando enseñes no pienses que enseñas contenidos. Lo que estás haciendo es más libres a tus alumnos”.
Ese potencial que sin duda tiene la educación y especialmente, la Educación Técnico Profesional, requiere de esfuerzo, dedicación y tiempo de nuestros(as) estudiantes y de responsabilidad, conocimientos, claridad y compromiso de nuestros(as) docentes y colaboradores(as). Sin embargo, también requiere de las condiciones que favorezcan ese aprendizaje, entre las cuales el currículo adquiere un rol central. El currículo son los contenidos a los que alude Carver, pero también es el método, la claridad de las expectativas y las exigencias, las diferentes rutas o trayectorias para desarrollarlos, la evaluación para el aprendizaje, tanto la formativa como la sumativa, y la retroalimentación, las experiencias de aprendizaje significativas y contextualizadas, las tecnologías educativas y recursos de aprendizaje innovadores, pero ajustados a los requerimientos de la disciplina, la pertinencia del mensaje y la oportunidad con que llega.
La pandemia nos ha afectado a todos y todas, instalando la necesidad y oportunidad de cambiar, de ajustar nuestra oferta a las posibilidades y realidades de nuestros(as) estudiantes, de utilizar metodologías y recursos que mantengan su interés, de revisar nuestras carreras eliminando duplicidades, favoreciendo la flexibilidad y la progresión del aprendizaje, de utilizar las potencialidades que nos ofrece la tecnología como recurso de aprendizaje, como mecanismo de comunicación con estudiantes y docentes, y como herramienta para analizar la pertinencia y uso de los distintos instrumentos que desarrollamos centralmente y de ajustarlos si es necesario.
En este escenario desafiante cobra especial relevancia nuestro propósito “formamos personas para una sociedad mejor”.
Para hacernos cargo de este propósito, la Vicerrectoría Académica se encuentra en la fase final de ajuste al Modelo Educativo, en el que se incorpora una profundización del enfoque por competencias, que involucra el desarrollo de competencias integradoras; se releva la centralidad en el/la estudiante, a través de la metodología de Resultados de Aprendizaje; se define y suscribe la Taxonomía Duoc, basada en Bloom – Anderson; se calcula el creditaje institucional, de acuerdo al Sistema de Créditos Transferibles (SCT- Chile), y se fortalece la formación y actualización de nuestros(as) docentes, entre otros cambios.
Estos cambios sustantivos han impactado integralmente al proceso CAPE, abarcando su alcance, metodología, duración y mecanismos de generación, sistematización y análisis de información para la toma de decisiones. Es así como el proceso se ha diversificado, abordando las siguientes distinciones:
La Creación de un nuevo Programa es un proceso que puede derivarse de la identificación de una oportunidad institucional no cubierta, de una iniciativa de la Escuela a la que pertenece o bien del resultado del desarrollo de una prospección al área disciplinaria. La definición de su mapa formativo y del diseño instruccional genérico, debieran concluir en 14 meses aproximadamente, tras la realización de todas las etapas que implica el diseño, una vez recibido el informe integrado de prospección. Dada la relevancia de la incorporación de una nueva carrera a la oferta académica, requiere de una decisión institucional que se adoptará a nivel del Comité Académico del Consejo Directivo de Duoc UC.
Por su parte, el proceso de Actualización Curricular, si bien se genera por un origen similar al anterior, no implica la creación completa de una carrera ni alteración del perfil de egreso, pero sí modificaciones sustantivas al plan de estudios, incorporando o reformulando otras trayectorias formativas, algunas asignaturas, salidas intermedias, certificaciones, etc. La modificación al mapa formativo implica un cambio mayor, que deberemos realizar en un plazo aproximado de 9 meses; en este caso, la aprobación de la propuesta es atribución del Vicerrector Académico.
La Actualización Instruccional en tanto, es un proceso más breve, dinámico, que tiene como origen el desarrollo de una prospección o una necesidad levantada por la Escuela, cuyo desarrollo también requiere de la aprobación del Vicerrector Académico. Este proceso se efectuaba anteriormente de manera informal, no quedando, en todos los casos, trazabilidad de su foco y ejecución, por lo que se ha formalizado la solicitud y su aprobación se condiciona a las prioridades institucionales y a la capacidad que tiene la Dirección de Desarrollo de Programas (DDP) de responder con calidad y oportunamente al requerimiento de las unidades académicas.
Finalmente, la decisión de Cierre de un Programa ocurre tras un análisis de su pertinencia; por su relevancia la decisión se adopta al nivel del Comité Académico y si bien el proceso decisional es breve, el proceso de cierre solo finaliza cuando se titulan o cambian la totalidad de los(as) estudiantes del programa.
Como se señaló anteriormente, se ha suscrito el enfoque metodológico de Resultados de Aprendizaje (RA). Estos se definen como una declaración que expresa, en forma clara, precisa y observable, lo que el(la) estudiante será capaz de evidenciar como resultado del proceso formativo. “Expresan lo que se espera que los y las estudiantes sepan, comprendan y/o sean capaces de demostrar una vez terminado el proceso de aprendizaje” (European Credit Transfer and Accumulation System, 2005; Wagenaar, 2014); “Informan a los estudiantes lo que podrán hacer al final de un curso, y que no podían hacer al inicio de este” (Anderson, et.al., 2001). Esta opción metodológica facilita la planificación docente, el desarrollo de la ruta de aprendizaje y también la evaluación y retroalimentación al(la) estudiante.
Tanto el CAPE de Creación como el de Actualización requieren del diseño curricular del perfil de egreso – ya sea para definir uno nuevo como para ajustar el vigente – y del mapa formativo, para lo cual debemos desarrollar los siguientes productos:
Identificación de perfiles profesionales requeridos por el sector productivo.
Construcción de mapa de los perfiles profesionales del sector, considerando relación y trayectorias de perfiles ocupacionales.
Identificación de funciones requeridas por el sector.
Formulación del Perfil de Egreso y Resultados de Aprendizaje que los estudiantes serán capaces de lograr, según los distintos niveles formativos.
Diseño de malla (s) curricular (es) que describa itinerarios formativos flexibles, que promuevan la articulación y la progresión estudiantil.
Diseño de planes de estudio de las distintas asignaturas, incluyendo estrategias y metodologías que favorezcan el aprendizaje.
Para certificar el logro de los RA, el diseño instruccional contemplará, a su vez, evaluaciones elaboradas según los principios de la evaluación auténtica y pondrá especial énfasis en fortalecer la validez y confiabilidad de los instrumentos.
Desarrollar los productos con la calidad adecuada y cumplir los plazos auto impuestos, ha requerido grandes esfuerzos internos, tanto para la Dirección de Desarrollo de Programas (DDP) como para las Escuelas que están participando en este desafío; todos los actores hemos trabajado colaborativamente, asumiendo una corresponsabilidad, según nuestras propias competencias y áreas de experticia; así, mientras la Escuela es la entidad responsable disciplinar, la DDP asume la responsabilidad metodológica y cautela el cumplimiento del estándar académico para el aseguramiento de la calidad.
En este sentido, la lectura y comprensión adecuada de los alcances de la prospección laboral (que supone, entre otros, caracterización de los sectores en estudio considerando las organizaciones que los componen, las áreas de desempeño, los perfiles ocupacionales, la identificación de brechas entre los requerimientos de contratantes y no contratantes y las competencias de nuestros titulados) requiere de los conocimientos expertos de los subdirectores(as) de Escuela y docentes; mientras que la prospección educacional nacional e internacional (que supone análisis cuantitativo de vacantes, matrícula, aranceles, distribución geográfica, certificaciones y acreditaciones, empleabilidad y renta, y cualitativo de perfiles de egreso, innovaciones, mallas curriculares, certificados, credenciales y sellos, modalidades, y metodologías de otras instituciones de educación superior) cuenta con profesionales de la DDP enfocados especialmente en ello. Sin perjuicio de las capacidades de cada uno(a), es la integración equilibrada de los aportes al interior de cada equipo, el modo de enriquecer la propuesta formativa. La formulación del perfil de egreso, los resultados de aprendizaje asociados a este, las primeras aproximaciones a las mallas a través de la identificación de las líneas disciplinares y la formulación de trayectorias formativas se han desarrollado en conjunto.
Sin esa colaboración interáreas, no habría sido posible el avance tanto respecto de las carreras pilotos que se encuentran en CAPE de Creación en las áreas de Marketing, Logística y Comercio Exterior, como en el CAPE de Actualización Instruccional que se desarrolla junto a la Escuela de Gastronomía, o en la nueva prospección que se ha iniciado para la Escuela de Informática. Cabe precisar que este nuevo modo de enfocar el análisis y el diseño curricular también ha incorporado a la Dirección de Formación General y a la Dirección de Ética y Formación Cristiana, de manera de incluir integradamente en los perfiles de egreso y formulación de resultados de aprendizaje, tanto la formación valórica, como los conocimientos que las disciplinas requieren de matemática, comunicación, inglés, empleabilidad y emprendimiento.
Los equipos integrados han desarrollado su trabajo poniendo al centro al/la estudiante y teniendo especial consideración, cumplir nuestro propósito de formar personas para una sociedad mejor.
Como advirtió Carver, este no es un asunto solo de contenido, sino de alinear todos los recursos y nuestros conocimientos para favorecer el aprendizaje del estudiante.
Este es un proceso aún en desarrollo, ya que durante las semanas que siguen deberemos enfocar los esfuerzos en el diseño instruccional y, como resultado de este, en ofrecer a nuestros(as) estudiantes y docentes Maletas Didácticas pertinentes, innovadoras, claras, que se encuentren disponibles oportunamente y que incorporen el mandato de avanzar hacia una transformación digital y un compromiso con la sustentabilidad.
0