Todo comenzó con una tabla rota. Algo que para muchos no tiene importancia, para nosotros era casi simbólico. Como skaters con más de 20 años sobre el pavimento, sabíamos perfectamente lo que significaba partir una tabla: no solo se rompía un pedazo de madera, se rompía parte de una historia. Y eso, sinceramente, dolía más que la caída1.
Con el tiempo empezamos a notar un patrón que ya no podíamos ignorar: las tablas rotas se acumulaban, iban a la basura, y nadie parecía preguntarse qué pasaba con ellas. Cada una de esas tablas, hechas de maple canadiense, un material noble y resistente, tenía una vida útil corta. Y, sin embargo, ahí quedaban, como basura. Entonces nos hicimos una pregunta que lo cambiaría todo: ¿Qué pasaría si les diéramos una segunda vida?

Foto N°1: Francisco Oyarzún en el Taller de 7Capas.
Así nació 7Capas. Al principio fue solo un experimento entre amigos, aprovechando el taller familiar y las herramientas disponibles. Comenzamos a cortar, lijar, ensamblar. Hicimos pruebas, fallamos, aprendimos. Lo que en un principio fue una idea de garage, terminó convirtiéndose en un proyecto real, con propósito, con identidad. Uno que conecta lo que amamos —el skate— con lo que creemos: la necesidad urgente de crear con conciencia.
Desde el inicio supimos que no queríamos solo “hacer productos reciclados”. Queríamos rescatar la historia de cada tabla, su desgaste, sus colores, sus marcas de uso. Cada pieza que hacemos —un galvano, una medalla, un trofeo, un objeto decorativo— mantiene las capas de la tabla original, mostrando el recorrido que ya tuvo y dándole una nueva narrativa. Porque sí, la madera también cuenta historias.

Foto N°2: Fabricación de productos de 7Capas con maquinaria CNC.
Con el skate convertido en deporte olímpico, sabíamos que este residuo seguiría creciendo. Se comercializan miles de tablas cada año, y la mayoría termina en vertederos. ¿Y si esa basura fuera materia prima? ¿Y si además pudiéramos combinar diseño, sostenibilidad y tecnología para darle forma a una propuesta con identidad propia?
Gracias a nuestras formaciones —desde diseño industrial hasta carpintería e ingeniería— fuimos capaces de combinar la tradición artesanal con herramientas CNC, grabado láser, y procesos digitales que nos permitieron profesionalizar lo que antes era 100% manual. Aprendimos sobre economía circular, sobre materiales, sobre narrativas de marca. Y por, sobre todo, aprendimos a emprender.
En ese camino, la Ruta IE de Duoc UC fue un punto de quiebre. Nos ayudó a bajar la idea a tierra, a estructurar el modelo, a profesionalizar el proceso. Nos entregaron mentorías, espacios de validación, redes de contacto. Nos hicieron las preguntas difíciles. Nos empujaron a responderlas con soluciones reales. Y eso, sinceramente, nos cambió la perspectiva.
Antes hacíamos porque sabíamos hacer. Después de la Ruta IE, hicimos porque sabíamos para quién, por qué y cómo mejorar. Entendimos que no basta con tener talento o buenas intenciones: hay que aprender a gestionar, a comunicar, a sostener una idea en el tiempo. A transformar un taller en una empresa, sin perder el alma.
Con el tiempo fuimos creciendo. Empezamos a recibir encargos de clientes que valoraban no solo la estética, sino también el significado. Premios que antes eran de plástico o acrílico, ahora podían hacerse con historia. Galvanos corporativos que hablaban de sostenibilidad desde su material. Cada objeto que salía del taller tenía identidad, relato, y propósito.

Foto N°3: Algunos de los productos fabricados por 7Capas en base a reutilización de tablas de skate.
También aprendimos a enfrentarnos a lo complejo: gestionar pedidos, manejar inventario, trabajar en equipo multidisciplinario, resolver conflictos, cumplir plazos. Y aunque todo eso suena “técnico”, en realidad fue profundamente humano. Porque detrás de cada tabla rota hay una persona. Y detrás de cada objeto hecho a mano, hay un pedazo de nosotros.
Hoy, 7Capas no es solo una marca. Es un mensaje: sí se puede crear desde lo que otros desechan. Sí se puede unir cultura urbana, carpintería, diseño y tecnología en algo que tenga sentido. Sí se puede rescatar lo que parecía inservible y convertirlo en algo que emocione, que represente, que inspire.
Gracias a la Ruta IE, también descubrimos que la innovación no es exclusiva de laboratorios tecnológicos o startups con inversión millonaria. La innovación también está en mirar lo cotidiano con otros ojos. En preguntarte “¿y si lo hacemos distinto?”. En mezclar lo que sabes con lo que te importa.
Y si estás leyendo esto con una idea que todavía no te atreves a sacar del papel, quiero decirte algo: hazlo. Pruébalo. Aunque no sepas todo. Aunque no tengas todo listo. La perfección paraliza, pero el hacer te mueve. La Ruta IE está para acompañarte, pero el primer paso es tuyo.
Nosotros dimos ese paso con una tabla rota. Hoy, esa tabla no solo está viva: es símbolo de lo que creemos posible. Porque cada capa cuenta. Cada intento suma. Y cada historia merece una segunda oportunidad.

Foto N°4: Los tres socios fundadores de 7Capas: Francisco Oyarzún Lizama, Daniel Campillay Labra, Jorge Oyarzún Jara.
- Columna publicada en el Boletín N°74 cuyo título es: “La ruta IE en los estudiantes de Duoc UC”. ↩︎
0