Hoy no es sorpresa escuchar o leer en los distintos medios como el contexto de la educación en Chile está en proceso de cambio o, más aún, sometido a una revisión para un nuevo diseño y marco regulador.
Los motivos de por qué estamos como país embarcados en este desafío, son múltiples y diversos, no es mi intención analizarlo pero sí notar lo que ya a esta altura es obvio y aprender de ello. Las condiciones de acceso a la educación, los perfiles de actores del sistema, las necesidades del país, los volúmenes de estudiantes, los mecanismos de financiamiento, los estándares de calidad y la visión del sistema, todos con los cuales se diseñó la actual estructura del sistema de educación ya nos son aplicables, por lo tanto el sistema decrece en calidad y es imprescindible y necesario volver a revisar, actualizar y diseñar.