El problema de la deserción o, dicho en sentido positivo, la preocupación por la permanencia estudiantil es de alta complejidad abordarlo para todos los niveles educativos. Ha sido un esfuerzo de muchos años y en todo el mundo, el de situar este tema entre los más urgentes de considerar para toda institución educacional.
Desde hace cuatro décadas se han comenzado a estudiar las causas del fenómeno y diseñado iniciativas que apuntan a la mitigación de la retirada de estudiantes de las distintas instituciones formales. De tal modo que hoy tenemos insumos teóricos y ciertos modelos explicativos que nos permiten sustentar y creer en ciertas “buenas prácticas” que aumentarían la permanencia y que disminuirían la deserción.