La noche del 24 de diciembre no es simplemente una efeméride en el calendario de la cultura occidental: es el epicentro de una sacudida ontológica que divide la historia humana en un antes y un después. Al conmemorar el nacimiento de Jesucristo, los cristianos no realizamos un ejercicio de nostalgia arqueológica, sino que reactualizamos un hito en el que lo eterno irrumpió en el tiempo, lo infinito se abrazó a la finitud y el Creador se hizo creatura para devolvernos nuestra dignidad perdida. Como bien señalaba San Juan Pablo II en su encíclica inaugural, “el hombre no puede comprenderse hasta el fondo a sí mismo sin Cristo. No puede comprender quién es, ni cuál es su verdadera dignidad, ni cuál es su vocación, ni su destino final” (Redemptor Hominis, 1979).
Para la humanidad, este nacimiento representa el giro copernicano de la existencia. Para el creyente, es la validación de una promesa: que este mundo, con sus valles de lágrimas y sus cimas de gozo, es un umbral, un tránsito necesario hacia el encuentro definitivo con el Padre. En este contexto, la comunidad de Duoc UC se detiene a contemplar el misterio, no desde la periferia, sino desde el corazón de su misión educativa y técnica.
San José: El maestro del silencio y la acción corresponsable
En el camino hacia el pesebre, el Papa Francisco nos invitó con insistencia a fijar la mirada en la figura de San José, esposo fiel de María y patrono de nuestra institución. En un mundo saturado de ruidos y de la tiranía de la inmediatez, José emerge como el maestro de lo esencial. Francisco nos recordaba que José es una figura en segundo plano, modesta y silenciosa, pero que “cumple la palabra de Dios y las bienaventuranzas”.
San José nos enseña que la grandeza no reside en el estrépito, sino en la fidelidad. Para él, aceptar la maternidad de María no fue un acto de resignación pasiva, sino de valentía creativa. Educó al Hijo de Dios en el valor del trabajo y el respeto a las leyes del buen vivir, una pedagogía que resuena en nuestra labor técnica: hacer bien las cosas, con silencio laborioso y propósito divino. José es la prueba de que se puede ser protagonista de la historia desde la modestia y el cumplimiento del deber.
El desafío de la soberbia tecnológica frente al humilde pesebre
Vivimos tiempos de una complejidad inédita. Al aproximarnos al 25 de diciembre, el brillo de las luces comerciales a menudo eclipsa la luz de la Verdad. Nos encontramos en una era donde la ciencia y la tecnología parecen ofrecernos una suerte de auto redención. La posibilidad de modificar el ADN, la gametogénesis in vitro o la quimera de una vida eterna digital alimentan una nueva forma de soberbia: la idea de que el ser humano puede ser el arquitecto absoluto de su propia naturaleza, prescindiendo de cualquier referente trascendente.
Frente a esta ilusión de control total, el Papa Benedicto XVI, en su obra La infancia de Jesús, nos recuerda que la señal de Dios es la humildad. Dios no viene con poder externo, sino con la vulnerabilidad de un niño. Benedicto argumentaba que el hecho de que no hubiera sitio en la posada representa a una humanidad que se cierra en su propia autosuficiencia. El pesebre es la respuesta racional más poderosa contra la vanagloria: el Creador no necesita de honores ostentosos para transformar la realidad; necesita corazones capaces de acoger lo pequeño.
León XIV: Diseñar nuevos mapas en la era de los algoritmos
Recientemente, el Papa León XIV, en su carta apostólica “Diseñar nuevos mapas de esperanza” (2025), ha dado un paso más allá al abordar la educación en un mundo “complejo, fragmentado y digitalizado”. Nos advierte que el ser humano no es un “mero algoritmo predecible”, sino una historia y una vocación. En un pasaje de gran fuerza pedagógica, León XIV nos exhorta:
“Pido a las comunidades educativas: desarmar las palabras, alzad la mirada y custodiad el corazón. Desarmar las palabras, porque la educación no avanza con la polémica, sino con la mansedumbre que escucha. Alzad la mirada: sabed preguntaros hacia dónde vais y por qué” (León XIV, 2025).
Para Duoc UC, este llamado es fundamental. No formamos simplemente perfiles de competencias para el mercado laboral, ya que formamos personas que deben aprender a navegar este mar digital sin perder la brújula de la caridad. León XIV utiliza la imagen de la “constelación educativa”: cada institución es una estrella que brilla no para competir, sino para dibujar una ruta compartida de esperanza.
Las preguntas esenciales y la respuesta del Verbo
La Encarnación responde con una fuerza intelectual asombrosa a las preguntas que han atormentado a la filosofía: ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? Con Jesús, el origen no es el azar ciego, sino el amor creativo. El destino no es la nada, sino la comunión eterna. Pero queda la tercera pregunta: ¿Qué hacemos aquí?
Aquí radica el ejercicio de la libertad humana. Aceptar el camino de Dios es el paso de la oscuridad a la luz, de la opresión sin sentido a una libertad con propósito. Como nos recuerda la enseñanza de los Papas, el amor de Dios no se impone: se ofrece. Cada día en nuestras aulas y talleres es una decisión consciente de construir una vida apegada a las enseñanzas de Dios o navegar alejados de Él. Optar por Cristo es, en palabras de Benedicto XVI, “no quitarle nada al hombre, sino darle todo” (2005).
Duoc UC: Formar para la excelencia y la trascendencia
Como institución de Educación Técnico-Profesional, Duoc UC asume un compromiso que trasciende la instrucción operativa. Al proponer el encuentro con el “Dios de la eterna verdad”, afirmamos que el intelecto y la sabiduría espiritual deben converger. Un profesional que vive los valores de Jesús no solo se distingue por su pericia técnica, sino por una altura moral que aporta paz a la sociedad.
Decidir vivir con valores cristianos no implica renunciar a la innovación. Al contrario, un técnico que funda su actuar en la ética del Evangelio contribuirá más a la dignificación de la persona. En un panorama histórico que muestra la soberbia de creernos dueños de todo proceso biológico, es un alivio volver a la raíz: el pesebre nos recuerda que somos criaturas, no creadores absolutos, y que nuestra plenitud se encuentra en el servicio al bien común.
Peregrinos de esperanza: Hacia el Jubileo 2025
El Papa Francisco, en la bula Spes non confundit, nos convocó al Jubileo Ordinario de 2025. Nos invitó a ser signos de esperanza para los pobres, los jóvenes y los ancianos. La Navidad de este año es el pórtico de este tiempo de gracia. Es una oportunidad para que los líderes y científicos no enfrenten al hombre contra Dios, sino que busquen maximizar el bienestar humano bajo la luz de la verdad.
Como dice León XIV en su reciente mensaje, la educación es un “oficio de promesas”. En Duoc UC, renovamos nuestra promesa de acompañar a cada estudiante en su crecimiento integral, asegurándonos de que, mientras sus manos dominan la técnica, su corazón permanezca anclado en la esperanza que no defrauda.
El niño de Belén nos regaló el cielo, no como una abstracción lejana, sino como una realidad que comienza aquí, en la donación gratuita de nosotros mismos. Al aproximarnos al 25 de diciembre, contemplemos al Niño con la mansedumbre de un Dios que habla desde la sencillez.
Que, en esta Navidad, la constelación de nuestra comunidad educativa brille con más fuerza. Que sepamos desarmar las palabras de conflicto, alzar la mirada hacia lo trascendente y custodiar el corazón de cada hermano. Porque al final, la última palabra no la tiene la muerte ni el algoritmo, sino el Amor que se encarnó para que nosotros tuviéramos vida, y vida en abundancia.
¡Feliz Navidad a toda la comunidad de Duoc UC!
Referencias:
• Benedicto XVI. (2005, 24 de abril). Homilía de Su Santidad Benedicto XVI en la misa de inicio del Ministerio Petrino. Libreria Editrice Vaticana.
• Benedicto XVI. (2012). La infancia de Jesús. Editorial Planeta.
• Francisco. (2020). Carta Apostólica Patris Corde con motivo del 150 aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal. Libreria Editrice Vaticana.
• Francisco. (2024). Bula de convocación del Jubileo Ordinario del año 2025: Spes non confundit. Libreria Editrice Vaticana.
• Juan Pablo II. (1979). Carta Encíclica Redemptor Hominis. Libreria Editrice Vaticana.
• Juan Pablo II. (1998). Carta Encíclica Fides et Ratio sobre las relaciones entre fe y razón. Libreria Editrice Vaticana.
• León XIII. (1891). Carta Encíclica Rerum Novarum sobre la situación de los obreros. Libreria Editrice Vaticana.
• León XIV. (2025, 27 de octubre). Carta Apostólica. Diseñar nuevos mapas de esperanza. Del Papa León XIV con ocasión del LX aniversario de la Declaración Conciliar Gravissimum Educationis.
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