Cuando se habla de una nueva normalidad generalmente se tiende a pensar en las nuevas medidas de convivencia que nos permitan mantenernos libre del contagio por COVID-19; pero esto va mucho más allá de las restricciones sanitarias.
Sin pensarlo e imaginarlo, antes de la llega de la pandemia a Chile, nos tocó enfrentar una realidad nacional frente a un contexto social marcado por las demandas de la ciudadanía que se expresaban con fuerza e intensidad a lo largo del país. Como toda revolución, esto conlleva grandes impactos y la necesidad de cambiar. Es aquí donde las diferentes industrias tuvieron que empezar a generar cambios apresurados en sus procesos internos para dar cumplimiento a sus propósitos organizacionales. Uno de esos cambios lo enfrentamos nosotros como educación superior.
A fines del año 2019 tuvimos que adaptarnos rápidamente a una educación superior digital marcada por el uso de herramientas que permitieran realizar el proceso de enseñanza aprendizaje a distancia y en tiempo real. Hasta aquí el desafío parecía ser transitorio, ya que las demandas sociales en algún momento iban a evolucionar con respuestas a la ciudadanía y mejoras sustanciales, pero esto parecía ser solo la punta del iceberg. Recordemos que, hasta antes de este suceso, las clases virtuales en Duoc UC estaban pensadas y diseñadas solo para los Programas de Educación Vespertina (PEV), en donde los estudiantes podían aprender a distancia con el apoyo de capsulas asincrónicas y material de estudio en el Ambiente Virtual de Aprendizaje. Para el resto de las carreras esta herramienta era para apoyar la disponibilidad de los recursos de aprendizaje de cada una de las asignaturas.
En el 2020 y con la llegada del primer caso confirmado por COVID-19 a Chile, y en plena segunda semana de clases, tuvimos que enfrentarnos nuevamente a una educación virtual pero esta vez con mayor impacto en las brechas digitales. No solo nos enfrentábamos a la utilización de herramientas tecnológicas para la comunicación sincrónica, sino que también el uso y manejo de equipos computacionales y sus respectivos periféricos, así como también la necesidad de una conexión estable y un dominio de múltiples funciones al mismo tiempo por parte de todos los integrantes de la comunidad Duoc UC.
¿Qué hicimos?
Como institución de educación superior y dando cumplimiento a nuestra visión institucional marcada por ser la institución más reconocida en la educación técnico profesional chilena, nos pusimos a disposición de nuestros estudiantes y docentes, avanzando en el uso de herramientas para las clases virtuales. Blackboard Collaborate Ultra pasó a ser nuestra herramienta indispensable para realizar nuestras clases; nos permitió realizar nuestras clases de forma sincrónica, compartir material en tiempo real, generar grupos de trabajo virtuales, compartir una pizarra digital, mantener una comunicación a través del audio o del chat y generar una grabación de la clase que podía ser revisada de forma asincrónica las veces que fueran necesarias para el estudiante. Lo importante era generar el medio necesario para continuar con el proceso de formación profesional, ya sea de forma asincrónica o sincrónica.
Pero toda nueva acción requiere mejoras en el camino. Al pasar los días en la virtualidad de la educación, empezaron aparecer dificultades propias del uso excesivo de una plataforma que estaba pensada en un menor flujo de usuarios, y es aquí donde se plantea la necesidad de tener un Plan B.
El Plan B
No nos podíamos permitir dejar de realizar clases por las dificultades que se presentaba en la plataforma, sino que debíamos definir una segunda opción por si la primera presentaba intermitencias. Aquí llega el uso indispensable de Microsoft Teams. Esta herramienta, que ya coexistía en diferentes ámbitos organizacionales, pasó a ser fundamental en el proceso de enseñanza aprendizaje, ya que una de sus grandes ventajas es que al ser una herramienta de la suite de Microsoft Office, permitía una mayor compatibilidad con los diferentes dispositivos móviles y computacionales de uso cotidiano tanto para los alumnos como los docentes. Se utiliza para comunicarse en tiempo real con miembros de tu misma organización u otros; puedes compartir archivos, descargar y acceder a ellos cuando estimes necesario; generas grupos de trabajo y todo lo que se comunica en el chat puede volver a revirarse; permite generar una reunión o cita accediendo a un link de acceso virtual de forma automática y puedes cambiar el fondo de la imagen que compartes para hacer de la virtualidad algo más dinámico y amigable.
¿Cómo nos aportan estas herramientas a la nueva normalidad?
Independiente del nivel educacional, de la casa de estudio y del grado académico, cuando nos referimos a la nueva normalidad en la educación superior, estamos hablando de generar una cultura del cambio frente a la educación tradicional; hemos evolucionado en tomar apuntes en un cuaderno, en quedarnos solo con lo que el docente dicta en la clase, en la revisión manual de las evaluaciones, en nombrar a cada uno de los estudiantes para validar la asistencia y en quedarnos desconectados de la teoría por no estar presencialmente en clases.
Esta en nuestra nueva normalidad y como institución de educación superior debemos seguir mejorando en el acceso de herramientas tecnológicas innovadoras para que alumnos y docentes puedan seguir siendo parte del proceso de enseñanza aprendizaje a distancia, procurando entregar contenidos de calidad, de forma activa, dinámica y propiciando espacios de aprendizaje a través de mecanismos que permitan practicar y fortalecer contenidos. Debemos revisar y rediseñar nuestros planes de estudios para adaptarnos a los cambios digitales que enfrentamos actualmente.
Aún nos queda un gran camino por recorrer como sociedad e institución, porque, aunque la pandemia un día se vaya, la digitalización seguirá estando cada vez más presente y en todos los ámbitos que nos rodean.
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