Los Desafíos centrales de la ESTP

Los Desafíos centrales de la ESTP

Al mismo tiempo, este sector de la educación del país, donde Duoc UC juega un importante rol, enfrenta desafíos importantes en áreas como el acceso a condiciones de financiamiento equitativas, estándares y criterios de acreditación y calidad, institucionalidad de sus principales actores, y particularmente en su representatividad en los espacios de discusión pública y diseño de políticas del país que podrían afectar su posible desarrollo.

Uno de los puntos que estaría produciendo esta situación se debe a un profundo desconocimiento en general de la sociedad y especialmente desde el liderazgo del país, en cuanto a las características, fortalezas y debilidades de la ESTP.  Esto, particularmente en contraste con la educación superior universitaria más tradicional, donde se han formado la casi totalidad de los actores relevantes en las discusiones relevantes a las políticas de desarrollo del país y de la educación.  Este primer desafío, uno político y de comunicación, se ve agravado por la aún incipiente práctica de integración y colaboración entre los principales actores de la ESTP (recordemos que el Consejo de IP y CFT acreditados tiene escasos 4 años de existencia).  Así las cosas, existen algunos puntos centrales en los que la ESTP, y las instituciones que la conforman, deben dar pasos acelerados para alterar la visión que existe sobre ella desde la sociedad, los sectores productivos y la autoridad en general.

En primer lugar, la ESTP debe dejar de ser vista como la hermana pequeña de la educación superior. Esto, en referencia a que la ESTP tiene un rol tan relevante en el desarrollo del país como el resto de la educación superior, reconociendo a su vez que dadas sus características considera sentidos de logro, calidad, pertinencia y áreas de acción que son distintos (en múltiples dimensiones) a los de la educación superior universitaria tradicional.  Al ser medida con los estándares de la educación superior universitaria, la ESTP queda puesta en una situación de menoscabo.  Es una necesidad para la ESTP desarrollar una nueva relación con la sociedad en general y con la autoridad en particular, que la posicione como un sector igualmente relevante y valioso para el país, tal como lo han logrado realizar las economías y sociedades más desarrolladas.

Al mismo tiempo, la ESTP debe dejar de ser vista como la hermana pobre de la educación superior.  Por el mismo motivo que el punto anterior, y esta vez frente a la necesidad de aumentar el acceso y la equidad en la educación superior, es que los mecanismos de acceso a financiamiento especialmente público, tanto de los estudiantes como el de las instituciones, debieran permitir el desarrollo de todo el sistema educativo, y no excluir a un sector en específico.  Cuesta entender modelos que buscan aumentar la equidad, pero discriminan negativamente a los sectores socioeconómicos con menores posibilidades de acceso, como hoy está ocurriendo.

Otra dimensión de la pobreza que enfrenta la ESTP se relaciona al nivel de pertinencia y calidad de los programas que se busca desarrollar desde las universidades, quienes buscan implementar modelos educativos universitarios, hacia prácticas de formación técnico profesional que terminan teniendo una baja pertinencia y bajos estándares de calidad.  Entendida como una versión deslavada de una carrera universitaria, una carrera técnica queda como una versión limitada y pobre del original.  La ESTP debe ser capaz de exponer y resaltar las características específicas y el aporte de valor para el país de este sector de la educación.

Dicho todo lo anterior, pareciera que los desafíos de la ESTP quedan acogidos en una propuesta de posicionamiento comunicacional y la sensación de “hermana pequeña o hermana pobre” de la educación superior en un injusto análisis de la realidad.  Esto no debe entenderse así.  Hoy la ESTP, particularmente las instituciones de educación que la conforman (particularmente los IP y CFT, considerando que muchas universidades dictan también carreras técnicas) deben enfrentar una serie relevante de desafíos que hoy afectan a sus instituciones y a la ESTP en general.

Estos desafíos principalmente se relacionan a los niveles de madurez y solidez de los proyectos educativos de las instituciones que conforman la ESTP.  En particular, luego de una década de un fuerte crecimiento y consolidación, hoy el sector se caracteriza por contar con un número pequeño de grandes instituciones (medidos en el tamaño de su matrícula) y un gran número de actores locales de pequeña escala y muchas veces de un bajo nivel de calidad.  Si bien cada uno de estos grupos tiene sus propias características, las primeras intentando mantener un estándar de calidad homogéneo frente a las diversas necesidades y particularidades de las localidades que atienden, y las otras, buscando sostener y desarrollar un modelo educativo de nicho que se ve amenazado por los más grandes.

En el marco de esta heterogeneidad, sí es posible determinar algunos focos relevantes de atención a resolver por la ESTP.  En primer lugar, desde la institucionalidad, existen grandes diferencias entre los diversos actores que participan en este sector.  Independiente de la discusión del lucro, los rangos de propiedad en los IP y CFT pasan desde corporaciones, fundaciones y empresas, las que son partes de fundaciones, asociadas a universidades, o directamente empresas familiares o fondos de inversiones. En esta misma dimensión, la escala también es un factor relevante, se habla de CFT que tienen menos de 100 estudiantes y hay IP  que cuentan con matrícula de varias decenas de miles de estudiantes.  Esta heterogeneidad hace difícil establecer una mirada única y clara sobre qué es y quiénes conforman la ESTP. 

Por otro lado, desde la solidez de los modelos educativos y la pertinencia de programas, al no existir medidas claras de calidad en este nivel, muchas instituciones del sector se ha excluido de los procesos de acreditación institucional y de programas, por lo que este sector tiende a ser relativamente oscuro en cuanto a información y validación hacia un “mercado de la educación” que ha ido madurando en este sentido.  Así, varias dimensiones relacionadas en cuanto a calidad son altamente dispares entre las instituciones, tales como pertinencia y tamaño de matrícula de programas, estándares de habilitación de talleres y laboratorios, mecanismos de formación y evaluación docente, apoyo estudiantil, deserción, rangos de titulación y empleabilidad de los egresados.  Todas estas son dimensiones en las cuales la ESTP tiene mucho que demostrar aún frente a sus propios estudiantes.

Por último, desde la presencia local, los estándares y el desafío de mantenerlos a nivel local, todas las IES deben fortalecer su capacidad de mantener un nivel de calidad pertinente para los requerimientos del mercado laboral que atienden, a medida que grandes instituciones de cobertura nacional o las instituciones locales más pequeñas tratan de sostener sus modelos el localidades cada vez más pequeñas, o compiten en mercados cada vez más saturados. Este efecto se traduce en que hoy el estándar de calidad en una sede pequeña puede ser muy distinto al que puede contar una sede mayor, incluso dentro de una misma institución.

Con todo lo anterior, y volviendo al punto inicial, es de esperar que en los próximos cinco años, más del 50% de la matrícula total de educación superior será técnica, más que universitaria.  Junto a esto, los radicales cambios que enfrenta hoy nuestra sociedad, al igual que los cambios en el mundo del trabajo generados por la globalización y la irrupción de las tecnologías de información, por lo que es previsible que el futuro cercano será aún más desafiante para el sistema educativo en general.  ¿Estará la ESTP a la altura para responder apropiadamente?

Francisco Valdivia H.

Director de Desarrollo Académico Duoc UC

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