29 de Septiembre, 2025

Vinculación con el medio: el mandato ético y estratégico de la Educación Técnico-Profesional.

Equipo Editorial Observatorio

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9 minutos de lectura

Ninguna institución de educación superior puede concebirse como un mundo cerrado, indiferente a la realidad que la rodea. La historia reciente lo confirma: quienes permanecen aislados pierden pertinencia, legitimidad y capacidad de transformación. El imperativo de vincularse con el medio no es una moda ni un requisito burocrático: es un deber ético, una condición de existencia y, en muchos sentidos, la frontera que define si una institución está viva o se convierte en un relicario de conocimientos desfasados.

Hoy más que nunca las instituciones de Educación Superior Técnico-Profesional (ESTP) tienen que estar sumergidas en el pulso social, económico, cultural y tecnológico de su entorno. La razón es simple: su misión se centra en formar personas capaces de insertarse en el mundo del trabajo, adaptarse a cambios vertiginosos y aportar con innovación práctica. Para lograrlo, el diálogo con el medio no puede ser accesorio, sino un componente estructural de su quehacer.

La bidireccionalidad como mandato

En el 2025 hablar de vinculación con el medio exige entender la relación en clave bidireccional. No basta con transferir conocimiento ni con ofrecer servicios a la comunidad: se trata de aprender junto con los demás, de crear valor compartido. Paulo Freire ya advertía que toda educación auténtica es un acto de comunicación y de reciprocidad¹. Vincularse con el medio significa reconocer que la institución aprende tanto como enseña, y que en ese intercambio se renueva su sentido.

El entorno no es un escenario pasivo al que se sirve, sino un espacio de co-construcción. Las empresas, las organizaciones sociales, los gobiernos locales y las comunidades poseen saberes, experiencias y desafíos que interpelan directamente a la formación técnico-profesional. En ese roce fecundo, los estudiantes encuentran su lugar, validan sus aprendizajes y anticipan los problemas que enfrentarán en su vida laboral.

De la empleabilidad a la innovación social

Tradicionalmente, la justificación de la vinculación en la ESTP descansaba en la empleabilidad: asegurar que los egresados tuvieran mayores posibilidades de inserción laboral. Ese sigue siendo un objetivo central, pero hoy resulta insuficiente. El futuro del trabajo, como lo describe Richard Sennett², no solo demanda competencias técnicas, sino también la capacidad de colaborar, adaptarse y sostener proyectos en contextos de incertidumbre.

Las instituciones ESTP deben concebir la vinculación como un espacio para formar ciudadanos capaces de innovar en lo social, no solo en lo productivo. Resolver problemas comunitarios, participar en procesos de sostenibilidad ambiental, colaborar con pymes y municipios en soluciones tecnológicas o de gestión son expresiones concretas de una empleabilidad ampliada: no solo conseguir un puesto, sino transformar el entorno laboral y social al que se llega.

Tecnología y aceleración: un imperativo de actualización continua

La velocidad del cambio tecnológico plantea un desafío radical. La inteligencia artificial, la automatización y la digitalización de procesos no son ya promesas de futuro, sino condiciones presentes. Klaus Schwab insistió en que vivimos en la “cuarta revolución industrial” ³, donde los límites entre lo físico, lo digital y lo biológico se diluyen. Para una institución ESTP, esto significa que sus vínculos con el medio deben ser dinámicos, permanentes y en constante ajuste.

Hoy diseñar una carrera o actualizar un currículo sin la retroalimentación de empresas, sindicatos y organismos sociales es una temeridad. La pertinencia de una malla curricular se mide en meses, no en décadas. Los centros de formación deben convertirse en nodos de aprendizaje ágil, capaces de detectar cambios en la demanda laboral y traducirlos rápidamente en experiencias formativas. Aquí la vinculación se convierte en radar estratégico: es el mecanismo que permite anticipar tendencias, experimentar con nuevas tecnologías y validar, en entornos reales, la relevancia de lo que se enseña.

Un mandato ético y social

No obstante, la vinculación no puede reducirse a una lógica utilitarista. Martha Nussbaum recuerda que la educación, incluso la más práctica, debe sostener valores democráticos: la dignidad, la justicia y el respeto por la diferencia⁴. Vincularse con el medio significa también reconocer que la institución contribuye al tejido social más amplio, no solo a la productividad.

Por ello, las experiencias de aprendizaje-servicio y las alianzas con organizaciones comunitarias deben ser vistas como parte integral de la formación técnica. Como subrayan Eyler y Giles⁵, no se trata de actividades accesorias, sino de prácticas que enseñan competencias cívicas, éticas y profesionales al mismo tiempo.

Universidades y ESTP: convergencias y diferencias

La distinción entre universidad y ESTP permanece vigente, pero con matices. Mientras la universidad cultiva también la investigación básica y el pensamiento desarraigado del mercado, las instituciones técnico-profesionales se definen por su anclaje en lo práctico, en lo inmediato y en lo aplicable. Sin embargo, en un mundo donde la frontera entre lo “puro” y lo “aplicado” se desdibuja como sostiene Manuel Castells⁶, las ESTP también están llamadas a generar innovación aplicada y a participar en proyectos de investigación vinculados directamente con la industria y la sociedad.

Lo que las diferencia es el foco: no buscan explicar el universo, sino resolver problemas concretos en el taller, en la clínica, en la empresa o en la sala de diseño. Su valor radica en esa cercanía, y allí la vinculación con el medio es no solo una estrategia, sino su modo natural de existir.

Vinculación como estrategia de legitimidad

En el 2025 la acreditación y la evaluación de la calidad en educación superior han elevado los estándares de vinculación. Hoy se reconoce que una institución que no demuestra vínculos significativos pierde legitimidad ante la sociedad. El criterio no es ya solo cuántos proyectos se realizan, sino cuál es su impacto real, cómo se evalúa la reciprocidad y qué aprendizajes quedan instalados en la comunidad y en la institución.

En este punto, los enfoques de Boyer sobre el scholarship of engagement⁷ y la lógica de la triple hélice de Etzkowitz y Leydesdorff⁸ aportan un marco fértil: la legitimidad se sostiene en la capacidad de tejer alianzas sostenidas con empresa, Estado y sociedad civil.

Mirando hacia adelante: el futuro posible

¿Qué significa vincularse con el medio en los próximos años? Varias tendencias marcan el horizonte:

-Ecosistemas de innovación local: las instituciones ETP serán parte de polos de desarrollo territorial, articulando empresas, gobiernos locales y organizaciones sociales para resolver problemas comunes⁸.

-Aprendizaje a lo largo de la vida: la vinculación no solo será con estudiantes jóvenes, sino con trabajadores en reconversión, adultos mayores y comunidades enteras.

-Vinculación digital: el contacto con el medio no se limita a la geografía. Plataformas virtuales y proyectos colaborativos en línea abrirán la posibilidad de extramuros digitales.

-Sostenibilidad y justicia climática: los proyectos vinculados al medio estarán crecientemente orientados a enfrentar la crisis ambiental.

-Ética de la inteligencia artificial: no bastará con enseñar a usar nuevas tecnologías: será necesario co-diseñar formas éticas de aplicarlas en contextos laborales, tal como recuerda la Unesco en sus orientaciones más recientes⁹.

En todos estos escenarios, la institución ESTP que entienda la vinculación no como obligación, sino como esencia de su misión, será la que logre mantenerse vigente.

La vinculación con el medio es, en definitiva, una respuesta a la pregunta fundamental: ¿para qué existe una institución de educación superior? La respuesta, en clave técnico-profesional, es clara: existimos para formar personas que transformen su entorno y que encuentren en ese proceso su propio desarrollo.

Como advertía Hannah Arendt¹⁰, la educación siempre implica introducir a las nuevas personas en un mundo común. Para ello, no basta con transmitir contenidos: hay que poner a los estudiantes en diálogo con ese mundo, con sus problemas y con sus posibilidades.

Cada experiencia de contacto con el medio: un proyecto en una empresa, una práctica profesional, una alianza comunitaria, un servicio a la región, es la confirmación de que no existimos para nosotros mismos. Vivimos para los demás, y en ese servicio aprendemos, nos transformamos y nos legitimamos.

Por eso vincularse con el medio no es solo una estrategia, sino un imperativo presente y futuro. Es el modo en que la institución técnico-profesional honra su misión, cumple su promesa y se asegura de que cada estudiante, al egresar, no solo tenga un título, sino también un lugar significativo en la sociedad.

Nota: Se utilizaron las IA Gemini 2.5pro y ChatGPT para descubrir ideas y concepciones relevantes de pensadores esenciales para entender la vinculación con el medio en una institución educativa de educación superior. La selección final de autores y fuentes, sistematicidad, vinculación de conceptos y redacción final es nuestra.

Notas al pie:

1)Freire, P. (2005). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI Editores.

2)Sennett, R. (2012). Together: The Rituals, Pleasures and Politics of Cooperation. Yale University Press.

3)Schwab, K. (2016). The Fourth Industrial Revolution. World Economic Forum.

4)Nussbaum, M. C. (2016). Not for Profit: Why Democracy Needs the Humanities (Updated ed.). Princeton University Press.

5)Eyler, J., & Giles, D. E., Jr. (1999). Where’s the Learning in Service-Learning? Jossey-Bass.

6)Castells, M. (2010). The Rise of the Network Society (2.ª ed.). Wiley-Blackwell.

7)Boyer, E. L. (1996). The scholarship of engagement. Journal of Public Service and Outreach, 1(1), 11–20.

8)Etzkowitz, H., & Leydesdorff, L. (2000). The dynamics of innovation: From National Systems and “Mode 2” to a Triple Helix of university-industry-government relations. Research Policy, 29(2), 109–123.

9)Unesco. (2023, 7 de septiembre; actualizada 14 de abril de 2025). Guidance for generative AI in education and research.

10)Arendt, H. (2006). Between Past and Future. Penguin Classics.

Bibliografía

Arendt, H. (2006). Between Past and Future. Penguin Classics.

Boyer, E. L. (1996). The scholarship of engagement. Journal of Public Service and Outreach, 1(1), 11–20.

Castells, M. (2010). The Rise of the Network Society (2.ª ed.). Wiley-Blackwell.

Etzkowitz, H., & Leydesdorff, L. (2000). The dynamics of innovation: From National Systems and “Mode 2” to a Triple Helix of university-industry-government relations. Research Policy, 29(2), 109–123.

Eyler, J., & Giles, D. E., Jr. (1999). Where’s the Learning in Service-Learning? Jossey-Bass.

Freire, P. (2005). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI Editores.

Nussbaum, M. C. (2016). Not for Profit: Why Democracy Needs the Humanities (Updated ed.). Princeton University Press.

Schwab, K. (2016). The Fourth Industrial Revolution. World Economic Forum.

Sennett, R. (2012). Together: The Rituals, Pleasures and Politics of Cooperation. Yale University Press.

Unesco. (2023, septiembre 7; actualizada 2025, abril 14). Guidance for generative AI in education and research.

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