A propósito de una invitación que recibí de las autoridades de la sede de Viña del Mar, para participar en un focus group sobre la mirada de la iglesia respecto de la ética en la inteligencia artificial, junto a estudiantes de la carrera de Relaciones Públicas Mención Marketing, me pareció interesante no dejar pasar esta oportunidad para compartir con toda la comunidad de Duoc UC, algunas reflexiones sobre este tema, tan actual y desafiante. Una realidad que vino para quedarse en casi todas las dimensiones de nuestra vida, trayendo muchos beneficios, dejando obsoletas muchas cosas y maneras, junto a un gran etcétera. En la medida que pasan los días, con el desarrollo veloz de la IA, se ha ido instalando una sensual y aterradora incertidumbre sobre los muchos favores y las nuevas transformaciones que vendrán por delante.
Ciertamente, me imagino, que el tema de la inteligencia artificial ha llegado hasta nosotros (a todos los miembros de la comunidad Duoc UC: estudiantes, docentes, administrativos) desde diferentes fuentes: Desde la tecnología que usamos a diario (facilitándonos la vida), hasta la debida profundización y actualización profesional que hemos tenido que realizar por trabajar en el área o industria de la educación, que supone un gran desafío para entregar a nuestros estudiantes la mejor calidad posible de lograr.
El interés sobre esta temática, ha hecho que muchos miembros de nuestra comunidad reflexionen y aporten desde sus competencias de manera notable, aprendiendo y aplicando los nuevos descubrimientos científicos y tecnológicos.
En esta columna quisiera compartir con ustedes algunos pensamientos desde la perspectiva de la mirada de la Iglesia. Pues, al ser una institución con identidad católica, no podemos dejar pasar el desde qué lugar nos situamos para educar. Las universidades, institutos profesionales, centros de formación técnica, han sido grandes polos de desarrollo y progreso a lo largo de la historia. Y muchas de estas instituciones han ido entregando al mundo, las respuestas a las razones científicas y de sentido que las épocas han tenido que enfrentar. También hoy, como institución católica, quisiera invitar a los diferentes miembros de nuestra comunidad a asumir la desafiante tarea de acercarnos a la verdad para poder hacer de nuestro mundo uno mejor para todos.
Nuestra identidad católica
Para ningún miembro de nuestra comunidad Duoc UC, es sorpresa saber que nos encontramos en una institución de educación católica. Y esto no lo refleja solamente nuestros espacios bellamente ornamentados con imágenes religiosas, una capilla, las misas, los equipos de pastoral o los cursos de ética y formación cristiana. Claramente no. Tal cual como nos lo recuerda San Juan Pablo II en la Constitución apostólica “Ex corde ecclesiae”[1] (“Desde el corazón de la Iglesia”), sobre las universidades católicas, nuestra institución colabora con el conocimiento y el desarrollo, en busca de la verdad y del bien común (n. 12); y con un compromiso institucional, realiza su aporte desde la inspiración y la luz del mensaje cristiano (n. 14).
Por esta razón, y sin descartar ninguna mirada existente, resulta tremendamente desafiante informarnos sobre todo aquello a lo cual nos remite el tema de la inteligencia artificial. Se dice tanto. Cada día surge algo nuevo. Lo de ayer quedó obsoleto; y como ya he señalado, de la misma manera como atrae, genera un poco de incertidumbre la velocidad y los alcances que pueda tener el desarrollo de la tecnología virtual.
A continuación, y para ayudar a los miembros de la comunidad a ubicarnos en la enseñanza de la Iglesia sobre la Inteligencia Artificial, me detengo primero, en general, en la enseñanza de la Iglesia en el marco del Magisterio de los Papas sobre el desarrollo de las tecnologías y el progreso y, en segundo lugar, en particular, sobre el llamado de la Iglesia en lo que respecta a la inteligencia artificial.
La enseñanza de la Iglesia: “Sobre las nuevas cosas”
Muy elementalmente podemos decir que la enseñanza de la iglesia se fundamenta en el conocimiento, fruto del ejercicio y de la reflexión del saber teológico, filosófico, antropológico y el apoyo de las ciencias auxiliares. De la misma manera, tenemos que decir que la enseñanza teológica de la iglesia se divide entre la teología dogmática (que no cambia) y la teología práctica (que si cambia), y entre esta última encontramos la teología moral y la espiritualidad.
Cuando hablamos de la enseñanza de la Iglesia respecto a la inteligencia artificial, vamos a tener que ubicarnos dentro del marco doctrinal denominado Teología Moral, ya que la Iglesia hace referencia a lo que respecta a la persona humana, a su ser individual y a su obrar, a su dignidad y desarrollo, en la relación de esta con la sociedad. Al tratarse de un conocimiento que se ha ido desarrollando en el acontecer de la historia, resulta interesante volver nuestra mirada a lo que dice la Iglesia frente a los distintos temas que han ido surgiendo y afectan a la persona humana y a la sociedad.
Es evidente que, por ser la inteligencia artificial un tema “en proceso”, no vamos a encontrar un desarrollo acabado del mismo, ni menos alguna pretensión dogmática de una verdad absoluta. Es muy interesante hacer el ejercicio de echar una mirada a la enseñanza de la Iglesia, pues nos vamos a sorprender al darnos cuenta de su permanente novedad, al poner el punto de vista en la realidad que no cambia: La persona humana, su dignidad y su desarrollo en la sociedad. Podemos advertir, cómo más allá de los muchos cambios que el mundo ha experimentado, la enseñanza de la Iglesia nos ofrece un horizonte permanente, que nos entrega, incluso en la incertidumbre y en medio de muchas verdades, ciertos principios orientadores.
Desde el Papa León XIII al Papa Francisco
En el ejercicio de intentar ofrecer a nuestros estudiantes algunos principios éticos desde la mirada de la iglesia a la inteligencia artificial, puse mi mirada en la primera carta encíclica del Papa León XIII, denominada “Rerum novaron”[2] y que, notablemente, significa “Sobre las nuevas cosas”. Me resultó tan lúcido para nuestro contexto actual, reconocer que el Papa León XIII en el año 1891 quisiera iluminar desde la fe los fenómenos que estaba viviendo el mundo debido a la denominada Revolución Industrial: La vida individual y social, la familia, la manera de entender el trabajo y las condiciones laborales, son algunas de las temáticas que aborda. Y sus grandes apuntes fueron: La importancia de la dignidad de la persona humana y del trabajo, las condiciones laborales, la formación de sindicatos, y el derecho a la propiedad privada, entre otros.
Y así podemos encontrar, a la luz del paso de los años, una mirada profunda de la realidad y una enseñanza orientada por el principio básico de la dignidad de la persona humana y de su desarrollo en la sociedad.
Me pareció admirable, pues, más allá del devenir propio de los tiempos y de “las nuevas cosas” que van aconteciendo, encontramos en la iglesia católica un referente claro y permanente para orientarnos y, sin desestimar las muchas novedades, no perder de vista la razón de la realidad: La dignidad de la persona humana, sus alcances y responsabilidades.
Así pues, dando un salto no menor en la enseñanza de los Papas en su debido momento histórico frente a temas muy diversos, llegamos al Papa Francisco, que en sus últimas encíclicas nos ha invitado a considerar las nuevas “nuevas cosas”: El cuidado de la casa común (Carta Encíclica “Laudato si`”[3], que significa: “Alabado seas”, en latín) y la fraternidad y la amistad social (Carta Encíclica “Fratelli tutti”[4], que significa: “Todos hermanos”, en latín). En ambos documentos podemos vislumbrar una subrayada invitación a cuidar el mundo, la naturaleza y las relaciones interpersonales de unos con otros, que son la base de una verdadera sociedad que progresa y se desarrolla, poniendo especial consideración en los postergados y excluidos.
La llamada desde Roma a la ética de la Inteligencia Artificial
Hoy en día junto al interés global frente al tema de la Inteligencia Artificial, la Iglesia no se ha quedado al margen de la reflexión. Desde el marco de la Doctrina Social de la Iglesia, la enseñanza sobre las cosas de la persona humana y su desarrollo en la sociedad y dentro del ámbito de la bioética, en cuanto afecta la vida de las personas, invita a la comunidad mundial a reflexionar juntos sobre el tema en favor del desarrollo humano y bien común.
En este sentido sobresale “La llamada desde Roma a la ética de la Inteligencia Artificial”[5], que es un documento de la Pontificia Academia para la Vida, firmado en Roma, al terminar una Asamblea entre el 26 y el 28 de febrero de 2020, donde se reflexionó sobre la Inteligencia Artificial en tres ámbitos: ética, derecho y salud. Participaron de la firma de este documento, que contó con la aprobación del Papa Francisco, la Academia Pontificia para la Vida, Microsoft, IBM, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el gobierno italiano.
El documento dice textualmente: “Es hora de empezar a prepararse para un futuro más tecnológico en el que las máquinas tendrán un papel más importante en la vida de los seres humanos, pero también un futuro en el que quede claro que el progreso tecnológico afirma la brillantez de la raza humana sigue dependiendo de su integridad ética”; mostrándonos la esencia de la reflexión eclesial, de cara a los numerosos avances que advierten, sin dudar, un nuevo e inminente cambio en el orden mundial.
Más adelante profundiza su reflexión desde el punto de vista de la ética y señala, por ejemplo, que: “los sistemas de Inteligencia Artificial deben concebirse, diseñarse e implementarse para servir y proteger a los seres humanos y el entorno en el que viven” y que, desde el punto de vista de la educación nos advierte, que “este compromiso debe reflejarse en un compromiso con la educación, desarrollando planes de estudio específicos que abarquen diferentes disciplinas en humanidades, ciencia y tecnología, y asumiendo la responsabilidad de educar a las generaciones más jóvenes.” Y desde el punto de vista delos derechos nos enfatiza que “el desarrollo de la Inteligencia Artificial al servicio de la humanidad y el planeta debe reflejarse en normas y principios que protejan a las personas, en particular a los débiles y desfavorecidos, y al medio ambiente natural”.
Podemos leer el apartado donde hace referencia a la educación y la Inteligencia Artificial en que nos manifiesta:
“Transformar el mundo a través de la innovación de la Inteligencia Artificial significa comprometerse a construir un futuro para y con las generaciones más jóvenes. Este compromiso debe reflejarse en un compromiso con la educación, desarrollando planes de estudio específicos que abarquen diferentes disciplinas en humanidades, ciencia y tecnología, y asumiendo la responsabilidad de educar a las generaciones más jóvenes.
Este compromiso significa trabajar para mejorar la calidad de la educación que reciben los jóvenes; esto debe entregarse a través de métodos que sean accesibles para todos, que no discriminen y que puedan ofrecer igualdad de oportunidades y trato. El acceso universal a la educación debe lograrse a través de principios de solidaridad y equidad.
El acceso al aprendizaje permanente debe garantizarse también para las personas mayores, a quienes se les debe ofrecer la oportunidad de acceder a servicios fuera de línea durante la transición digital y tecnológica.
Además, estas tecnologías pueden resultar enormemente útiles para ayudar a las personas con discapacidad a aprender y ser más independientes: por lo tanto, la educación inclusiva también significa utilizar la Inteligencia Artificial para apoyar e integrar a todas y cada una de las personas, ofreciendo ayuda y oportunidades para la participación social (por ejemplo, teletrabajo para personas con movilidad reducida, apoyo tecnológico para personas con discapacidad cognitiva, etc.).
El impacto de las transformaciones provocadas por la Inteligencia Artificial en la sociedad, el trabajo y la educación ha hecho imprescindible la revisión de los currículos escolares para hacer realidad el lema educativo “nadie se queda atrás”. En el sector educativo, se necesitan reformas para establecer estándares altos y objetivos que puedan mejorar los resultados individuales. Estos estándares no deben limitarse al desarrollo de habilidades digitales, sino que deben centrarse en garantizar que cada persona pueda expresar plenamente sus capacidades y trabajar por el bien de la comunidad, incluso cuando no se obtenga un beneficio personal de ello.
A medida que diseñamos y planificamos para la sociedad del mañana, el uso de la Inteligencia Artificial debe seguir formas de acciones socialmente orientadas, creativas, conectivas, productivas, responsables y capaces de tener un impacto positivo en la vida personal y social de las generaciones más jóvenes. El impacto social y ético de la Inteligencia Artificial debe estar también en el centro de las actividades educativas de la Inteligencia Artificial”.
El principal objetivo de esta educación debe ser concienciar sobre las oportunidades y también sobre los posibles problemas críticos que plantea la Inteligencia Artificial desde la perspectiva de la inclusión social y el respeto individual.
Invito a los miembros de la comunidad a leer el documento entero. Nos señala, brevemente, la materia y la forma de la enseñanza de la Iglesia; un contenido que con el paso de los años se va enriqueciendo y una forma de acercarse al conocimiento, “con otros” y en diálogo con los distintos agentes de la sociedad.
La llamada a los miembros de nuestra comunidad
Considero que nuestra identidad católica, y específicamente la ética cristiana, nos regala una oportunidad privilegiada para acercarnos al conocimiento y al hermoso regalo de enseñar, en estos tiempos y con los actuales desafíos.
Como comunidad de Duoc UC contamos con personas y estructuras que favorecen el desarrollo y la calidad para conseguir nuestro propósito institucional: “formar personas para una sociedad mejor”. Un elemento distintivo, dentro de la inmensa oferta académica existente, es y será la educación con el foco puesto en el estudiante, en la persona y en su formación integral. Los desafíos de esta denominada “Revolución industrial (4.0 y 5.0)”: de la Inteligencia Artificial, son una vez más, la oportunidad para volver a lo que nos regala nuestra esencia Duoc UC: Departamento Universitario Obrero Campesino de la Universidad Católica.
Lunes 5 de junio de 2023.
[1] Papa Juan Pablo II, “Constitución apostólica Ex Corde Ecclesiae” (1990). Documento en el sitio del Vaticano: https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_constitutions/documents/hf_jp-ii_apc_15081990_ex-corde-ecclesiae.html
[2] Papa León XII, “Carta encíclica Rerum novarum” (1891). Documento en el sitio del Vaticano: https://www.vatican.va/content/leo-xiii/es/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_15051891_rerum-novarum.html
[3] Papa Francisco, “Carta encíclica Laudato Si`” (2015). Documento en el sitio del Vaticano: https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html
[4] Papa Francisco, “Carta encíclica Fratelli tutti`” (2020). Documento en el sitio del Vaticano: https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html
[5] Documento de la Pontificia Academia Para la Vida, en su versión original en inglés: https://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_academies/acdlife/documents/rc_pont-acd_life_doc_20202228_rome-call-for-ai-ethics_en.pdf . También lo encontramos en español (en un sitio no oficial): https://catolicus.com/rome-call-ai-ethics/
Laura Bernacchia
La llamada a una educación inclusiva y centrada en la dignidad humana es especialmente relevante en un mundo cada vez más influenciado por la tecnología. Este mensaje del capellán, ofrece una valiosa contribución al debate sobre el papel de la inteligencia artificial en la sociedad y la necesidad de orientar su desarrollo hacia el bien común.