En la Pastoral de la sede Puente Alto de Duoc UC hemos aprendido que servir no siempre significa hacer grandes cosas, sino que es estar muchas veces presentes donde se nos necesita. Una de las experiencias más enriquecedoras que hemos vivido como comunidad ha sido abrirnos al encuentro con los adultos mayores, reconociendo en ellos una fuente de sabiduría, ternura y fortaleza, lo cual nos recuerda que la dignidad en la vejez es un valor que debemos custodiar como sociedad. Además, es importante recordar que Cristo se manifiesta en los múltiples rostros del prójimo, entre ellos los adultos mayores, con quienes nuestros estudiantes y colaboradores han vivido estas experiencias de manera significativa.
Este camino lo hemos recorrido de la mano con clubes de adultos mayores, la Oficina del Adulto Mayor de la Municipalidad de Puente Alto, el Hogar de Cristo y la Fundación Las Rosas, en un trabajo que se ha visto fortalecido gracias a la colaboración del área de Extensión, con quienes hemos generado lazos sólidos con la comunidad externa, poniendo rostro y nombre a esa parte invaluable de nuestra sociedad que es la tercera edad.

Alumno como tutor en el taller alfabetización del celular para adultos mayores.
Los alumnos y colaboradores son los verdaderos protagonistas de este servicio. No son simples espectadores, sino actores principales: ellos planifican actividades, preparan materiales, café y galletas, guían talleres y, sobre todo, comparten tiempo y atención sincera. En cada mirada, en cada gesto de paciencia, se refleja el compromiso de toda la comunidad educativa por honrar y acompañar a quienes han recorrido un largo camino en la vida.

Alumnos visitando hogar de adultos mayores Santos Arcángeles
En las visitas que realizamos a los hogares suceden cosas realmente profundas y llenas de relevancia para las vidas de los alumnos y alumnas, por ejemplo, algunos estudiantes, nos contaban que, al compartir con ellos, recordaron a sus propios abuelos; algunos incluso pudieron vivir un cierre emocional que nunca habían tenido, una despedida que el tiempo no les permitió tener y encuentran un significado a la visita mucho más trascendental de lo que nosotros pudiésemos haber planificado.
Allí, entre abrazos, oraciones, dinámicas y canciones, se tejen historias que quedarán grabadas para siempre en la memoria de quienes participan.

Alumno escuchando a una adulta mayor en el hogar Santos Arcángeles


Adultos mayores junto a alumnos tutores en el taller de alfabetización del celular.
Pero no solo salimos a visitarlos, también hemos abierto las puertas en nuestra sede y se han vivido momentos llenos de significado. Cuando los adultos mayores ingresan a nuestros pasillos, el contraste visual es evidente: cabellos blancos junto a mochilas juveniles, pasos pausados junto a caminatas apresuradas. Ese contraste, lejos de separar, une. A veces dice más que la propia actividad, porque nos recuerda que la vida es un continuo caminar, y que cada generación necesita de la otra.

Entrega de certificados de participación del taller de alfabetización del celular para adultos mayores.
Entre las actividades más significativas está el taller de alfabetización del celular. Para nosotros, enviar un mensaje, abrir una aplicación o recibir una foto es algo cotidiano; para ellos, era un mundo nuevo. Durante las jornadas de aprendizaje, alumnos y colaboradores fueron tutores pacientes, explicando con calma y celebrando cada pequeño logro. El taller culminó con una emotiva entrega de certificados de participación. Las palabras que escuchamos ese día nos acompañarán siempre:
- “Vine a la universidad, le diré a mi nieta.”
- “Nunca pude estudiar porque tenía que ser mamá y en esos tiempos no se podía.”
- “Este es mi primer diploma por aprender algo”.
En medio de aplausos y ojos llorosos, comprendimos que no solo enseñamos a usar un celular: dimos herramientas para reconectar con el mundo y, sobre todo, para recuperar la confianza en sí mismos.

Taller armado de ramito (Semana Santa) junto a adultos mayores de la comuna
También hemos desarrollado talleres manuales y creativos, como el armado de ramitos para Semana Santa y la confección de escapularios para la Virgen del Carmen. En ellos, alumnos, colaboradores y adultos mayores trabajan codo a codo, compartiendo historias de fe, recuerdos familiares y risas que hacen olvidar el paso del tiempo.
Nuestras celebraciones y misas han abierto un espacio de encuentro espiritual. Hemos abierto las puertas de la capilla para que los adultos mayores tengan un lugar donde orar, encender una vela o simplemente descansar en silencio. Sabemos que, para muchos de ellos, la soledad pesa; y encontrar en nuestra sede un refugio de oración es un regalo que les devuelve paz y sentido de pertenencia.

Coro adultos mayores, misa miércoles de ceniza (inicio de la Cuaresma)
Más allá de lo que hacemos, lo que más valoran es nuestra presencia real. No es solo la actividad en sí, sino la manera en que se sienten mirados, escuchados y respetados. A veces, una conversación sin prisa, un abrazo sincero o un “¿cómo está?” vale más que cualquier manualidad o taller. Y lo cierto es que ese intercambio también transforma a nuestros estudiantes: aprenden paciencia, empatía y un sentido profundo de comunidad que no se enseña en una sala de clases.

Alumnos y colaboradores junto a adultos mayores realizando actividades lúdicas de estimulación motriz.
Son nuestros alumnos los más agradecidos de estas actividades, en principio les cuesta soltarse, por miedo o porque nunca han hecho algo así; pero de a poco se empoderan de su rol y son ellos mismos quienes después nos retroalimentan diciendo que han logrado algo que pensaban imposible. Incluso en su camino vocacional, descubren sentido al conversar con los adultos mayores, por ejemplo, un alumno de la carrera Preparador físico, nos comentó: “Cuando me titule quiero hacer este tipo de talleres”. Y finalmente ellos son quienes invitan a otros compañeros a que vivan la experiencia.
En una sociedad que muchas veces prioriza la rapidez y la productividad, detenernos para compartir con los adultos mayores es un acto contracultural. Es decirles con hechos: “Tu vida importa, tu voz cuenta, tu historia nos inspira”. Esa es, en esencia, la misión de nuestra pastoral: construir comunidad, tender puentes y humanizar nuestros espacios en sede.
En la Pastoral de la Sede Puente Alto, seguiremos fortaleciendo este vínculo intergeneracional, sabiendo que cada encuentro deja huellas invisibles pero duraderas. Porque escuchar el pasado y sembrar futuro no es solo una frase bonita, es una manera de vivir, de aprender, de evangelizar, forjar apostolado y hacer presente el amor de Dios en medio de nuestra comunidad.

Adulto mayor, residente de la Fundación Las rosas
Al mirar a los adultos mayores a los ojos, recordamos las palabras de Jesús: “Todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos, por mí lo hicieron” (Mt 25,40). En cada arruga hay una historia, en cada sonrisa hay gratitud, y en cada silencio, la presencia viva de Cristo.
Servirles no es un acto de caridad, sino un acto de justicia y de amor. Y mientras sus manos se entrelazan con las nuestras, comprendemos que la vida plena se encuentra en este intercambio: ellos nos regalan su sabiduría, y nosotros les ofrecemos simplemente nuestro presente.
Carlos Gallardo
Simplemente son experiencias que alegran la vida de las demás personas y las de uno mismo, esto nos entrega una gran enseñanza que sería, no debes de tener todo para poder ser feliz, con solo escuchar y comprender al de al lado ya con eso basta, simplemente agradecer la instancia que pudimos compartir como equipo y alumnos ✨💕