La mejor cara de Valparaíso no hubiera existido sin los desafíos geográficos de los cerros, sin el espíritu de desarrollo industrial y tecnológico de finales del S.XIX o sin la participación de personas diversas que arribaban de todas partes del mundo a la ciudad puerto. Estos valores fueron destacados en el texto de la declaratoria del centro histórico de la ciudad como Patrimonio Mundial de la Unesco en 2003, el que también hacía referencia en ese momento a los condicionantes que debían ser resueltos para garantizar la preservación de la ciudad para el disfrute de futuras generaciones: la recuperación económica, las necesidades sociales de la ciudad, el resguardo frente a riesgos socio-naturales y la vulnerabilidad de los materiales constructivos que sostienen la arquitectura que disfrutamos quienes recorremos la ciudad.
Este panorama desafiante, presentado hace ya casi veinte años, sembró esperanza y fuerza en comunidades e instituciones públicas y privadas. Duoc UC se sumó a ese esfuerzo de manera temprana, abordando la necesidad de formar personas capaces de intervenir en la materialidad de la ciudad, de acuerdo con los planes y proyectos que debían ser desarrollados por instituciones públicas e inversionistas.
En un momento en el que no existían las capacidades técnicas en Chile, la colaboración con la agencia de cooperación internacional IILA – organizzazione internazionale Italo-Latino Americana- permitió la formación de los primeros formadores y estudiantes de la carrera Técnico en Restauración Patrimonial en 2007. Desde su creación, los distintos equipos de la carrera – estudiantes, docentes, administrativos – comprendieron la necesidad de colaborar de manera permanente y proactiva para llevar adelante un desafío complejo y que requería de la alineación de muchas voluntades. Mientras se esperaba el desarrollo de un plan director para la ciudad y la llegada de incentivos a la inversión pública y privada, las patrullas patrimoniales, la restauración del Arco Británico, la participación en obras de restauración desde Playa Ancha y el mismo rescate del Edificio Cousiño, actual Centro de Extensión de la sede Valparaíso, da cuenta de ello. El eslogan de ese momento era “Chile necesita muchos, Duoc UC los forma”.
Este año, cerca del veinte aniversario de la declaratoria de Valparaíso como patrimonio mundial, en una ciudad golpeada no solo por el paso del tiempo, sino también por el estallido social y la Pandemia, retomamos esa vocación de servicio a la ciudad invitando al diálogo y a la conexión con fuerzas renovadas y con la esperanza de nuevas señales en la ciudad, como la licitación por parte del Servicio Nacional de Patrimonio Cultural del proyecto de transformación del Palacio Subercaseaux en archivo regional o la creación de la nueva Corporación Municipal para la administración del Sitio de Patrimonio Mundial.
Solo este año y con este nuevo impulso invitamos a nuestra comunidad interna y externa a volver a encontrarse en torno al patrimonio, inaugurando el año académico con la charla del ex subsecretario de Patrimonio Cultural Emilio de la Cerda ¿Cómo espera Valparaíso los 20 años desde la declaración de Ciudad Patrimonio de la Humanidad?, organizado junto con el Museo Baburizza conversatorios que invitan a la reflexión sobre el patrimonio, colaborando con las obras de la emblemática Iglesia San Francisco de Barón en la restauración del imaginario religioso del templo a través de pasantías de formación docente y participando junto con ocho entidades del ámbito educativo, empresarial y comunitario en la creación del primer festival Terrapuerto que invita a transmitir la importancia de una adecuada intervención sobre una ciudad con piel ornamentada y huesos de madera y tierra. A esto sumamos nuevos desafíos de colaboración interdisciplinar con la carrera de Técnico Topógrafo para el registro digital avanzado de bienes de valor patrimonial en riesgo, que esperamos nos abra las puertas para seguir avanzando también en el desarrollo de tecnología e instrumentos que faciliten la tarea de intervenir una ciudad extensa y con muchas necesidades e inculcando a nuestro alumnado la importancia de la colaboración para la resolución de desafíos complejos.
A casi veinte años de la declaratoria de la ciudad y a quince de la creación de la carrera, nuestros titulados participan de manera constante en proyectos de restauración patrimonial de todo Chile, aportando activamente a la conservación del patrimonio y como institución seguimos avanzando en un compromiso de colaboración interdisciplinaria e interinstitucional y en la generación de los conocimientos que serán imprescindibles en el momento en que parafraseando a Emilio de la Cerda, se concreten los proyectos necesarios para pasar del diagnóstico a la acción.
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